Transformación económica requerida

Opinión
/ 1 marzo 2024

Al iniciar hoy las campañas políticas para la Presidencia de la República, surge la necesidad de revisar un poco los pendientes de la economía con el fin de poder evaluar correctamente si las propuestas de las candidatas y el candidato resultan congruentes ante lo que el país necesita de inmediato y aquello que necesita a un más largo plazo.

Está claro que la parte de la seguridad pública, la salud y la educación ya se han mencionado hasta el cansancio y no tendría mucho caso abonar a lo mismo. Ya sabemos que en seguridad estamos muy mal, aunque el Presidente diga que todo está muy bien, que en la salud no hemos llegado a ser Dinamarca y que ni la megafarmacia sirve, en la educación estamos en los tres últimos lugares en las pruebas de medición de matemáticas y de razonamiento científico dentro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.

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Lo urgente que tendrán que resolver las postulantes y el postulante a la presidencia es la tremenda problemática que se viene en relación con las pensiones y jubilaciones. Este asunto tiene el potencial de generar una crisis económica nacional tan pronto como en 2025. En el presupuesto actual este rubro se lleva el 22% y cada año crece. Además, el presidente López Obrador quiere incrementar la carga tributaria del estado reduciendo la edad en que se pueden recibir apoyos y aumentar la cantidad recibida mensualmente. De pasar esta enmienda constitucional, para 2025 podríamos decir que las pensiones y jubilaciones se llevarían cuando menos el 25% del presupuesto de egresos. Lo que es peor es que el número de jubilados se irá incrementando año con año poniendo más presión en los impuestos que todos pagamos y se usan para pagar este factor. Es increíble que el Presidente no se dé cuenta que previo a esta propuesta se necesita una reforma fiscal de gran calado, que implicaría una mayor contribución de parte de todos los agentes económicos; trabajadores, patrones y el propio gobierno. Hasta el momento, ninguna candidata o candidato se han pronunciado al respecto, ni como comentario general, a pesar de que sí se han pronunciado a favor de acciones para mejorar la seguridad pública, la educación y la salud. Lo mismo de siempre.

Tampoco se ha mencionado cómo se arreglará el déficit público que dejará el actual mandatario. Lo que se está pidiendo prestado para este año, 1.9 billones de pesos, tendrá un presupuesto para pago de intereses (servicio de la deuda) y desde luego del pago del capital. La pregunta para los protagonistas es: ¿cómo arreglarán las finanzas públicas para que el nuevo mandato pueda generar la infraestructura necesaria para el crecimiento sostenido del país si no hay dinero más que para pagar deudas? A pesar de que el nearshoring nos dará 4 ó 5 años de ingresos extraordinarios; siempre y cuando se mejore la seguridad pública, la educación y la salud de los trabajadores, no hay seguridad después de este plazo de que México pueda crecer sostenidamente. A nivel internacional hay dudas porque no hay un plan establecido para que el sector privado invierta con bajo riesgo y que se respetará la propiedad privada. Las expropiaciones de este sexenio dejan una gran interrogante al respecto. La participación del Ejército en labores que tradicionalmente se dejaban al sector privado (y que se quitaron con argumentos de “corrupción” nunca probada) reducirá el efecto multiplicador del dinero en el sistema económico, pues menos empresas participarán en las actividades económicas, eso es evidente para los que sabemos un poco de economía.

Los proyectos faraónicos del Presidente, el AIFA, Dos Bocas y el Tren Maya, se tendrán que cerrar este año definitivamente en términos presupuestales y las probabilidades de que no generen recursos para el gobierno, sino que los consuman a través de apoyos (como ya tiene el AIFA y lo tendrá el Tren Maya), pondrán bajo presión a los candidatos para cancelarlos, pero con el Ejército de por medio, la situación será crítica. La forma en que se les asignaron sus administraciones reduce el margen de maniobra de quien llegue a ser presidente. Desde luego, siempre está la salida de no dar presupuesto e ir dejando esos proyectos en el olvido como hay muchos a lo largo de la historia nacional. El punto central será si quien gane, decide operarlos y con qué dinero lo hará, pues el presupuesto de 2025, que será el presupuesto que pueda operar el ganador, será vital para evitar una recesión económica que se encuentra ya “cantada”. La razón para lo anterior es que precisamente, hay demasiados gastos y pocos ingresos. Y solo para cerrar el punto, ¿de qué vivirán ahora Tabasco, Campeche y Chiapas si esos proyectos no generan? Recordando, ya no recibirán dinero para infraestructura.

Habiendo dicho lo anterior, y dejando de lado todavía varios argumentos, surge la necesidad de hablar de una reforma fiscal que será obligatoria para la o el siguiente mandatario. El problema será si quien llegue a Presidencia lo hace con el voto dividido, ya que pagará un precio político alto y poco popular, dando elementos para crítica al bando contrario, recordando que los impuestos siempre son impopulares, por eso este sexenio no tuvo cambios fiscales y todos fuimos felices, pero vienen las consecuencias. Habrá que hacer transformaciones que significan mayores cobros a todos los contribuyentes, pero no espere que ningún partido se atreva a tocar a los informales. Sigue creciendo la actividad económica informal y no hay manera de detenerla. Eso sí, aunque no contribuyan a nada en lo fiscal, sí consumen los recursos disponibles. Se habla de justicia y equidad en el gobierno actual, pero en realidad no la hay. Este es también un problema del que no se habla. Pocos mexicanos pagamos impuestos, pero todos gozamos de ellos y el problema es que, de mantenerse esa tendencia, tendremos una situación complicada como la de Argentina. Hay que voltear a ver ese país, donde todo lo que estamos comentando se dejó pasar, no se atendió. El gobierno peronista quiso ser el protagonista de todo, y simplemente hoy ya no pudo dar nada y por eso llegó Javier Milei. Se tuvieron que hacer sacrificios muy grandes que están haciendo sufrir a la población; hay desempleo rampante, falta de productos, poco poder adquisitivo, pero eso sí, el gobierno central repartía dinero a todos, aunque no hubieran contribuido. No hay que dejar de ver el ejemplo argentino, porque parece que en México podría haber un sentido “peronista” del manejo de la economía, pero ya sabemos cómo termina eso, en el desastre que pagarán nuestros hijos. Hay que estar atentos a las promesas de campaña, que ya sabemos que, viniendo de los políticos, no sirven de mucho. Así lo dicen los otros datos.

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