Se acabó el nearshoring: está dejando de llegar inversión extranjera
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No cabe duda que la estrategia económica de este sexenio no está encaminada a mejorar la capacidad de atraer inversión al país, sobre todo, en un momento en que la economía se encuentra débil. Aunque el consumo todavía crece por arriba del 4 por ciento hasta el mes de agosto, este ha venido en un franco descenso y la captación fiscal ya ha perdido fuerza con una reducción del 2 por ciento en lo que va del año. También contribuye a la situación económica actual el asunto de las pasadas elecciones presidenciales, los conflictos bélicos nuevos y los ya existentes y desde luego, las elecciones en Estados Unidos. Sin embargo, lo anterior se podría aminorar trabajando en la atracción de inversión. Si las empresas nacionales no están pudiendo dar el impulso al crecimiento que necesita México, entonces las empresas extranjeras deberían tener un rol más importante en la generación de empleo, aunque para que lleguen, debe haber un conjunto de factores que les permitan generar la rentabilidad suficiente y cumplir con sus metas operativas.
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El principal factor para las empresas extranjeras y nacionales es la confianza en el sistema económico y legal, este último bajo serio cuestionamiento con la reforma al Poder Judicial y a los serios asuntos pendientes relacionados al narcotráfico junto con la política, la inseguridad a todos niveles (Culiacán) y el hecho de que un partido y una persona concentren todo el poder. Si a eso le agreguemos la poca probabilidad de que el tratado comercial con Estados Unidos y Canadá continúe, al menos como lo conocemos hasta ahora, las potenciales inversiones se detienen. Un simple dato generado por el Washington Post, de los 35 mil millones de dólares planeados para llegar en inversiones a México este año, solo llegarán 20 mil. Las dudas son más que las justificaciones, pero esto es un factor no deseable para una economía que pretende ser un referente a nivel mundial. La presidenta salió a garantizar a los inversionistas internacionales que su dinero estaría ahora más seguro que nunca, que ella se los garantizaba. La declaración no fue del todo aceptada y como consecuencia el tipo de cambio paso de 19.4 a 19.7 pesos por dólar entre ayer y hoy. Tampoco ha servido de mucho la reunión con empresarios llevada a cabo esta semana para mandar el mensaje de que en esta administración habría una relación más cercana, aunque de apoyos o ayudas no hubo absolutamente nada sobre la mesa.
Otro factor importante para atraer empresas es la mano de obra, que en este momento se encuentra en un desequilibrio importante en la economía nacional. Esto quiere decir que mientras en los estados fronterizos no hay personas desocupadas, en el centro y sur del país sucede lo contrario, abunda el personal, aunque con poca o nula capacitación, menor nivel educativo y poco conocimiento del idioma inglés, por si fuera poco. Esta semana se publicó por parte de diversas fuentes de información nacional que en México en este momento hay 16 millones de jóvenes desempleados. Esta cifra, si bien es grande, tiene que interpretarse con mucho cuidado porque no sabemos exactamente qué pasa a nivel micro. Por ejemplo, no hay detalles del nivel educativo de todos estos jóvenes, cómo están distribuidos por estados. Tampoco sabemos sus capacidades productivas, su experiencia laboral y otros tantos detalles necesarios para que una persona sea incorporada en una organización. Sin embargo, el punto es que, si bien hay personal disponible en algunos estados, aunque no en todos, existe una disparidad entre lo que buscan las empresas y lo que ofrecen los potenciales empleados.
El nearshoring también requiere que los proveedores estén al nivel de las empresas que quieren llegar a México. Este factor es uno de los limitantes para la inversión extranjera y no solo se trata de proveedores de componentes o de “fierros” como dicen algunos, se trata también de la proveeduría de servicios financieros, consultoría, transporte de materiales y de empleados, entre otros. En este momento se complica la selección de proveedores certificados en mantenimiento electrónico, o eléctrico. El sistema financiero mexicano es ineficiente, por decir lo menos. Carece de capacidad para brindar apoyo a las empresas que no tengan un historial en tierras mexicanas, lo que obliga a las empresas transnacionales a solicitar créditos en otros países o financiarse por vías que no dejan negocio en nuestro territorio. Además, los propios bancos comerciales no dan créditos a empresas que se pueden volver proveedores importantes de las empresas extranjeras. La banca no quiere contribuir al desarrollo nacional porque no quiere incurrir en esquemas de riesgo. Simplemente vive de cobrar comisiones en productos que poco ayudan a generar valor agregado en las empresas. Por su parte las empresas tampoco invierten en certificarse en normas internacionales para convertirse rápidamente en proveedores internacionales. Aunque en la región la industria automotriz ha sido ejemplo de desarrollo de este tipo de empresas, el resto de México no tiene nada que presumir. No hay posibilidad de atraer inversión productiva. Un solo dato dará fortaleza a este argumento; 9 estados concentran el 71 por ciento de la inversión extranjera directa. La inversión extranjera directa en los 5 estados más pobres de México (Oaxaca, Chiapas, Campeche, Guerrero y Zacatecas) sumada es apenas del 2% total nacional.
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Como último punto es necesario mencionar que el aspecto territorial cobra gran importancia. Simplemente se está batallando por una escasez de espacios industriales y de vivienda. Como referencia Coahuila que está teniendo una carencia de vivienda y de parques o terrenos industriales. Tanto las empresas como las personas que llegan a este estado, batallan para encontrar dónde asentarse. Hay pocos espacios y por consecuencia son muy caros en ambos casos. Para las empresas, las áreas industriales empiezan a tener características poco deseables como lejanía a las zonas urbanas, complicando la atracción de mano de obra, problemas con el abastecimiento de energía eléctrica, limitando el tipo de empresas que pueden llegar y hay muy poca agua. Lo que vive Coahuila se puede extrapolar a varios de los estados fronterizos como Chihuahua, Sonora y Baja California, agregando en esta lista a Zacatecas y Durango.
El tiempo del nearshoring ya llegó a su fin, aunque todavía hay quienes siguen hablando del tema como si fuera a suceder. La llegada de nuevas empresas obedecerá a un fenómeno inercial de la economía. El futuro nos alcanzó, mal preparados, mal equipados y sin otras opciones con qué buscar el crecimiento económico que tanto nos hace falta. Hasta hace poco, la suerte nos ayudó para que las empresas del mundo nos buscaran para relocalizarse. Eso ya se acabó.