¿Tolerarías a un jefe como tú?
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Hay ciertas palabras de nuestro idioma –como sociedad mexicana– que nos hacen temblar y crear prejuicios. Desafortunadamente una de ellas es el vocablo “jefe”. Años atrás, al patrón se le relacionaba con un terrible dolor de cabeza: aquella persona que lejos de apoyar y guiar en el seguimiento de objetivos empresariales, se convertía en la peor pesadilla de un colaborador y no lo dejaba ni cachar ni pichar ni batear. Aunque todavía hay jefes chapados a la antigua, también hay directivos que inspiran con su carisma, pasión y resiliencia.
¿Cuál fue tu experiencia? ¿Alguna vez tuviste un perverso jefe que intentó aniquilar tu talento y ánimo? ¿O fuiste de los afortunados que se topó con un mentor? Y, hoy en día, ¿qué tipo de jefe eres? ¿Tolerarías a un jefe que fuera como tú? ¿Qué admirarías de él? ¿Qué detestarías de su liderazgo? ¿Qué harías para generar un cambio en su estilo gerencial y mejorar la empresa?
El líder es como un director de orquesta: todos tienen la mirada puesta en él, están atentos y esperan sus instrucciones; si está de mal humor, dirigirá agresivamente, contagiará a los músicos y así ejecutarán los instrumentos; si está cansado o deprimido, coordinará pasivamente y la obra será un fracaso. He ahí la importancia del puesto.
Si quieres saber cómo te percibe tu equipo de trabajo, eleva el observador y ve fríamente cuáles son tus aciertos, fallas y áreas de oportunidad. Pregúntate con frecuencia ¿Me gustaría tener un jefe que fuera como yo? Vamos, no te engañes; si es un no, nadie se enterará, solo quien debe saberlo: tú. Independientemente de lo que contestes, pregúntate también el porqué. ¿Qué te gusta y qué no de ese jefe y cómo puedes ayudar a potenciar su talento? Las respuestas te sorprenderán.
Dominio Comunicación: Comunicación efectiva para tu vida personal y profesional. (55) 2212 7220.