Saltillo: ‘Vivienda barata’, ¿es un concepto inexistente?

Lo ‘barato’ solamente lo es si resulta asequible para la mayoría. En el caso de la vivienda, en Saltillo, resulta claro que la ‘vivienda barata’ es, en estricto sentido, inexistente
El concepto “barato”, de acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española (RAE), implica que algo −un bien o un servicio− “tiene un precio bajo o más bajo de lo normal”. De acuerdo con esta definición, para que algo se considere “barato” no basta con escoger, en el conjunto de los bienes o servicios de la misma clase, el de precio más bajo.
El señalamiento anterior parecería una ociosidad, pues si de lo que se trata es de escoger una prenda de vestir o una golosina, sin duda la de precio más bajo será también una a la cual se puede clasificar como “barata”. No ocurre lo mismo, sin embargo, cuando hablamos de viviendas... al menos no en el caso de Saltillo.
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Y es que, como lo consignamos en el reporte que publicamos en esta edición, el 65 por ciento de las personas asalariadas en la capital coahuilense no tienen ingresos suficientes para adquirir la vivienda de menor precio que se proyecta colocar en el mercado inmobiliario local.
Recientemente informamos que la Secretaría de Vivienda y Ordenamiento Territorial de Coahuila (Sevot), está promoviendo un proyecto de “vivienda barata” al norte de la ciudad. De acuerdo con la información que se ha difundido, el precio sugerido de estas unidades oscilará entre 700 mil y 1.2 millones de pesos.
Es importante recordar que dicho precio se lograría debido a que el Gobierno de Coahuila está “subsidiando” la construcción de las casas mediante la donación del terreno sobre el cual se edificarán. Tal hecho permitiría ubicarlas en la categoría de “baratas”.
Sin embargo, de acuerdo con la presidenta de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI), de la Región Sureste de Coahuila, Sandra Cuevas Jáuregui, para que una persona pueda adquirir una de estas casas debería tener un ingreso mínimo de 700 pesos diarios.
Y según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el primer trimestre de este año, de las 482 mil 421 personas que tenían un empleo formal en Saltillo, solamente el 35 por ciento se ubicaba en el nivel de ingresos señalado.
Lo que esto quiere decir es que, más allá de ser las viviendas de menor precio que se proyecta construir en el futuro inmediato, las contempladas por el proyecto de la Sevot no son “asequibles”. O al menos no lo son para la inmensa mayoría de los trabajadores formales de la ciudad.
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Y lo que se requiere es justamente eso: viviendas “que pueden conseguirse o alcanzarse”, de acuerdo con la definición que la RAE asigna al término “asequible”.
Por lo pronto, queda claro: nadie está construyendo ni impulsando el surgimiento de este tipo de viviendas en la ciudad, y eso constituye una carencia que es preciso atender a la brevedad. Cabría esperar que alguien tome nota del hecho y actúe en consecuencia.