Trueque
COMPARTIR
Las noches de bodas se prestan a expansiones líricas que, pasada la luna de miel, difícilmente se repetirán. Generalmente es el novio quien busca establecer el derecho real de propiedad sobre los encantos de su flamante mujercita. En el tálamo nupcial Gerineldo le preguntó con voz melosa a Susiflor, su desposada: “¿De quién son estos ojos de esmeralda?”. “Tuyos mi amor”. “¿Y estas mejillas de rosa?”. “Tuyas, mi cielo”. “¿Y estos labios de púrpura?”. “Tuyos, mi vida”. Seguidamente el exaltado galán se dio un súbito bajón: “Y estas preciosas pompitas ¿de quién son?”. En este apartado la respuesta de Susiflor fue diferente: “Hayan sido de quien hayan sido, ahora son tuyas”... Don Bolito llegó feliz a su casa. Muy contento le dijo a doña Gorgolota, su mujer: “¡En el Club Filatélico me nombraron El Hombre del Año!”. “Me lo explico –respondió con tono ácido la doña–. El año estuvo de la jodida”... Doña Panoplia de Altopedo, dama de buena sociedad, y su esposo don Sinople estaban tomando el té en la sala cuando entró Nacia, la mucama, y le anunció a su patrona que se iba de la casa. “¿Por qué, Nacita?” –le preguntó doña Panoplia, que nunca le había dicho “Nacita” a la muchacha–. Contestó la fámula: “Porque me pagan muy poco por lo que hago, y nada por lo que el señor me hace”... Famosísimo profeta fue Nostradamus. A San Malaquías se le consideró también supereminente augur. La Madre Matiana gozó en su tiempo prestigio grande de vidente. Nadie, sin embargo, iguala a don Teofilito en eso de vaticinar el porvenir. Su única tacha estriba en que sus predicciones son siempre pesimistas, como las de Casandra. Un ejemplo: “Fulano de Tal no me ha pagado el dinero que me debe”. “Ni te lo pagará, dijo don Teofilito”. Otro: “Mi novio me juró que se casaría conmigo, y no se ha casado”. “Ni se casará, dijo don Teofilito”. Este personaje del habla popular es, entonces, un arúspice al revés: generalmente los profetas anuncian lo que va a suceder; don Teofilito pronostica lo que no va a suceder. López Obrador trae colgado al cuello el avión presidencial igual que si alguien trajera un yunque o un metate. El régimen no le encuentra salida al malhadado armatoste, convertido ya en a pain in the ass, si me es permitido el uso de una locución extranjera. Ahora AMLO nos dice que el tal avión será canjeado por helicópteros. Se espera que el trueque, moderna forma de comercio, sea la solución a ese problema. Hasta ahora el avión presidencial ha servido sólo para ilustrar la demagogia de un Presidente que para demostrar su austeridad republicana viaja en avión de línea, exponiéndose a que grupos de pasajeros lo saluden con maldiciones, abucheos, rechiflas o las tres cosas juntas. Carísimo, y en condiciones de riesgo por su falta de uso, la 4T no ha podido encontrarle cliente al ya tristemente célebre aeroplano. Ni se lo encontrará, dijo don Teofilito... Doña Balena, señora bastante robusta, por no decir que gorda (cuando se subía a la báscula el aparato gemía: “¡Ay!”), decidió tomar clases de equitación a fin de adelgazar. Un mes después de practicar ese ejercicio alguien le preguntó a su esposo: “¿Ha bajado de peso tu mujer?”. “Ella no –replicó el marido–, pero el caballo ha perdido ya 65 kilos”. (Pobre animal. Va a quedar como el caballo de Gonela, citado por Cervantes, que sólo huesos y pellejos hay)... Un tipo le dijo a otro: “Compadre: su vecino anda diciendo en todos lados que su esposa –la de usted– grita mucho en el momento del amor”. “¿Cómo es posible? –se indignó el otro–. Ahora mismo voy a aclarar eso con mi mujer”. Le pidió el tipo: “De paso, compadrito, pregúntele por favor por qué conmigo nunca grita”... FIN.