¿Te gusta leer? Estos 4 libros atraparán tu atención
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Esta semana te recomendamos leer: ¿Dónde está la frontera del aire?’, de Adolfo Castañón; ‘Cartas a una ardilla y otros especímenes’, de Angelina Muñiz; ‘Apuntes flamencos’, de Juan Vadillo, y ‘Estupidez ilustrada’, de Luis Alberto Ayala Blanco
‘¿Dónde está la frontera del aire?’, de Adolfo Castañón
El volumen que los lectores tiene entre las manos busca hacer una presentación, en clave mexicana, de las diversas modalidades practicadas por este polígrafo infatigable: el verso, el ensayo, la narración, la novela, el apunte periodístico, la parodia. Además de buscar dar una idea caleidoscópica del versátil y plástico testigo de la historia y de la acción de los otros, la galería recapitula su presencia en las cartas, diarios y testimonios de amigos, como Alfonso Reyes y José Luis Martínez, entre otras voces.
‘Cartas a una ardilla y otros especímenes’, de Angelina Muñiz
En el presente epistolario, se reúnen diversas cartas que la autora le escribe a una ardilla y a otros especímenes. Éstas materializan las reflexiones de la autora en torno a diversos temas, con las que los lectores logran vislumbrar lo que la autora piensa y cree de lo que la rodea.
‘Apuntes flamencos’, de Juan Vadillo
Apuntes flamencos está conformado por una recopilación de ensayos donde se establece un diálogo entre el mundo sincrético del flamenco, la poesía, y algunos conceptos como la Pena andaluza, el silencio, la música callada, el compás y el duende. A su vez, este libro se acerca al problema que implica la comparación entre las coplas flamencas de la lírica tradicional y las coplas escritas por poetas cultos. Siguiendo esta misma línea de investigación se esbozan las virtudes de la brevedad que, como un arte, se expresa en las coplas.
‘Estupidez ilustrada’, de Luis Alberto Ayala Blanco
Practicante fallido de la ataraxia, disciplina mental que exige la negación de los temores y los deseos, en su “Comentario” introductorio, Luis Alberto Ayala Blanco con esa sus contradicciones entre el hastío que le provoca escribir a la vez que sufrimiento y placer. Esto le permite renunciar al pensamiento sostenido y emprende una exploración azarosa entre los socavones del humanismo y su engendro más querido, las masas empoderadas por el voto. “No olvidemos que uno de los vicios de la democracia, como bien dice Cioran, es permitir que cualquier imbécil pueda gobernar.” Tal para cual.
