Trump-Elon: Vientos de cambio antiliberales...
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El temor a la amenaza del gigante asiático ha provocado que Donald Trump y su gabinete adopten medidas y narrativas que antagonizan con la herencia política estadounidense
Glásnost y perestroika. Dos conceptos en los que aún resuenan los ecos de esperanza, optimismo y libertad de finales del siglo pasado o, como diría la banda alemana de rock Scorpions, “los vientos de cambio”. El primero −que puede traducirse como apertura− fue la reforma política y social con la que el gobierno soviético, encabezado por Mijaíl Gorbachov, transparentó los excesos autoritarios de la URSS, se amplió la libertad de expresión permitiendo una mayor crítica al régimen y se liberaron a los presos políticos. El segundo −la “reestructuración”− se trató de la reforma económica mediante la cual se impulsó la apertura y liberalización de los mercados, así como la participación privada en la economía soviética.
Ambos ejes constituyeron la estrategia para conducir a la URSS a la modernidad democrática e intentar salvarla de la ruina económica y política. Sin embargo, el reformismo de Gorbachov fue uno de los factores que encaminaron a la Unión Soviética al colapso. Con la caída del bloque soviético, muchos analistas políticos sostuvieron la tesis de Francis Fukuyama sobre “El Fin de la Historia” (1992), pregonando el triunfo de la democracia liberal. Para quienes sostenían esta tesis, la historia había llegado a su fin, pues la razón humana ya se había desarrollado plenamente con el esbozo teórico de los ideales y valores de la democracia liberal −limitada constitucionalmente y con división de poderes− acompañada de una economía de mercado; únicamente restaba su materialización global.
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La transición de la bipolaridad que reinó durante la Guerra Fría al dominio unipolar de Estados Unidos durante el nuevo milenio ya concluyó. De nueva cuenta nos encontramos ante un escenario bipolar emergente, en donde China le disputa la hegemonía a Estados Unidos. El temor a la amenaza del gigante asiático ha provocado que Donald Trump y su gabinete adopten medidas y narrativas que antagonizan con la herencia política estadounidense, quienes presumen históricamente de ser los campeones del liberalismo.
La semana pasada, el Ejecutivo estadounidense increpó a los gobiernos europeos −bloque aliado desde que concluyó la Segunda Guerra Mundial− por medio de su vicepresidente J.D. Vance, quien les expresó que el mayor peligro para Europa no es ni Rusia ni China, sino Europa misma, principalmente por haber abierto sus fronteras a personas migrantes.
Días después de la tensa participación de Vance ante los representantes europeos, el gobierno de Estados Unidos se reunió con el gobierno ruso para establecer una estrategia frente a la guerra ruso-ucraniana, reunión a la cual ningún representante de Ucrania fue invitado. Posterior a la reunión, el presidente Donald Trump llamó “dictador” al presidente ucraniano Zelenski, entre otras descalificaciones.
A 35 años de la caída del Muro de Berlín y 33 de la disolución de la URSS, en muchos aspectos el devenir histórico se ha desarrollado contrariamente a como hubiera esperado Fukuyama. Resulta bastante irónico que Estados Unidos, pionero de las revoluciones liberales (1776), hoy en día se encuentre gobernado por un grupo de empresarios que pone en entredicho la tradición democrática estadounidense. La posible alianza entre Rusia y Estados Unidos parecería imposible bajo el liberalismo del “Tío Sam”.
A cuatro décadas del inicio de la adopción del glásnost y la perestroika, Donald Trump forja alianzas con un gobierno ruso que tiró a la basura el memorándum en donde se le informaba de las políticas de democratización; mientras tanto, le da la espalda a sus antiguos aliados que conformaban el bloque liberal y amedrenta a los funcionarios del Poder Judicial de su propio país. Los vientos de cambio hacen eco una vez más, pero ya no en la Plaza Roja de Moscú con la esperanza de una apertura democrática, sino en el resto del mundo por el rechazo de Estados Unidos al espíritu del liberalismo.
X: @areopago480
Correo electrónico: areopago480@gmail.com