¿Por qué se está hablando de recesión económica en México?
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México se encuentra en una situación muy complicada, empezando porque su marco legal simplemente no funciona, o funciona para quien las autoridades quieran. Para ejemplo, el todavía hoy gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco no quiere dejar la gubernatura a pesar de que es contendiente para una diputación plurinominal. Es el único candidato que no respetó la norma de no estar en un puesto público 90 días antes de la elección. Sigue en su puesto y es contendiente, véase nada más la incapacidad legal y de respetar la ley en México. Insisto, las leyes parecen ser solo para algunos y no aplican para otros, sobre todo si son políticos. Este asunto, entre otros, genera problemáticas a varios niveles, empezando por las inversiones productivas, que están empezando a bajar su nivel de crecimiento, como es normal en este país, hasta que no se sepa quién será el siguiente presidente o presidenta. Sin embargo, hay preocupación en entre los agentes económicos porque si el nearshoring va a durar 5 años, ya pasó el primero (2023) y este 2024 estaremos con problemas políticos, solo podremos capitalizar en términos reales dos o tres años. Otra vez, perderemos en el ámbito económico una oportunidad de oro como sucedió con el famoso “bono poblacional” del que ya nadie habla porque ya no hay nada que hacer, más que guardar silencio.
Así como lo legal se está convirtiendo hoy por hoy en uno de los temas centrales de la falta de crecimiento económico para este año y el siguiente, otro tema central es el de Pemex y la CFE, que juntas conforman la base de la política energética nacional y que de no darles la atención correcta, empezaremos a padecer lo que ya nos dio a probar este gobierno a principios del sexenio: escasez de gasolinas y apagones, pero peor aún, una crisis de las finanzas públicas que llevarán forzosamente a una recesión cuando menos. Pemex ha tenido pérdidas por 876 mil millones de pesos, más lo que se siga acumulando. Además, la producción de crudo al inicio de este sexenio era de 1.83 millones de barriles diarios y ahora está en 1.55 millones de barriles al día.
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Lo que es peor es que el presupuesto para 2024 contempla una producción de 1.85 millones de barriles diarios. Así no saldrán las cuentas. Si a eso le agregamos que las reservas petroleras han disminuido 11 por ciento a partir del inicio de este gobierno, tampoco se puede esperar mucho. Por si usted no lo recuerda, durante 2023 Pemex recibió del erario 870 mil millones de pesos, a pesar de que la petrolera, nuestra petrolera, no paga impuestos y por si fuera poco tiene una deuda interna de 730 mil millones de pesos. Nuestros impuestos están financiando una empresa pública que estaba diseñada para generar utilidades y de esta forma poder generar más recursos gubernamentales.
Eso no sucedió, y lo peor es que ahora se tendrán que utilizar más recursos públicos porque se ha contraído más deuda para “intentar” salvarla. No me lo tome a mal, no quiero que quiebre pero hay otras prioridades que este dinero tirado a la basura, mejor dicho, regalado a los ricos (que tienen bonos de la empresa que están garantizados por nuestros impuestos) podrían cubrir como la salud, educación o infraestructura que hace tanta falta. Tampoco se habla mucho de que hay en la empresa una cantidad de jubilados impresionante y con una cantidad de beneficios imposibles de sostener. Se había dicho que para 2025 habría más jubilados que personal en activo. Tampoco se dice mucho sobre la inmensa deuda que se tiene con los proveedores desde hace ya más de 6 años.
Mismo caso en la CFE, deudas a proveedores, sistemas de producción obsoletos y muy contaminantes. Se utiliza todavía combustóleo para producir electricidad por lo que ciertas empresas han decidido no venir a México, su compromiso ambiental les impide utilizar energía eléctrica altamente contaminante. Se sabe a ciencia cierta que la producción de electricidad en México es con carbón en más de un 80 por ciento y no se han hecho esfuerzos para cambiar la tecnología en aras de producir más a menor costo. También las prebendas sindicales son un lastre para la empresa y, desde luego, para todos los mexicanos que pagamos una energía muy cara. Para el caso de las empresas, esto es más complicado porque hay regiones del país donde no hay disponibilidad de energía.
Otro asunto que se enfrenta es que la tasa de interés de referencia, al empezar a bajar, puede generar falsas expectativas entre los inversionistas. El día de ayer, el Banco de México disminuyó la tasa tal y como se esperaba de 11.25 a 11 por ciento. Sin embargo, un punto a notar es que antier la Reserva Federal en Estados Unidos decidió dejar su tasa de referencia sin cambios, en 5.5 por ciento. Esto refleja dos visiones del futuro opuestas. Para los “gringos” la inflación no ha cedido y está muy lejos de donde se quiere (no más de 2 por ciento) por eso no debe haber cambios a las limitantes de crecimiento económico. Caso contrario, en México se empiezan a echar las campanas al vuelo porque ya estamos más cerca del objetivo del 3 por ciento de inflación. Como se sabe, a mayor tasa de interés se espera una menor tasa de inflación. En consecuencia, en México ya se tiene la idea de que a partir de esta reducción de la tasa, se podría esperar una bajada recurrente en lo que resta del año. Nada más falso que eso, ya lo había dicho el subgobernador Jonathan Heath en comunicados anteriores, que la reducción de la tasa no debe tomarse como una señal de una baja continua en la tasa de referencia sino como una señal de ajuste temporal ante una inflación menor, no a un objetivo logrado.
Uno se preguntará por qué es importante hablar de la tasa de referencia de Banxico, porque ante el aumento desproporcional de la deuda actual y la que seguramente se tendrá que contraer para el año siguiente, la tasa de interés se vuelve un elemento crítico. Para todos los que tenemos deudas, la tasa de interés determina en muchos casos, hasta si se puede pagar lo que se debe o no, de ese tamaño es la importancia de este asunto. Ya bajó marginalmente la tasa, eso es un respiro para la nación y hasta para Coahuila misma que pagará menos intereses. Sin embargo, todavía falta una reducción mayor de muchos puntos base para poder eliminar los nubarrones de una recesión. Sabemos que se necesita dinero y que este no vendrá de una reforma fiscal, ya que es algo que el partido en el poder no quiere usar por el costo político que tiene.
En conclusión, en las campañas presidenciales actuales no hay una sola alusión a ninguno de estos problemas y en consecuencia tampoco hay soluciones. Es claro que hay preocupación por lo económico para el siguiente año, pero nadie lo dice abiertamente, solo es motivo de conversaciones privadas y desde luego, de analistas. No hay que olvidar que el propio presidente López Obrador lo dijo, en 2025 puede haber problemas en la economía, y todo parece indicar que así será, y hasta lo dicen los otros datos.