Un negocio saludable
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El ingeniero Javier Lozano —homónimo del político—, originario de Nuevo León, fue detectado por mi radar gracias al libro “La Paradoja del Progreso”, de Clayton M. Christensen, profesor del MIT. Hace tiempo leí otro de sus libros: “El Dilema del Innovador.” Este autor, autoridad a nivel mundial en temas de innovación en los negocios, fue maestro de Lozano, e influyó en él para que emprendiera hace 12 años un negocio exitoso e innovador.
Se estima que en México más de 20 millones de personas —el 17 por ciento de la población-, padece diabetes, entre la que se encuentra la madre de Lozano, la cual enfrentó un sin número de obstáculos para atenderse, motivando a su hijo para idear una solución al problema mediante un modelo de negocio que está creciendo por todo el país.
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Por cierto, al extrapolar el porcentaje nacional a Saltillo y su zona metropolitana, alrededor de 170 mil personas serían diabéticos, lo cual es un escenario preocupante, si imaginamos el reto que esto significa para los sistemas de salud, problema que se agudiza, pues la enfermedad sigue creciendo.
El objetivo de Lozano fue crear una empresa que fuese líder de tratamientos a la diabetes por el sector privado en México, para lo cual desarrolló un sistema de membresías, que se traduce en una reducción de los costos superior al 60 por ciento, respecto a los procedimientos tradicionales. La idea ha funcionado, pues en 2011 se inauguró la primera “Clínica del Azúcar” en Guadalupe, Nuevo León, y a la fecha son ya 40 las que operan en el territorio nacional.
Una característica fundamental del negocio es que los pacientes reciben un tratamiento integral en un solo lugar, evitando el desplazarse de un lado a otro, contando con los siguientes servicios: nutrición, atención médica, psicológica, laboratorios, estudios del riñón, valoración de pies, estudio de la vista, del corazón y educación en diabetes.
De acuerdo al plan previamente diseñado por un especialista, las membresías van desde poco más de 10 mil pesos al año, que pueden ser pagados de contado o en partes y con descuentos que oscilan entre cinco y el 20 por ciento. El plan más económico está enfocado a la medicina preventiva con un precio que rebasa los seis mil pesos al año. Salvo en este caso, en el resto, el paciente tiene acceso mensual, tanto a un médico especialista, como a consultas sobre nutrición, se ofrecen además servicios de laboratorio, atención psicológica —cuatro veces al año-, y revisiones periódicas.
Contando con la membresía -cuya vigencia es de uno a tres años, con posibilidad de renovación- los pacientes pueden atenderse en cualquiera de las 40 clínicas, en caso, por ejemplo, que anden de viaje. Es requisito de la empresa, la capacitación constante de sus médicos.
El primer contacto del paciente es con la recepcionista, quien lo canaliza con la enfermera para su valoración, pasando luego al laboratorio y ya con los resultados, sigue la entrevista con el médico. Todo el proceso tarda alrededor de media hora y es gratuito. Algo peculiar de la empresa, es su faceta espiritual, consistente en una misa semanal; presencial y en línea. Al respecto, el mes pasado el suplemento cultural del “Wall Street Journal”, publicó un artículo sobre la posible relación entre la religión y la salud.
Para saber si el negocio tendría éxito, Lozano recurrió a un sencillo experimento: si funcionaba en Saltillo, entonces lo haría en cualquier ciudad, y así fue como en 2017 inició en “La Nogalera” y seis meses después en la “Plaza Real”. muy cerca de la calle de Abasolo, donde diariamente son atendidas entre 45 y 50 personas, incluyendo gente proveniente de Parras, Monclova, Arteaga y Sabinas, por mencionar algunas.
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Los planes de expansión contemplan Estados Unidos y otros países. El negocio es una prueba de cómo el sector privado, ante las limitaciones del gobierno, está supliendo estos vacíos con una oferta de calidad y a precios accesibles, mostrando el camino para los próximos años. El modelo aquí reseñado ha propiciado el surgimiento de más de diez competidores, al percatarse de los resultados obtenidos.
Agradezco a Marisol Silva, gerente de “Plaza Real”, quien amablemente me concedió esta entrevista, uno de cuyos objetivos es informar al público sobre la existencia de nuevos espacios de atención a este padecimiento.
Encuesta Vanguardia
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