Sabor a Mandrake: El inicio
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Aquí no hablaremos del ecosistema emprendedor como si fuera un jardín zen. No. Esto es más bien una selva tropical estilo Jumanji
Dicen que todos llevamos un emprendedor dentro... aunque algunos lo llevan muy adentro, al fondo del cajón, junto a las metas de año nuevo y ese curso online de “Cómo dominar el algoritmo IA y conquistar el mundo” (frase preferida de Cerebro, ¡jajaja!) en 30 días.
Bienvenidos a Sabor a Mandrake, una columna editorial para paladares exigentes, estómagos resistentes y cerebros en modo ironía. Aquí no hablaremos del ecosistema emprendedor como si fuera un jardín zen. No. Esto es más bien una selva tropical estilo Jumanji, con influencers como lianas, business coaches como jaguares y fondos de inversión que caen del cielo como cocos... vacíos.
TE PUEDE INTERESAR: Emprender es un desafío con el cual no todos podemos
Este espacio no es una guía para el éxito, ni una masterclass, ni un podcast donde un gurú con voz grave te dice: “El fracaso es sólo una lección más”. No. Aquí vamos a husmear, masticar y escupir el hueso de la verdad.
¿Cuál hueso de la verdad?
El que nadie quiere roer: que el mundillo emprendedor huele a incienso de motivación barata, tiene sabor a pitch recalentado y a veces se digiere como plan de negocios hecho en PowerPoint a las 3:00 de la mañana... con ayuda de ChatGPT.
¿Por qué “Sabor a Mandrake”?
Porque Mandrake suena a magia, a raíz que grita, a poción prometida. Como esos emprendimientos que aseguran que cambiarán el mundo, te darán rendimientos espectaculares... o al menos, mejorarán tu feed de Instagram.
Porque el sabor de emprender no siempre es dulce.
A veces es amargo.
A veces pica.
A veces... da agruras.
Y porque ya basta de disfrazar fracasos como aprendizajes, sin hacer autopsia al cadáver empresarial. Emprender no es para todos, aunque ahora parezca que todo el mundo tiene una marca propia (como el clon del clon): un sinfín de apps para pasear gatos, entrenar perros o registrar valores que nadie pidió. Surgen como palomitas de cine recién hechas.
En las próximas entregas te presentaremos personajes, escenas, estilos de emprendedores y otras rarezas con nombres que van desde el Coach Espiritual, el Financiero Holístico y el Rey Midas, hasta el Visionario Instantáneo con Apoyo Familiar Ilimitado.
Spoiler: no todos van a salir bien parados.
Pero —y sin él— todos serán tratados con ese amor ácido que merecen: el de alguien que no quiere evangelizar, sino señalar lo que huele raro en el pitch; lo que se vende como disruptivo, pero viene del refrito de refritos; lo que promete escalar como unicornio, pero apenas baila como mono de calenda.
¿Y tú, qué tan Mandrake eres?
¿Estás aquí para leer y reír?
¿Para reconocerte y rediseñarte?
¿O sólo porque te taggearon en LinkedIn y no sabes si es burla o halago?
En cualquier caso, estás en el lugar correcto. Prepárate para las próximas columnas. Porque el mundillo emprendedor está lleno de relatos mágicos, pero aquí vamos a ponerle lupa, sal, limón... y, a veces, chile habanero.
Esto apenas comienza.
Bienvenidos a Sabor a Mandrake.