Emprender es un desafío con el cual no todos podemos
Asumir la aventura de emprender no es una cuestión de ánimo o de entusiasmo, sino una tarea mucho más compleja que demanda conocimientos, persistencia y talento
Una de las ideas que más se repite en nuestros días −de forma equivocada− es la de que todo mundo puede −e incluso “debe”− ser emprendedor. Se trata de una postura tan errónea como peligrosa, pues este camino no se reduce a tener una buena idea, sino que exige poseer una serie de habilidades, experiencias y actitudes que, en muchos casos, son excepcionales.
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Existen, desde luego, grandes ejemplos de emprendedores que resultan inspiradores y convocan a ser imitados:
La historia de Steve Jobs, cofundador de Apple, es uno de ellos. En 1976, Jobs, junto a Steve Wozniak, dio vida a una empresa que revolucionaría la industria informática. Sin embargo, el éxito no fue inmediato. Apple enfrentó altibajos y, en una ironía del destino, Jobs fue despedido de la propia empresa que había fundado.
Sólo años después, cuando fue readmitido en ella, pudo conducir a la empresa de la manzana al éxito mundial. Esto deja claro que el emprendimiento requiere resistencia y una visión a largo plazo que no todos tienen.
Thomas Alva Edison, el mítico inventor y empresario, también es un ícono del emprendimiento. El estadounidense acumuló más de mil patentes, pero el camino hacia el éxito estuvo lleno de fracasos. Edison afirmó haber encontrado “mil maneras de cómo no hacer una bombilla eléctrica” antes de tener éxito. Que lograra triunfar no fue sólo fruto de su genio, sino de su persistencia y capacidad para soportar fracasos que habrían llevado a tirar la toalla a muchos otros.
El comentario viene al caso a propósito del reporte que publicamos en esta edición, relativo al hecho de que, al menos en lo que hace a la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC), sólo entre el uno y el dos por ciento de sus egresados se “atreven” a incursionar en el camino del emprendedurismo.
Al respecto, Karla Patricia Valdés García, coordinadora general de Vinculación e Innovación de la UAdeC, ha planteado como uno de los principales retos de la casa de estudios el impulsar y fortalecer el emprendimiento entre sus estudiantes.
Sin duda se trata de una tarea que la universidad pública debe realizar y, sobre todo, una a partir de la cual deben perseguirse resultados concretos. Pero en el núcleo de la estrategia que se diseñe y despliegue no puede estar el que un determinado porcentaje de universitarios se lance a la aventura de emprender, sino que los emprendimientos realizados sean exitosos.
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Y para ello lo que debe tenerse claro de manera fundamental es que emprender no es un asunto simplemente de contar con mucho entusiasmo o de “echarle ganas”, sino de poseer una sólida preparación académica en el campo en el cual se busca incursionar y, de manera ideal, contar con experiencia práctica.
Impulsar a los universitarios a emprender sin contar con estas herramientas esenciales implica contribuir a que se multiplique el número de personas frustradas que no alcanzaron sus objetivos, porque nunca fueron advertidas sobre lo esencial.