Tasas de interés, inversión y recesión, ¿dónde está parado México?

Opinión
/ 20 septiembre 2024

Las condiciones económicas del mundo tienen efectos directos sobre lo que sucede también en México ya que nos encontramos en un sistema que integra a varias economías de manera directa y a otras indirectamente. Nuestro país y el vecino del norte viven en una simetría económica no proporcional. Esto es, lo que sucede en Estados Unidos se refleja en México en la misma variable, pero siempre con mayor efecto. Por eso dicen que cuando a los “gringos” les da un resfriado, a nosotros nos da una pulmonía. Por esta razón es necesario comentar hoy lo que se vivirá en territorio nacional en las siguientes semanas y meses derivado de la reducción de la tasa de interés de referencia en 50 puntos base, de la Reserva Federal norteamericana.

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El anuncio en referencia no fue sorpresivo porque se esperaba un resultado a la baja (25 puntos base) pero no con tanta intensidad (50 puntos base). El mensaje que se puede interpretar de una reducción mayor a la esperada es que la Reserva ve a futuro un deterioro importante de las condiciones económicas que ponen en riesgo a los empleos actuales y en consecuencia al crecimiento económico de ese país. Esto ocasionó de inmediato que los sistemas económicos y financieros del mundo “sufrieran” las consecuencias. Para el caso de México, la sacudida fue muy importante. No solo cayó la Bolsa Mexicana de Valores porque se esperaría un deterioro de las ventas de las empresas nacionales y extranjeras sino porque los inversionistas internacionales también empezaron a mover su dinero a la compra de metales preciosos y a otros instrumentos financieros de mayor rendimiento. Es aquí donde comienza el asunto.

México mantuvo una atracción de capitales financieros (de cartera) principalmente por el gran diferencial de tasas de interés con respecto a los otros miembros del TMEC. Mientras aquí llegábamos a tasas de 11%, después del Río Bravo estaban justo a la mitad, en 5.5% y llevaban así 4 años, subiendo un poco o manteniéndose. Con este diferencial de 500 puntos base, los capitales como fondos de inversión, ahorradores internacionales de gran calado y hasta especuladores de alto nivel, traían su dinero con la expectativa de lograr ganancias elevadas con muy poco o nulo riesgo. Sin embargo, ayer la Fed (como se le dice a la Reserva Federal) decidió bajar 50 puntos base la tasa, y cambiar las condiciones competitivas del entorno en que nos desenvolvemos económicamente. Ahora, el diferencial de tasas que nos hacía muy atractivos se empieza a erosionar rápidamente. Una menor tasa de interés en Estados Unidos, además de la señal de una expectativa negativa de la actividad económica a futuro implica invertir en otros instrumentos financieros. Se prefieren inversiones en metales preciosos o en bonos de gobierno de largo plazo que sigan dando a los inversionistas altos rendimientos. Esto a su vez estará poniendo presión al Banco de México que el próximo 26 de septiembre tendrá reunión. Hasta antes del anuncio de la Fed, había un consenso entre los analistas que existían las condiciones para reducir nuevamente la tasa de referencia al menos otros 25 puntos base y reducir el costo del dinero para que hubiera más proyectos productivos (generadores de empleo) y menos inversión de cartera. Ahora, esa posibilidad se diluye porque si Banxico reduce la tasa, se perderá todavía más capacidad de atracción de capitales, y aunque es inversión no productiva de manera directa, sí genera de manera indirecta porque al estar ese dinero en las instituciones financieras, las empresas o futuros empresarios pueden acceder a esos recursos para llevar a cabo sus propios proyectos. Por otro lado, si la decisión es que las tasas se queden igual para mantener la inversión, la economía en su conjunto podría caer en recesión a inicios del siguiente año porque en estos momentos hay una reducción en dos de los principales componentes del crecimiento económico; las exportaciones y el consumo. Además, la inversión extranjera aunque crece, muy poca es inversión fresca, más del 97% es reinversión que se puede explicar por ser parte de la planeación de años anteriores o estrategias fiscales y no necesariamente el reflejo de la desconfianza derivada de la reforma judicial, todavía, hay que recordar el periodo medido. Para comprender qué tanto ha dañado esta última la capacidad de atracción de México, habrá que esperar algunos meses más. De acuerdo con la Secretaría de Economía con datos al cierre del segundo trimestre de este año, la inversión extranjera directa alcanzó los 31 mil 096 millones de dólares, y aunque es un monto récord, hay que señalar que del total anterior, 30.3 mil millones son reinversión y sólo 0.9 mil millones son inversión nueva, esto es, solo el 2.89% del total. En conclusión, es poca atracción y gran reinversión. No es malo el resultado, pero da en qué pensar sobre todo cuando los datos que se tengan del tercer trimestre reflejarán parcialmente los efectos de la reconfiguración (o descomposición) económica que se esté viviendo.

Aunque si México baja la tasa de interés en la misma proporción que Estados Unidos, uno podría pensar que la diferencia es casi la misma o más, donde México ofrecería 10% y Estados Unidos 4.75%, el problema es que los inversionistas ya no considerarían que bajo las actuales circunstancias de nuestro país, un 10% es suficiente para compensar el riesgo que se percibe por la reforma judicial y el déficit fiscal. Por lo anterior, será una decisión a tomar, muy difícil para el comité de política monetaria del Banco de México en la siguiente reunión. Bajar la tasa puede resultar muy riesgoso para la inversión en México porque nos haría perder capital de cartera, sobre todo en este momento cuando lo que se necesita es dinero. La inversión va a donde hay confianza en la estabilidad económica y política, ambos elementos son escasos en este momento en nuestro país. Por esa razón, la única vía para seguir navegando “las aguas turbulentas del desequilibrio económico” es dando una compensación por medio de la tasa de interés. Esto mandará una buena señal a los mercados de que entendemos en dónde estamos pero sabemos, sobre todo, a dónde vamos.

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Para terminar, hablar de crisis en este momento es importante, no porque haya una, sino porque a toda costa se debe y se puede evitar. El primer paso será mantener la tasa de interés, que ha sido muy efectiva para corregir el problema de inflación y para atraer inversión. El segundo es poner un freno al gasto público que se ha desbocado terriblemente y que si no se contiene inmediatamente, terminará generando lo que nadie quiere, una crisis, o al menos eso dicen los otros datos.

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