No es un secreto que existen amplios sectores de la clase media, media alta y alta que sienten que han sido frecuente y consistentemente ofendidos todo el sexenio y que las políticas, o falta de ellas, del gobierno actual van en contra del futuro del país y de expandir el tamaño de la clase media. Personalmente, creo que muchos de los comentarios de los que opinan a nombre de estos estratos sociales son, con frecuencia, exagerados y muchas veces surgen de desinformación que gustosamente consumen quienes son incapaces de encontrar algo positivo en el Presidente y su administración.
También creo que hay opinadores que tienden a mal generalizar y poner a estos distintos subgrupos en una sola canasta a la que denominan “las élites”, como si todos pensaran igual, tuvieran las mismas aspiraciones y carencias. Estoy convencido de que hay una amplia mayoría de ciudadanos en esos estratos que sienten que no han sido escuchados y tomados en cuenta a la hora que se implementan decisiones en el Poder Ejecutivo (tal vez desde hace varios sexenios, pero especialmente este).
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Es importante no olvidar que tanto AMLO como Claudia Sheinbaum ganaron contando con el voto mayoritario de prácticamente todos los niveles socioeconómicos y niveles de educación, sería un error que la nueva presidenta siga haciendo como que ni los ve ni los oye y se dé cuenta de que una verdadera transformación, el famoso “segundo piso”, tiene que pasar por meter reversa a la polarización sin sentido que arrancó hace seis años con las mañaneras, las sonrisas burlonas del Presidente, los comentarios ofensivos y el constante modo campaña en el que trabaja AMLO.
La semana pasada planteábamos en este espacio que sería saludable para el proyecto de la nueva presidenta que AMLO se entere que es un “lame duck”, un pato cojo, con las semanas contadas, que debe empezar a dejar los reflectores y las decisiones de futuro en manos del gobierno entrante, así como también bajarle a la polarización.
Claramente, esta semana nos demostró que esa no es su intención y que incluso parece irse por un doble o nada en estos meses que le quedan. Esas no son buenas noticias para Sheinbaum, si es que es su intención hacer lo que dijo que haría en su discurso triunfal la noche del 2 de junio.
Gobernar para todos y tener un proyecto que incluya a quienes votaron o no por ella, no puede lanzarse desde la polarización redoblada y sin que ella se deslinde de los dichos del Presidente. Pareciera que el Presidente está retando, sin decirlo, a la presidenta electa a distanciarse de sus dichos y cada día que pasa sin que ella marque su línea costará semanas o meses para corregirlo, si es que realmente piensa bajarle dos rayitas a la discordia y las provocaciones a las que nos tiene acostumbrado AMLO.
Por eso creo que el equipo de CS sería muy inteligente en encontrar proyectos específicos que manden señales claras de que no serán otros seis años de llamar burlonamente aspiracionistas a quienes quieren poner un negocio, quieren estudiar más o fuera del país, a quienes quieren pagar una escuela privada, a quienes se atreven a no cuestionar el rollo que sale de Palacio Nacional, a quienes no usan los servicios de salud públicos.
Y aquí propongo al equipo económico de la virtual presidenta electa que se echen un clavado a estudiar y analizar las prácticas de negocio que imperan en el sector asegurador y hospitalario, que atiende a quienes compran un seguro de gastos médicos mayores. Las cifras son poco claras, pero se considera que hay alrededor del 9 por ciento de la población que está cubierta por un seguro de este tipo. Aunque el porcentaje es relativamente bajo, aun así, estamos hablando de más de 10 millones de personas que representan parte muy importante no sólo de los votantes, sino de la actividad económica en México.
Revisar y atender este tema no le sería costoso al gobierno, sería extender una oferta de paz a la clase media y media alta, y mandaría una señal importante de que el nuevo gobierno dejará atrás décadas de hacer como que no pasa nada en el frente de las leyes de competencia económica y el peso que tienen los distintos cárteles (económicos) sobre la economía nacional. Revisar y meterle mano al cártel asegurador y/u hospitalario podría ser sólo el primer paso. Después, si es que realmente se quiere transformar al país o subir al segundo piso de “la transformación”, habría que hacer algo similar con otros cárteles: bancos, carreteras, puertos, aeropuertos, ferrocarriles, telecomunicaciones, aerolíneas y los que se acumulen.
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Volviendo al tema de los seguros de gastos médicos, compartí un análisis de un caso real que muestra un aumento anual compuesto de 22.6 por ciento en pesos (30 por ciento en dólares) los últimos 5 años. Esto representa un aumento de 177 por ciento entre 2019 y 2024 y un aumento de 3.7 veces la tasa de inflación anual registrada en esos años. Me pude dar cuenta que muchos perciben ese abuso del sistema (asegurador y/u hospitalario) y están molestos. Sienten que es culpa del gobierno; se ven abandonados a su suerte.
Al mismo tiempo, hay quienes, inexplicablemente, justifican los aumentos y están listos para pedir que venga el meteorito. Si tú o alguien que conoces tiene un seguro de gastos médicos, te invito a que pongas los números en un papel y me compartas los resultados; el problema es mayor para la tercera edad. Tal vez, si muchos nos ponemos de acuerdo, podamos pedir que se revise el tema.