Sabor a Mandrake: El inicio

Opinión
/ 12 septiembre 2025

Aquí no hablaremos del ecosistema emprendedor como si fuera un jardín zen. No. Esto es más bien una selva tropical estilo Jumanji

Dicen que todos llevamos un emprendedor dentro... aunque algunos lo llevan muy adentro, al fondo del cajón, junto a las metas de año nuevo y ese curso online de “Cómo dominar el algoritmo IA y conquistar el mundo” (frase preferida de Cerebro, ¡jajaja!) en 30 días.

Bienvenidos a Sabor a Mandrake, una columna editorial para paladares exigentes, estómagos resistentes y cerebros en modo ironía. Aquí no hablaremos del ecosistema emprendedor como si fuera un jardín zen. No. Esto es más bien una selva tropical estilo Jumanji, con influencers como lianas, business coaches como jaguares y fondos de inversión que caen del cielo como cocos... vacíos.

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Este espacio no es una guía para el éxito, ni una masterclass, ni un podcast donde un gurú con voz grave te dice: “El fracaso es sólo una lección más”. No. Aquí vamos a husmear, masticar y escupir el hueso de la verdad.

¿Cuál hueso de la verdad?

El que nadie quiere roer: que el mundillo emprendedor huele a incienso de motivación barata, tiene sabor a pitch recalentado y a veces se digiere como plan de negocios hecho en PowerPoint a las 3:00 de la mañana... con ayuda de ChatGPT.

¿Por qué “Sabor a Mandrake”?

Porque Mandrake suena a magia, a raíz que grita, a poción prometida. Como esos emprendimientos que aseguran que cambiarán el mundo, te darán rendimientos espectaculares... o al menos, mejorarán tu feed de Instagram.

Porque el sabor de emprender no siempre es dulce.

A veces es amargo.

A veces pica.

A veces... da agruras.

Y porque ya basta de disfrazar fracasos como aprendizajes, sin hacer autopsia al cadáver empresarial. Emprender no es para todos, aunque ahora parezca que todo el mundo tiene una marca propia (como el clon del clon): un sinfín de apps para pasear gatos, entrenar perros o registrar valores que nadie pidió. Surgen como palomitas de cine recién hechas.

En las próximas entregas te presentaremos personajes, escenas, estilos de emprendedores y otras rarezas con nombres que van desde el Coach Espiritual, el Financiero Holístico y el Rey Midas, hasta el Visionario Instantáneo con Apoyo Familiar Ilimitado.

Spoiler: no todos van a salir bien parados.

Pero —y sin él— todos serán tratados con ese amor ácido que merecen: el de alguien que no quiere evangelizar, sino señalar lo que huele raro en el pitch; lo que se vende como disruptivo, pero viene del refrito de refritos; lo que promete escalar como unicornio, pero apenas baila como mono de calenda.

¿Y tú, qué tan Mandrake eres?

¿Estás aquí para leer y reír?

¿Para reconocerte y rediseñarte?

¿O sólo porque te taggearon en LinkedIn y no sabes si es burla o halago?

En cualquier caso, estás en el lugar correcto. Prepárate para las próximas columnas. Porque el mundillo emprendedor está lleno de relatos mágicos, pero aquí vamos a ponerle lupa, sal, limón... y, a veces, chile habanero.

Esto apenas comienza.

Bienvenidos a Sabor a Mandrake.

El Orquestador Silencioso de la Rentabilidad. Enrique San Vicente Contreras, un ejecutivo que ha logrado lo que el ecosistema emprendedor muchas veces promete y rara vez cumple: convertir la estrategia en rentabilidad, la calidad en cultura y la innovación en resultados concretos.

Con más de tres décadas y media de experiencia —y contando— Enrique ha estado al frente de operaciones críticas en organizaciones públicas y privadas. Desde quirófanos digitales hasta las trincheras electorales de América Latina con la Organización de los Estados Americanos, su brújula siempre ha estado calibrada hacia un Norte muy claro: crear valor donde los demás sólo ven procesos.

Formado como ingeniero en sistemas computacionales (sí, cuando las computadoras pesaban más que los consultores), Enrique no tardó en sumar tres maestrías: una en Comercio Electrónico (cuando aún sonaba exótico), otra en Gestión de Tecnologías de Información y una más en Dirección de Empresas. Porque sí, la estrategia no sólo se piensa, se ejecuta... y él ha hecho de la ejecución su arte.

Es fundador y director de Golden TI, una firma que, fiel a su nombre, no ofrece oro molido, sino consultoría tangible para empresas que entienden que el verdadero crecimiento empieza por dentro. Bajo su batuta, Golden TI ha certificado operaciones bajo estándares como ISO 9001, ISO 27001, IATF 16949, ISO 54001, ISO 37001... y la lista sigue, como si fueran medallas olímpicas, pero en forma de rentabilidad y reputación organizacional.

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