La fábula de los pastores

Es una comunidad caracterizada por la laboriosidad de su gente, que con esfuerzo le ha venido arrancado sus frutos al desierto, mejorando el nivel de vida. Cada seis años, los ciudadanos de este lugar acuden a las urnas para designar a la persona que se hará cargo del rebaño, el cual es parte sustancial de la economía del lugar.

En la contienda iniciaron cuatro aspirantes para cuidar del hato y hacerlo prosperar: un joven que pertenece a la familia de la que han surgido todos los pastores comarcanos por más de nueve décadas, el segundo es un candidato entrado en años, quien acusa las facturas de la edad, que no se quita el sombrero ni para ir al baño, y al cual se le iban las cabras al monte.

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Un tercer aspirante ejerció su labor en tierras tropicales, con malos resultados, ya que no cuidó a las ovejas de los depredadores, mermando los inventarios, y que ahora regresa cual hijo pródigo a cobijarse en el terruño, pero que a última hora sus patrones quieren dejar de lado. Un cuarto contendiente ha desempeñado modestas funciones, con algo de presencia en la región fronteriza del territorio, y que acaba de ser traicionado por los patriarcas verdes. Esto para inyectarle oxígeno al veterano que luce un paliacate color guinda, y que anda todo bocabajeado.

De la única familia que ha gobernado este lugar, han desfilado al frente de los rebaños pastores buenos, regulares y malos, estos últimos, fueron ineficientes y deshonestos. En efecto, con el pretexto de incrementar el negocio, entraron en tratos con los dueños del dinero para pedir en calidad de préstamos importantes sumas, cuyo destino, era se dijo, para ampliar los corrales, comprar más chivas y ovejas, lo que resultó falso, quedando las cuentas en la oscuridad ante la falta de información.

Esa perniciosa gestión se ha traducido en que los estrictos acreedores, con regular frecuencia pasan a la majada a recolectar a manera de intereses, una importante cantidad de cabritos, además, los mejores sementales y pies de cría, son destinados para ir descontando el capital adeudado, lo cual resta recursos a la comunidad, lo que se acentúa cuando el patriarca mayor de todos los rebaños les regatea el dinero.

Hasta ahora, el joven candidato lleva la delantera y pudiera quedar a cargo de la manada, debido a tres factores: darle prioridad a la seguridad, la añeja tradición comunitaria de votar de manera consistente por el partido que ha permanecido en el cargo y por último, pero no menos importante, el temor de que los pastores que transitan por los senderos de la izquierda provoquen un retroceso en la dinámica observada.

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El abanderado guinda, pertenece a una agrupación de alcance nacional que ha tenido pésimos resultados, pues la población ganadera, no sólo no ha crecido, sino que incluso ha disminuido durante su gestión, esto debido a las erráticas decisiones que han frenado las inversiones.

En fechas recientes, el jefe de jefes ha promulgado decretos como los de confiscar majadas completas, suspender los créditos para sembrar nuevas pastas para el pastoreo, nulo mantenimiento a los campos y, ausencia de obras para la ampliación de las instalaciones destinadas a la crianza de nuevas generaciones de animalitos.

Sentados en torno a una fogata, bajo un cielo plagado de estrellas, cubiertos con sus respectivos jorongos, y reconfortados por un café caliente, los sabios de la congregación charlan sobre la designación del nuevo pastor. El consenso prevaleciente se inclina por el más joven, sin embargo, se dice que su gestión podría enfrentar muchos obstáculos; sería como sacarse la rifa del tigre.

Algo que no entienden, es porqué, si el rebaño está tan mermado, hay quienes buscan administrarlo, pues no es negocio y les parece extraño que los candidatos se anden peleando entre ellos. Se hace un silencio, escuchándose a lo lejos los aullidos de los coyotes y el crepitar del fuego.

Alguien opina que si el pastor más joven llegase a detentar el bastón de mando, deberá rodearse de buenos consejeros, que aporten ideas para el crecimiento del rebaño y así tener recursos para solventar las necesidades comunitarias. La noche avanza, y el frío deja sentir su intensidad, señal de que es tiempo de retirarse a dormir. Mañana temprano, habrá que ir a votar y luego a la barbacoa con doña Petrita, a la “Loma Quebrada”, allá por el rancho del “Morillo”.