Se empieza a notar en Coahuila una oscuridad palaciega

Opinión
/ 29 septiembre 2023

Desde hace un buen número de meses algunos hilos del entramado oficial del estado que sostenía el gobernador Miguel Riquelme se fueron soltando del lugar en que los mantenía asidos, y otros más se estuvieron arrimando sigilosamente a la corriente que les proporcionaría la sobrevivencia, con el fin de lograr posiciones que los mantuviera en el poder, alcanzando los buenos beneficios que ofrece el gobierno.

Esos oportunistas contribuyeron a que la penumbra fuera abarcando todos los rincones palaciegos, sede del Poder Ejecutivo del Estado, en espera que la luminosidad los envolviera en el ya próximo estreno de una nueva vida que dirigirá los destinos de la entidad.

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Ahora mismo estamos viviendo los últimos días de un sexenio agónico que ha navegado entre claros y oscuros, pero que por fortuna logró imponer un equilibrio en sus tareas, superando los vientos huracanados derivados de una administración pública anterior salpicada con tintes autoritarios y actos de corrupción.

En la vida todo tiene un principio y un final, ahora mismo está por acabarse un periodo gubernamental en el que se experimentaron definiciones y estilos de conducir el poder político, cuya percepción reflejó una realidad, y como seres pensantes provistos de memoria poseemos la capacidad de discernir y de establecer la diferencia comprendiendo cuándo nos dicen la verdad y cuándo nos mienten.

Reconocemos que en este sexenio, cuyos estertores ya se presentan, pues está a días de terminar, hubo avances significativos a pesar de los pocos recursos económicos en las cuentas del Estado, pero también aceptamos que el crecimiento de Coahuila pudo haber sido en mayor grado de haber contado con los cuantiosos fondos, los cuales se continúan destinando a liquidar el débito que desde años se sigue amortizando en cumplimiento con la contratación de créditos que el Estado está obligado a realizar, con todo y que algunos de ellos, según versiones, son apócrifos y que de ser cierto, siguen sin castigo hasta ahora, y cuyo monto no se conoce su destino.

En fin, pensemos antes de cerrar estos seis años: ¿Cuál es el saldo de la actuación gubernamental aquí en nuestro Estado de Coahuila?, ¿hubo exceso de poder?, ¿cómo se visualiza la atmósfera social?, ¿cómo ven los señores del dinero el trabajo realizado por un político poco conocido al que le otorgaron su confianza más por las ansias de olvidar el período que terminaba y para no aceptar a los otros contendientes?, ¿se cumplió con lo que dispone el Plan Estatal de Desarrollo?, ¿cuál es el estado de resultados?, ¿la plataforma está bien anclada de manera que soporte el impulso cuando despegue la siguiente administración pública estatal?

Entre tanto, ya como ex gobernador, ¿qué le espera a Miguel Riquelme?, ¿una senaduría, o un lugar en la cúpula priista nacional que refuerce a su partido contra el bloque morenista, cuya obsecuencia lacayuna cumple las indicaciones del cencerro que porta su jefe, de manera que el poder no les sea arrebatado y conformar un Maximato que manipule a la marioneta que seguirá el camino que le marquen?

El capital político que ha sabido reunir Miguel Riquelme, en estricta justicia, debe ser aprovechado ubicándolo en un lugar en la toma de decisiones, pues ya demostró tener suficiente capacidad para el manejo político y dar buenos resultados.

Ya pronto le corresponderá a Manolo Jiménez emprender su trabajo que, con la mejora continua, supere el de su antecesor, pues durante su espacio como alcalde de Saltillo supo alinear las labores oficiales con la problemática de la ciudad, cuyos resultados fueron notables, ahora le toca dirigir una empresa de mayor magnitud que con la experiencia adquirida y la juventud que posee será la combinación que lo empujará hacia un horizonte de éxito.

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Que la nostalgia del poder riquelmista se vaya diluyendo cuando se recuerde el deber cumplido y aguarde la atracción de una nueva vigencia política que de seguro debe llegar.

La commedia è finita.

La comedia ha terminado.

Se lo digo EN SERIO.

franciscoaguirreperales@gmail.com

@aguirreperalesf

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