Procesos de cambio: de la colectividad al individuo
Cuando se viene de una cultura donde ha predominado la colectivización en la transmisión de ideas, donde se uniformó por mucho tiempo la información, cuando se producían mensajes destinados a un único público, es novedoso encontrarse con la cada vez más acendrada individualización y la emisión de información a seres únicos.
Esto es lo que en la actualidad está ocurriendo. Hay muchas alternativas que van dirigidas al público desde una perspectiva individual.
Veníamos de una historia en donde los relatos que se contaban estaban centrados en la mencionada colectividad: iba desde los libros, como por ejemplo podemos poner aquí “El Mundo Feliz”, de Aldous Huxley, o “Fahrenheit 451”, de Ray Bradbury, en donde ambos abordan a grupos de sociedades que pretenden igualar a sus miembros.
El presunto mundo feliz apostaba a que los distintos grupos fuesen iguales entre sí. Pero a fin de cuentas siguiendo las mismas normas de vida que los mantenían sujetos a la masa. En “Fahrenheit 451” los miembros de la ideada comunidad serían felices si todos se mantenían alejados de los libros, de ahí la importancia de quemar todas las bibliotecas, para que no existieran seres únicos, individuales y pensantes que pudiesen romper con la sociedad institucionalizada como la mejor.
En la vida real, por muchos años, desde su nacimiento, la televisión apostó a grandes públicos, considerados como uno solo. Por mucho tiempo eran contenidos dirigidos a una enorme y difusa masa que tenía su asiento, lo mismo en estados tan alejados como Baja California, Quintana Roo, Hidalgo, Sonora, Zacatecas, Nuevo León, Oaxaca y Coahuila. Les llegaban únicos mensajes a través de la única televisora, hasta que empezaron a surgir otras, pero las cosas apenas cambiaron en algo. Seguía siendo un público monolítico.
Con el arribo de internet, las cosas cambiaron notablemente: la experiencia del acceso a la información y al entretenimiento comenzó a ser individual. Y eso que arrancó hace apenas unas cuantas décadas, es ahora el pan de todos los días.
Se accede a cualesquier tipos de plataforma para volver único el encuentro con las mil y una informaciones que se encuentran en la red.
Resulta de gran interés este encuentro personal pues las elecciones que cada uno toma revelan su personalidad a tal grado que son los mismos sistemas digitales los que se encargan de ofrecer, gracias a los algoritmos, lo que en teoría le interesa al usuario.
Nuestra comunidad digital llena de sorpresas: esa experiencia que es única, al mismo tiempo se materializa de nuevo en la colectivización, volviendo al punto de partida: así, si algo se convierte en “viral”, entonces de nuevo estamos frente a una suerte de hermandad entre quienes ni siquiera se conocen entre sí, pero ya forman parte de un grupo que no tiene una forma determinada, y que en un momento dado así como se formó también puede desintegrarse para llegar a formar otra colectividad con otros tema de interés.
Esta es la época que nos ha tocado vivir y que tiene sus retos. La individualización, en conclusión, se ha vuelto un punto de vista importante de abordar a la hora de considerar los contenidos formados en las redes y los medios de comunicación. Pero tanto unas como otros no dejan de tener presente que sigue siendo la colectividad la que está detrás de cada uno de los individuos, con sus gustos, sus preocupaciones, sus intereses.
Y es esto lo que nos lleva a pensar en cómo cada contenido debe atrapar a uno en particular, pero seguir interesando a los grupos en general: eso que llamamos sociedad y que aun detrás de un celular o de una computadora tantas cosas está tratando de decir.