¿Sigue Calderón? La justicia seguirá recayendo en EU
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¿Y cómo por qué habría de extrañarnos que el gobierno que presume las remesas como un logro propio, se adjudicase también el mérito de haber llevado ante la justicia a uno de los delincuentes de más alto perfil de los últimos tiempos, responsable de crímenes de éste y del otro lado de la frontera?
Ya lo dijo el propio titular del Ejecutivo en una de sus recientes peroratas matinales: “Ustedes creen que si hubiera ganado Anaya o Meade habrían juzgado a García Luna? ¿Verdad que sí ha habido cambios?”.
Entonces, de acuerdo con nuestro soberano, el que la DEA haya detenido desde 2019 al exsecretario de Seguridad Pública es lo de menos, el mérito es todo “suyo de él”. Que la carpeta de investigación esté bien integrada y la aprehensión del exfuncionario esté en regla para que no fuera a salir libre por un tecnicismo, fue igualmente logro de la 4T.
Y que finalmente la corte encontrase a don Genaro culpable de cinco cargos graves relacionados con el narco, también se lo debemos al Inmaculado Tropical.
Su sola presencia como Presidente de México bastó y sobró para que los gringos dejaran de hacerle al occiso, se pusieran las pilas y mostrasen un poco de toda esa chingonería que presumen en sus películas y series de TV.
-¡No pos... gracias... supongo, mr. Obrador! El Mundo Libre está en deuda con usted.
-No tienen nada que agradecer. Ahora debo irme, mi planeta (Nayarit) me necesita. Pero si un día, oscuras fuerzas amenazan nuevamente la paz y la democracia, no duden en llamarme. ¡A macanear duro!
En sintonía con el delirio presidencial, los apologistas de la 4T se adhirieron a esta narrativa poniéndole y quitándole lo necesario hasta tener listo un nuevo evangelio con qué predicar. Pero eso es lo de costumbre.
Si algo me preocupó fueron, sin embargo, las voces de la bancada morenista en el Congreso que en coro repetían: “¡Sigue Calderón! ¡Sigue Calderón!”.
NOTA GRAMATICAL: Es importante precisar que la expresión “¡Sigue Calderón!” es la vehemente demanda de que el aludido sea puesto como siguiente al orden en una cadena de eventos. No debe confundirse con “¡Sigue, Calderón!” (con una coma vocativa intermedia), que es un grito de entusiasmo con el que se le estaría animando al interfecto a completar una tarea ardua, como podría ser el hacerle el delicioso a Margarita o, más realistamente, a terminarse un caguamón de un sólo trago sin respirar. ¡No! Los legisladores definitivamente no le estaban echando porras, sino conminando a alguna autoridad a llamarlo a comparecer: “¡Sigue calderón! ¡Sigue Calderón!”.
Y ya le digo, tal reclamo me consterna, no porque me quite el sueño la suerte que pueda correr el expresidente que soñaba con hacer de “Almohada” de José José el nuevo Himno Nacional, sino porque no sé a quién podría ir dirigido tan efusivo reclamo popular.
“¡Sigue Calderón! ¡Sigue Calderón!”... Muy bien, señores diputetos. Yo los apoyo incondicionalmente, pues el condenado chaparro puso la seguridad pública en manos de un hampón y ni modo que no estuviera al tanto del desmadre que García Luna se cargaba. ¡La manga, pos qué! ¡El Ejecutivo siempre sabe! Siempre, siempre.
“¡Sigue Calderón! ¡Sigue Calderón!”.
Nomás que, seré curioso... ¿Podrían decirme si ese airado clamor de justicia se lo estamos haciendo al Tío Sam? Porque me temo que en el País de la Comida Rápida les anda valiendo pura burger double cheese lo que tengamos que opinar o exigir en materia de justicia.
¿Será más bien que la consigna va dirigida al inquilino del Palacio Nacional? Después de todo, él realizó una consulta para que el propio pueblo determinara si “estaba de acuerdo o no en que se llevasen a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas”.
Que yo recuerde, un abrumador 90 por ciento votó que “sí”. Aunque, claro, la participación fue menor al 8 por ciento del padrón y apenas un 0.2 fue capaz de comprender la intrincada pregunta. Así que tal vez, ante esta falta de apoyo (su pueblo le falló), el Preciso se agüitó, pero sólo por un instante porque −siempre un paso adelante de nosotros− recordó que él es la razón por la que el sol sale por las mañanas y giró entonces órdenes para que Estados Unidos tomara cartas en el asunto y así, gracias a nuestro lujo de Presidente, hoy García Luna espera ya a que el juez Brian Cogan le dicte sentencia.
El presidente López Obrador confió esta vez en el criterio, métodos y procedimientos de la vecina superpotencia. Y es curioso porque no siempre fue así.
No fue uno, ni fueron dos, sino decenas de analistas y opinadores los que advirtieron que, en el caso del general Salvador Cienfuegos, AMLITO hizo y dijo exactamente lo contrario: No sólo acusó a la DEA de fabricar el caso en contra del militar, sino que comprometió a todo el Estado mexicano para que fuese extraditado a México, donde no bien pisó tierra cuando ya era un hombre libre y exonerado. No obstante, los cargos eran casi idénticos a los de García Luna: cuatro acusaciones de narcotráfico desde las más altas esferas del poder. Curioso, por decir lo menos, ¿no cree?
“¡Sigue Calderón! ¡Sigue Calderón!”.
¡’Psórale’, como va! Pero quiero advertir una última cosa. Aunque Calderón y García Luna sean los responsables de los peores crímenes de estado de los que México tenga memoria, es obvio que no actuaron solos. La magnitud de lo que se les imputa exige por lógica y necesidad la participación de toda una red de socios y cómplices al interior de la estructura gubernamental. Y, sin embargo, muchos de éstos (cientos, con toda seguridad) deben seguir allí, en sus puestos, tanto civiles como militares, sin que el gobierno de la transformación esté haciendo una investigación que ayude a identificarlos y a fincarles responsabilidad.
Tal parece que AMLO confía en que la justicia va a seguir recayendo en la autoridad de EU, pues permanece de brazos cruzados y no los levanta como no sea para adjudicarse el mérito de haber llevado a García Luna a los tribunales.
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