Saltillo: Arroyo del Cuatro, el alto costo de malas ‘soluciones’

Opinión
/ 27 agosto 2024

Resolver los problemas sin pensar en las consecuencias futuras que pueden generar las soluciones de hoy, a menudo se traduce en nuevos y mucho más costosos problemas

“Los problemas de hoy derivan de las soluciones de ayer”. La expresión anterior forma parte de lo que el reconocido académico del Instituto Tecnológico de Massachusetts, Peter Senge, definió como las “leyes del pensamiento sistémico”, una investigación que plasmó en su conocida obra “La Quinta Disciplina”.

El aforismo acuñado por Senge tiene el propósito de llamarnos la atención sobre un hecho que se repite con insana frecuencia en las sociedades humanas: las “soluciones” que ideamos para los problemas cotidianos rara vez derivan de análisis robustos sobre sus implicaciones y consecuencias futuras.

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Producto de este “defecto de origen”, las acciones emprendidas para resolver un problema no suelen lograr su cometido. En el mejor de los casos el problema se traslada a otra parte. En el peor, este se agrava y, por ende, se vuelve más complejo y caro de resolver.

Senge sintetizó esta idea de una forma simple de entender: “las soluciones que simplemente desplazan los problemas a otra parte de un sistema a menudo pasan inadvertidas porque quienes ‘resolvieron’ el primer problema no son los mismos que quienes heredaron el nuevo”.

Resaltar lo dicho por Senge hace más de tres décadas viene al caso a propósito del reporte que publicamos en esta edición, relativo a la presentación, ayer, de un proyecto que pretende canalizar el Arroyo del Cuatro y con ello “resolver” el problema de inundaciones que aqueja a un amplio sector habitacional del norte de la mancha urbana de Saltillo.

La “solución” que se ha presentado implica realizar la canalización del citado arroyo a lo largo de siete kilómetros. El costo de la obra, según se informó, ronda los 600 millones de pesos, mismos que deben ser tomados de la hacienda pública para canalizarlos a la “solución” que hoy se requiere.

Sin duda nos encontramos ante hechos consumados que “obligan” a la realización de costosas obras para impedir la inundación de las áreas por donde circula el Arroyo del Cuatro, uno de los cauces en los que hoy se concentra el agua de lluvia que cae en la zona urbana de Saltillo.

Pero, a fin de no repetir la historia de forma recurrente, conviene preguntarse cómo llegamos a esta realidad. La respuesta es que en las últimas décadas “se resolvió” el problema de falta de vivienda popular permitiendo el desarrollo de zonas ubicadas al suroriente de la ciudad, lo cual implicó urbanizar amplias áreas por donde escurría el agua de lluvia.

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La perseverancia en esta “solución” se tradujo en inundaciones en la zona norte porque la urbanización modificó la forma natural en que el agua de lluvia circulaba por el valle de Saltillo. ¿Se “resolvió” el problema? En apariencia sí, pero eso generó otro que hoy padecemos.

¿Cómo evitar que la “solución” planteada para el problema de hoy genere un nuevo problema para los habitantes futuros de la ciudad? Convendría que esa pregunta formara parte de las discusiones que hoy se registran alrededor del fenómeno de las inundaciones en nuestra ciudad.

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