Reflexión del poder y fuerza de la naturaleza: dos libros y una película

Opinión
/ 18 febrero 2025

Está en la mesa lo que dispara la trama; la inundación, la falta de humanos en el planeta: la destrucción de la humanidad. ¿Qué la causa?

El autor del libro “Fahrenheit 451”, Ray Bradbury, escribió en una ocasión que cuando tenía 19 años acudía tres días a la semana a una biblioteca debido a que no tenía dinero para comprar libros. Leía cuanto podía. Y, al alcanzar los 27, había leído casi todos los libros de ella.

Me gustaría, dijo, recordar una cosa: “Los seres humanos nunca debemos olvidar que se nos ha asignado sólo un lugar muy pequeño en la tierra, que vivimos rodeados de una naturaleza que fácilmente puede recuperar todo lo que alguna vez le ha dado el hombre.

“No le cuesta absolutamente nada borrarnos a todos de la faz de la tierra o inundar las aguas del océano con su solo aliento, sólo para recordarle al hombre una vez más que no es tan todopoderoso como todavía tontamente piensa”.

TE PUEDE INTERESAR: Reducir, reusar y reciclar: estrategias fundamentales en el cambio de paradigma ambiental

En la novela de Cormac McCarthy, “La Carretera”, la trama aborda una visión apocalíptica de la destrucción de la humanidad. No se dice cómo ocurrió, nos presenta tan sólo a un padre con su hijo en una carretera en un andar que no sabemos hacia dónde conduce. Un hombre le dispara con una flecha al padre y este queda herido. Muchas son las vicisitudes que ambos tienen que enfrentar, con el padre herido, el paisaje desolado, el hambre. Hasta que, finalmente, el hombre sabe que no podrá continuar su camino con el hijo.

A él le dice que estarán permanentemente juntos mediante la oración. Muere. El niño permanece junto a él, hasta que un hombre con su familia lo logra convencer de formar parte del bando bueno. De toda la gente que habían visto en el camino, unos eran delincuentes; este que lo encuentra con su familia es una buena persona. Lo convence de seguir junto a ellos.

Vale la pena la declaración de Bradbury, el recuerdo aquí de la novela de McCarthy, para reflexionar en la premisa de la película “Flow, un Mundo que Salvar”, de puntual actualidad. Cinta animada, está nominada al Premio Óscar 2025 como Mejor Película Internacional y como Mejor Película Animada.

La trama de Flow empieza a operar a partir de una inundación. Los seres humanos no se ven por ninguna parte, pero sí lo que son restos de su presencia en el mundo: edificios, casas y, de manera personal, la que habitaba el gato protagonista de la historia.

Aunado a los efectos de la inundación, está la potencia del argumento. Son los animales los únicos supervivientes que, utilizando su instinto de conservación, logran enfrentar el poderío de la naturaleza.

Dirigida por Gints Zilbalodis, retrata a una sociedad que todo lo perdió, cuyos restos van quedando sepultados bajo el agua, un muy buen escenario para la forma en que el gato gris logre salvarse, y con él los demás animales que pudieron hacerlo también, algunos con la ayuda de los que ya estaban a salvo.

Una película sin diálogos ha conmovido al gran público por la forma en que se construyeron los personajes y una historia de resiliencia, solidaridad, valentía y espiritualidad.

Pero no queda sólo en esto la reflexión. Está en la mesa lo que dispara la trama; la inundación, la falta de humanos en el planeta: la destrucción de la humanidad. ¿Qué la causa? ¿Qué es lo que hay detrás de ella para que únicamente sobrevivan algunas especies animales?

TE PUEDE INTERESAR: ¿Qué tan probable es que el asteroide 2024 YR4 impacte la Tierra en 2032?

Ray Bradbury lo simplifica: es posible. Reiteramos lo dicho por él: A la naturaleza “no le cuesta absolutamente nada borrarnos a todos de la faz de la tierra o inundar las aguas del océano con su solo aliento, sólo para recordarle al hombre una vez más que no es tan todopoderoso como todavía tontamente piensa”. En “La Carretera” de McCarthy también se borra de la faz de la tierra la civilización hasta entonces conocida.

Tanto “Flow”, como “La Carretera” tienen al final un sentido de esperanza. Una fe en que las cosas pueden revertirse. Se pone a reflexionar el espectador en cómo de verdad podemos cada uno revertir efectos de daños al medio en el que está apostada la vida.

Una mirada al agua que vuelve a fluir y un encuentro esperanzador, ambas, en el mismo tenor.

COMENTARIOS

NUESTRO CONTENIDO PREMIUM