Vivir mejor tras una pérdida
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En la vida desde pequeños nos motivan a prepararnos para estudiar, trabajar y alcanzar metas. Pero raramente nos enseñan cómo enfrentar las pérdidas que, de forma natural, se producen en la vida. Puede tratarse de la pérdida de un familiar, una mascota, un cambio de residencia o bien de una condición, como sucede tras un divorcio, una enfermedad o en nuestro caso una pandemia lo cual de alguna manera cortó nuestro anterior estilo de vida.
En muchas casas se están viviendo distintos duelos, muchos de ellos a distancia lo cual está demandando mayor sensibilidad familiar y lo mejor de nuestra inteligencia emocional.
Cuando entramos en un duelo sin información ni experiencia, nos encontramos en un territorio desconocido. Hay muchos aspectos prácticos, emocionales y hasta espirituales que de pronto tenemos que resolver. Ante una pérdida, nuestro mundo puede volverse caótico, y a cada miembro de la familia le impacta distinto, tanto si ya lo esperábamos como si se trata de algo imprevisto.
En mi experiencia hay ciertas recomendaciones que pueden apoyarnos a lograr que un duelo se resuelva de manera armoniosa y podamos reestablecer nuestras vidas de una manera más sana:
La primera recomendación es que logres ubicar tu estatus dentro del Ciclo del Duelo (el tuyo y/o de tus seres queridos) me gusta la propuesta de Evelyne Bissone en donde establece 7 etapas de manera súper puntual: Shock/Parálisis, Negación, Enojo/Rebelión, Tristeza, Perdón, Aceptación y finalmente el camino a la Serenidad Paz.
No tengas prisa, no te presiones en avanzar de una etapa a otra. Date el tiempo para entender y reflexionar sobre lo que pasó. El duelo es un periodo especial de tu vida que no puede digerirse desde el primer momento. En la medida de lo posible, permítete una pausa y reconoce que estás viviendo un duelo. No hay fecha concreta para finalizarlo. Cada duelo es único y sigue su propio curso, se flexible y procura retomar tu rutina poco a poco.
Solicita cercanía y ayuda. Viviendo un duelo, hasta las más pequeñas responsabilidades pueden volverse labores agotadoras por lo que es importante pedir apoyo. Debido a todo lo que estamos procesando interiormente, es natural que nos cueste trabajo concentrarnos y perdamos la atención en el presente, cuidado porque esto puede hacernos susceptibles a accidentes.
Expresa lo que sientes. Es saludable comunicar lo que sentimos. Procura hacerlo con personas que te importan y tú les importas. Compartir tu experiencia es un ejercicio sanador y es un indicador de que ya estás aceptando lo que te está ocurriendo.
Es bueno llorar. El llanto tiene un efecto regulador del organismo y produce una sensación de liberación y relajación necesarios para seguir avanzando. Date permiso de llorar solo ó acompañado. No importa tu género, edad o status, el llanto es la sana expresión de la tristeza. Reprimir el llanto sólo te provocará más ansiedad e irritabilidad.
Monitorea tu cuerpo. También es importante detenerte a revisar cómo te sientes físicamente. Los dolores de cabeza, migrañas, problemas gastrointestinales, mareos y dificultades respiratorias son los malestares más comunes. Reposo físico y buena alimentación son clave.
Conecta con la naturaleza. El contacto con lo natural es un gran regulador de todos los seres vivos. Respirar aire fresco, exponerse a la luz del sol, abrazar un árbol, tomar un breve paseo en el parque o acariciar un animal pueden tener un efecto maravilloso sobre una persona que comienza a atravesar una situación de duelo.
Tú debes saber que sanar una pérdida no es un proceso lineal y que cada persona lo vive muy diferente. Habrá días de avance y bienestar y otros en donde sentiremos que estamos en el inicio, pero no es así. Si te comprometes a vivir de manera consiente cada etapa de tu duelo podrás retomar la ruta hacia la paz y la serenidad con mayor facilidad cada vez que te sientas regresar. Por último, si estás estancando en alguna etapa busca ayuda profesional. Todos podemos superar nuestras pérdidas, algunos lo haremos solos y otros acompañados, el chiste es darte cuenta que necesitas para reconstruirte y vivir en la Paz. El resto de tu vida te está esperando y te lo agradecerá.