Sin recursos, sin médicos y sin infraestructura, así se atiende la salud mental en Coahuila

Opinión
/ 20 marzo 2022
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La salud mental es un tema prioritario. Al menos así lo dicen autoridades de todo tipo en el País. Sin embargo, las cifras y políticas públicas dicen lo contrario.

En los últimos años hay un recorte en el presupuesto. Entre el IMSS y el ISSSTE hay una reducción en promedio del 33 por ciento. El recorte en la compra de medicamentos se ha desplomado en el País.

Mientras los presupuestos disminuyen y la retórica insiste en la importancia de la salud mental, los pacientes con trastornos mentales ahí siguen, sin la atención debida, sin un espacio donde acudir para internarse en caso de necesitarlo, sin medicinas,
sin especialistas que atiendan el problema.

El pasado lunes, en Semanario, publiqué el reportaje “A la deriva salud mental de coahuilenses”, una investigación sobre las carencias, desinterés y omisión de las autoridades en la atención de la salud mental. Los datos son lapidarios:

Hay 62 psicólogos en el sector público repartidos: 38 en el sector estatal, 17 en el IMSS y siete en el ISSSTE; y apenas 29 psiquiatras: 14 en el Estado, 12 en el IMSS y sólo tres en el ISSSTE. En Coahuila existen 0.9 psiquiatras y 1.9 psicólogos en el sector público por cada 100 mil habitantes, debajo del promedio en el continente americano que es de 1.9 psiquiatras y 4.6 psicólogos, según el Atlas de Salud Mental de la OMS.

El principal problema, dicen los especialistas consultados, es que son pocos los médicos que se forman en psiquiatría, hay pocas plazas y la mayoría opta por permanecer o ir a ciudades más pobladas, con más oferta laboral.

Los psiquiatras consultados reconocen que están rebasados y no se dan abasto con el ejército de enfermos que acuden todos los días con algún tipo de trastorno.

Esta falta de interés también se refleja en que, a nivel estatal, los hospitales y clínicas del IMSS e ISSSTE únicamente cuentan con una cama para pacientes psiquiátricos, por lo que todas las personas que requieren hospitalización tienen que ser enviadas a una de las dos unidades especializadas que dependen del Gobierno estatal: el Centro Estatal de Salud Mental (Cesame) y el psiquiátrico de Parras, este último sin contar con las necesidades, según aseguraron especialistas entrevistados.

Y si hubiera infraestructura no habría especialistas suficientes porque los pocos que hay están rebasados y saturados.

AL TIRO

Las buenas intenciones quedan en el aire y éstas no vienen acompañadas de inversiones en infraestructura, de incremento de plazas de especialistas o mayor presupuesto para medicamento especializado. A pesar de la creciente necesidad de servicios de salud mental, esto no se traduce en acciones concretas.

Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda desde hace tiempo la descentralización de la atención de salud mental a los entornos comunitarios y evitar los psiquiátricos, esto se ve muy lejano en México y Coahuila, pues institutos como el IMSS e ISSSTE no tienen personal ni equipo para dar la atención especializada.

Así, entre déficit de camas, carencia de infraestructura y especialistas saturados y rebasados en el sector público, es como se atiende la salud mental en Coahuila. Y los únicos afectados son las personas que han saturado las áreas con enfermedades que van desde la depresión y ansiedad hasta la esquizofrenia e intentos suicidas.

Sin estrategias, sin dinero y sin interés para atender los servicios de salud mental en una sociedad que califican como “enferma”, los especialistas estiman más escenarios de disfunción familiar, violencia intrafamiliar, incremento de suicidios, ausencias laborales, consumo de drogas, suicidios, entre otros.

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