San Esteban de la Nueva Tlaxcala; feliz aniversario 446
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Tierra alta de muchas aguas.
No salto ni saltito o saltucho, sino saltillo, que es un semidiminutivo con ternura y suavidad, con modestia y humildad.
Así se le fue quedando el nombre a este que llega a ser municipio principal y ahora tiene aniversario como ciudad capital del extenso Estado de Coahuila.
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Es trato nominal delicado que se repite en el territorio nacional: Hermosillo, Fresnillo, Calvillo y tantos más.
Un valle rodeado de montañas. Una milla de altura. Tierra fértil en clima benigno que se ha poblado de hombres recios. Ha tenido temporada de muchas huertas.
Se dan por aquí los perones. Hay muchas nueces. Y en ese nivel de gastronomía se vienen en cadena las asociaciones en desorden: cabrito, enchiladas y chilaquiles, tamales y pan de pulque, tortillas de harina, nopalitos, cerveza de barril, molletes, pan integral, carne machacada con huevo... Se han venido estableciendo restaurantes que ofrecen menús internacionales y típicos de región.
Lugares icónicos, como la catedral, la alameda, la Normal, el Ateneo y plazas que se han multiplicado, y zonas de arquitectura dorada en crecimiento, y centros comerciales salpicando los rumbos, paseo capital en gestación y bosques como el del Chapulín y el de Las Maravillas.
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Templos de variadas arquitecturas como el Santuario de Guadalupe, San Francisco con su plaza, el histórico San Esteban, San Juan Nepomuceno y Nuestra Señora de Fátima... Los visitantes no dejan de recorrer los museos: el del desierto, el de las aves, el taurino, el de sarapes, el normalista, el del terror, por citar algunos.
Es tierra notablemente estudiantil. Y tiene sus periferias industriales, su vecino Pueblo Mágico de Arteaga y su emporio industrial en el cercano Ramos Arizpe.
Hay festejos por el cumpleaños de la ciudad. Se siguen sumando los años rumbo a los cinco siglos y hay una oleada poblacional de juventud a la que le va a tocar todo el horizonte de las energías limpias y de las movilidades renovadas.
La feria y las festividades anuales por la devoción al Santo Cristo de la Capilla hace que la ciudad de Saltillo reciba la visita de muchos familiares y amigos que vienen de lejos.
INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y ESPIRITUAL
Van entrelazadas la robótica y la ética. Lo tecnológico y lo humanizante. Que la complementación no se convierta en sustitución excluyente. El automóvil ha cancelado muchas saludables caminatas. El teléfono celular, con su elenco de servicios simplificadores y portátiles, ha puesto la mirada más en la pantalla que en la realidad.
Se abusa de la “inteligencia” artificial y se pone en riesgo el desarrollo y la madurez de las funciones cerebrales y las tareas intelectuales. Con un “sábelo-todo” de bolsillo y preguntando con clic, puede cometerse el error de querer delegar la percepción, el juicio y el raciocinio a un archivo parlante.
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DANZA CULTURAL ÉTNICA
Con penachos multicolores, con cascabeles y huaraches de llanta, sacuden en la mano la sonaja, siguiendo el ritmo del tambor. Ahí está el viejo de la danza con su máscara terrífica y su látigo amenazador. Salta de aquí para allá y da sustos a los curiosos próximos.
Son muchos los danzantes. Su presencia festiva celebra un aniversario más de la ciudad. Hacen presentes las raíces de indígenas tlaxcaltecas que llegaron migrantes a estas tierras norteñas y dejaron sus milagros textiles en sarapes de arco iris y sus coreografías que ahora dedican al Cristo de la Capilla...