Tres notas breves

Las Danzas para arpa y orquesta de Claude Debussy, que esta noche será interpretada por Betuel Ramírez y la orquesta filarmónica del Desierto, están flanqueadas por dos obras del Romanticismo. Una exquisita y delicada, la Obertura en do mayor, de Fanny Mendelssohn, y la otra portentosa y potente: la Sinfonía No. 5 de Tchaikovski.
Brevemente hablaré de las tres.
La joven arpista Betuel Ramírez, Directora general del Festival Internacional MotivArpa, y arpista principal de la orquesta sinfónica de la Universidad del Estado de Hidalgo, interpretará las dos Danzas para arpa y orquesta de Claude Debussy. Se trata de una composición caracterizada por su virtuosismo y lucimiento del instrumento en sí. Hasta antes de Debussy existía un tipo de arpa de difícil manejo. Se trataba de un instrumento de pedales de doble acción, para tocar bemol, natural o sostenida. Su operación exigía cierto tiempo necesario para accionar los pedales y cambiar de tono. Además, el mecanismo de los pedales era tan duro que emitía sonidos no siempre suficientemente amortiguados, que terminaban por competir con la dulzura de las cuerdas.
Hacia finales del siglo XIX el constructor de pianos e inventor Pleyel, Gustave Lyon, propuso un modelo de arpa cromática sin pedales. Su fama de inventor estaba bien cimentada, pues había creado pianos dobles, pianos de dos teclados, y timbales cromáticos. Estos últimos no dejan de ser una maravilla. Para el lucimiento del renovado instrumento se pidió a Debussy la composición de una obra ad hoc. Debussy ya había escrito para dos arpas en su Preludio a la siesta de un fauno (1894). Si se escucha con atención, se encontrará que en esta bellísima obra del Impresionismo, la riqueza sonora queda por debajo de la gama que ofrece las Danzas, obra resultante de la petición que le fuera formulada. Se trata de dos breves piezas encabalgadas que se estrenaron en París en 1904.
Para los interesados en el arpa, invito a la escucha de la Sonata para flauta, viola y arpa (1915) de Debussy; de Introduction et allegro (1905) de Maurice Ravel; y de la rara belleza del Concierto para arpa y orquesta, Op. 25 (1956) del argentino Alberto Ginastera
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La figura de Fanny Mendelssohn (1805-1847) ejerce una mezcla de rabia y de admiración. Hermana mayor de Félix (1809-1847), poseía un talento semejante y tal vez superior al de su hermano. Educados ambos bajo los principios luteranos, Félix inicialmente fue orientado hacia las finanzas, que era la actividad de su padre; y Fanny educada para casarse bien. Sin embargo, y más allá de las expectativas, en el seno familiar su padre Abraham alentaba el talento musical de sus hijos, a quienes regaló una orquesta de cuerdas —con músicos, director, copista y toda la cosa—, cuando él tenía 13 años y ella 17. De aquella primera experiencia nacieron las 13 sinfonías para cuerdas, de Félix, y las piezas para piano de Fanny. Esto viene a cuento porque la Obertura en do mayor, escrita en 1830, fue la única obra orquestal de Fanny, y es tremendamente semejante, en estilo, intensidad y estructura, a las sinfonías para cuerdas de su hermano. Ojo, no estoy diciendo que la copió, solo que, de haberle permitido a Fanny desarrollar su arte, muy seguramente hubiese alcanzado la cima que tocó Félix. Baste citar dos ejemplos para ilustrar el corset al que estaba sujeta Fanny, en su condición de mujer: su padre le escribió una carta que deja fuera de toda duda su apoyo y a la vez recordándole su condición de mujer de familia: “La música tal vez se convierta en su profesión (refiriéndose a Félix), mientras que para ti puede y debe ser sólo un adorno”. Tanta era la presión social que varias de las obras de Fanny fueron publicadas bajo el nombre de su hermano Félix.
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De la sinfonía No 5 en mi menor, Op. 64, (1888) de Tchaikovsky sólo diré dos cosas. Primero, es su sinfonía más equilibrada entre la influencia nacionalista rusa, y la escuela europea. Invito a la escucha de su sinfonía 2 en do menor, Op. 17, de 1872, de un carácter tan nacionalista como lo es el Huapango de Moncayo. Segunda: para paladear esta sinfonía en toda su magnificencia, invito a la escucha consecutivas de las sinfonías 4, 5 y 6 del autor. Su belleza reunida nos llevará de la taquicardia a las lágrimas.
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¡Bien por la OF del Desierto y Eliezer Jáuregui! Ya eran una necesidad imperiosa las guías de escucha que hoy inician a las 19:40 en el Teatro de la ciudad.