Los otros datos de los datos de la economía en México
Esta semana ha habido una avalancha de datos económicos y financieros importantes que nos dicen cómo cerró el segundo trimestre del año, y en consecuencia cómo cerrará este 2024, que a todas luces, no lo hará bien y dejará una problemática profunda para el siguiente año.
Para comenzar y algo de lo que tradicionalmente hablo poco, que es el empleo, tuvo un crecimiento del 2.7%, mismo aumento que el trimestre pasado a tasa anual. Para algunos este dato es sinónimo de que la economía está en un proceso de ralentización. Para otros es normal porque prácticamente todos los que quieren trabajar lo hacen y los desocupados lo están porque están en transición laboral (de un trabajo a otro) o porque acaban de terminar un contrato y están a la espera del siguiente. Sin embargo, esto puede ser cierto para algunos estados, pero no para todos. Para el caso de Coahuila, se puede decir que el empleo está creciendo más que el pool de trabajadores y como muestra del argumento anterior, ya es el estado con menor empleo informal, 35% solamente, mostrando que la formalidad sigue creciendo. Este porcentaje de informalidad se ha mantenido en las mediciones realizadas a partir de 2022 de manera constante y ya se rebasó a Nuevo León que era el número uno hasta el trimestre pasado (rondaba el 34% de informalidad). A nivel país se puede decir que el nivel de desempleo es muy bajo y está “bien”, aunque los salarios siguen siendo el reto por vencer no solo de este sexenio sino de anteriores.
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En materia de pobreza los números han mejorado, y aunque se ha reducido el número de pobres en números redondos en 8 millones, aún quedan 38 millones más en una situación complicada desde la perspectiva económica. De acuerdo con BBVA, en 10 años, de los 2 mil 455 municipios que generaron información en 2010 y 2020, 70.3% (mil 727 municipios) redujeron sus niveles de pobreza en 9.4 puntos porcentuales en promedio mientras el resto la incrementaron en 5.3 puntos porcentuales (728 municipios). Lo anterior gracias al efecto de los programas sociales que han contribuido notablemente a la reducción de la problemática, aunque más de la mitad del país sigue teniendo problemas para generar empleos y por los visto, seguirán dependiendo notablemente de las transferencias gubernamentales que como lo demuestra la historia de México, si llegan a desaparecer, las pobreza abarcará a más población y será más intensa. El reto será terminar el año con un presupuesto que no dependa de préstamos para seguir manteniendo los programas sociales.
En la inflación y las tasas de interés, no hay nada bueno que decir. En la inflación andamos en 5.16% a tasa anual, y con problemas, aunque este dato es la última lectura y comparado con la anterior se redujo un poco. El argumento de que la inflación subyacente está bajando, veremos si sirve para explicar las tendencias alcistas que tendremos por el incremento natural del costo del dinero por la depreciación del peso con respecto al dólar. En cuanto a las tasas de interés, tendrán que reducirse para que la economía no se ralentice tanto, se espera que terminemos el año con una tasa de referencia a un día en 10.25%, hay espacio para reducir las tasas medio tiempo, y eso podría ser mucho dadas las condiciones actuales. Aquí el Banco de México tiene el reto de controlar la inflación y de reducir el costo del dinero para que la economía nacional no caiga tanto como lo está haciendo hasta el momento.
En cuanto al tipo de cambio, ayer ya llegamos a los 19.85 pesos en la cotización del diario oficial de la federal y a 20 pesos en el spot. Las variaciones al alza que se están mostrando en el mercado representan el nerviosismo y la desconfianza de los inversionistas en la reforma judicial. La parte política directamente está causando estragos también en la inversión extranjera directa y de cartera. En ambos casos hay pérdidas notables que pondrán las pocas posibilidades de crecimiento bajo amenaza si se insiste con ellas, como todo parece indicar. La inversión fija bruta decreció en junio 1% respecto a mayo y apenas aumentó un 0.7% con respecto al mismo mes del año pasado. Nada positivo asumiendo todo lo presentado en el último informe del presidente. La pérdida más importante fue en la construcción no residencial, que incluye obra pública, pero también obra privada como parques industriales e infraestructura comercial, rubro en que se disminuyó el 2.9% a mayo, y a junio en 3.1%, ambos a tasas anuales.
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La inversión se ha estado cayendo de manera importante y el problema es que sin inversión no hay producción ni empleos. Sin producción constante los precios tienden a subir en el corto plazo, y ya tenemos a la inflación en una situación difícil. Tampoco estamos viendo una recuperación del empleo en términos salariales, por lo que el consumo apenas creció un 0.1% y no tuvo ya la incidencia que venía teniendo en el crecimiento económico. De esta forma tenemos hoy un país sin consumo, que produce poco, todos trabajan mucho aunque ganan poco.
Le quedan al sexenio tres semanas más, y el resumen es que si bien México está cambiando, no se sabe exactamente en qué tipo de modelo se quiere terminar. Desconocemos si hay una idea definida porque los datos muestran resultados opuestos; o indicadores muy buenos, o indicadores muy malos y una economía en general que se va desacelerando a pasos agigantados, consumiendo los pocos resultados positivos como los aumentos al salario mínimo que se comió totalmente la inflación, los aumentos al consumo que se acabaron por el encarecimiento del dólar y la inflación nuevamente. De la gasolina a 10 pesos el litro no queda ni la más remota referencia. Del sistema de salud y de la educación, no hay nada bueno que decir en términos económicos, cada vez hay menos presupuesto y más distancia a Dinamarca. De la seguridad pública hay muchas dudas. Sin embargo, parece ser que esto es México; pasan los sexenios, y siempre acaba pasando lo mismo, allí vamos nuevamente cuesta abajo.