Saltillo: su casa, nuestro hogar. Mes de aniversario
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Cantan las aves en medio del verano. Ha llegado este alegre bullicio junto a los días de calor insaciable, pero también en tardes donde a ratos se deja caer una lluvia suave y delicada; en otros tantos, alborotados aguaceros.
Las tardes del verano en Saltillo acentúan el azul del cielo. Bello panorama, sobre todo al oriente de la ciudad. Por el norponiente, las fábricas ya han ido dando el tono gris que puede advertirse bien desde el Mirador de la ciudad y opacan la belleza citadina.
Las facetas de Saltillo son variadas. Por un lado, podemos encontrar interesantes extensiones donde los árboles muestran un conjunto soberbio. Y en cambio, en otros sitios, el paisaje es inhóspito y gris.
San Lorenzo es uno de esos espacios envidiables; lo es la Alameda, la Ciudad Deportiva y el área del parque Las Maravillas, así como el Bosque Urbano. Fraccionamientos los hay que asimismo gozan de espacios arbolados.
En los espacios grises y tristes. Hay lugares, como bien lo documentó nuestro periódico hace unas semanas, como el Parque Venustiano Carranza, que ofrecen de Saltillo una imagen desolada. Es un espacio que prometió mucho en la década de los noventa; un espacio que se abandonó y dejó de formar parte de un deseable punto de visita.
En virtud de lo indispensable del cuidado y mantenimiento de los espacios públicos resulta relevante observar protocolos de seguimiento que lleven a su preservación. Casos como el de la Plaza del Compositor, al que una plaga atacó a sus árboles, hacen preguntarnos sobre los protocolos existentes.
¿Cuál es el cuidado que tienen los paseantes en estos sitios? ¿Cómo se realizan, y si se realizan, las debidas fumigaciones para evitar las enfermedades de los árboles? ¿Cómo son los mecanismos de protección que hay para cada espacio verde? ¿Cómo y quién vigila que los paseantes no enciendan fuego dentro de las instalaciones?
¿Cómo se hace para que los espacios se preserven y no ocurran abandonos como el ocurrido a un parque de tan altas expectativas como era el Venustiano Carranza, al surponiente de Saltillo? En el caso de la Plaza del Compositor, ¿cómo el riesgo de la plaga puede condenar a otros parques de recreación de Saltillo si no existe un seguimiento de cada uno de ellos?
Saltillo es una ciudad a la que tradicionalmente distinguieron sus cielos, sus sierras (ay, ahora tan dolorosamente devastadas) y muchos de estos espacios. Los turistas gustan de admirar el azul y el verde mientras pasean por el centro histórico y entran a los centros culturales y museos de la capital. Esperemos que sepamos proteger la reserva natural que poseemos, mientras, al mismo tiempo, se trabaje en las condiciones físicas de ese mismo centro de la ciudad: siguen pendientes banquetas en buen estado, lo mismo que el arreglo de las rampas para discapacitados.
Demostremos el amor hacia nuestra ciudad valorando su rostro. Este mes, en el que llega a su 445 aniversario, es un momento para la reflexión y para insistir en la necesaria protección de quienes la habitamos: los que aquí nacimos y los que por elección la han hecho suya.
El canto de las aves se deja escuchar. Es verano y en Saltillo, su casa, su hogar, pintan de colores y de voces sus parques y calles. Busquemos que su hogar, como el nuestro, se preserve y sea el colorido del sarape lo que siga distinguiéndolo.
Festejemos en este mes de aniversario.