Durante siglos, el principio organizador de las civilizaciones ha sido la guerra. Los grandes imperios de la historia, como fueron el Romano, Mongol, Español y Británico, basaron su desarrollo y expansión sobre la base de la guerra y a la concentración de territorios para explotarlos comercialmente. Muchos expertos coinciden en que la mayor parte de las guerras de la historia tienen en común dos cosas: disputas religiosas o comerciales. La guerra de Independencia en los Estados Unidos tuvo como motivo una batalla entre británicos y franceses por los productos básicos y las rutas comerciales. Y aunque con los años a esta guerra se le dio un sentido patriótico del deseo de libertad de los Estados Unidos contra los europeos, el fondo fue una batalla comercial.
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La invasión británica en la India comenzó con la Compañía de las Indias Orientales en el siglo 17, tomando los derechos comerciales que los mongoles les habían cedido, acción que fue aprovechada por los ingleses que, ante un Imperio Indio que se debilitaba, lo invadieron para hacerse del control de materias primas como especias, textiles, piedras preciosas y opio.
La guerra del Opio entre chinos e ingleses, acontecida en los años de 1839 a 1842, no fue más que la reacción de los británicos a la negativa de los chinos de que siguieran importando esa droga a su país, lo que significaba la pérdida de importantes ingresos para el Imperio. La guerra civil estadounidense se centró en la abolición de la esclavitud. El fondo es la demanda que el algodón y otros productos agrícolas habían causado, dando una extrema dependencia de las economías de los estados sureños en esos productos.
Antes del ataque de Japón a Pearl Harbor, fue precedido por el embargo que los Estados Unidos y otras naciones habían hecho al Imperio japonés para no suministrarles más petróleo, el metal y los activos de productos alimenticios en el sur de Asia. El ataque de Pearl Harbor fue el esfuerzo de Japón para sacar a EU de la guerra y acceder a productos básicos.
A principios de la Segunda Guerra Mundial, Alemania y Rusia firmaron un pacto de no agresión. Sin embargo, a medida que la guerra progresaba en Alemania, se hizo cada vez más difícil obtener petróleo, así que decidieron invadir Rusia para tener acceso a los granos de Ucrania y a los pozos petrolíferos rusos.
En 1990, después de que Iraq acusó a Kuwait de robar su petróleo, invadió ese país como un intento de obtener el control de las grandes reservas de petróleo, frenar su producción petrolera de Kuwait y con eso aumentar los precios del petróleo mundial para poder pagar la deuda que acumuló al financiar su guerra con Irán. La reacción de Estados Unidos de declarar la guerra a Iraq fue por controlar el petróleo de ambos países.
Usted lo sabe, la primera intervención francesa en México, la famosa “Guerra de los Pasteles”, fue la reclamación de un ciudadano francés de apellido Remontel, que acusaba al gobierno de Santa Anna que en 1832 un grupo de oficiales del ejército se habían comido unos pasteles sin pagarlos, por lo cual demandaba una indemnización. La respuesta de Francia fue la invasión a México. Sí, por unos pasteles.
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El conflicto en curso en Medio Oriente ha despertado temores de que estallara la Tercera Guerra Mundial. El hecho se produce después del ataque de Irán a Israel con drones y misiles. Irán declaró que estaban ejerciendo la legítima defensa, e Israel, por su parte, declaró lo contrario. El mundo está alerta de que esto no escale, pero la amenaza es latente. La dinámica de la guerra entre Israel e Irán ha entrado en territorio inexplorado. El potencial de percepciones erróneas y errores de cálculo está en su punto más alto y un error puede desatar lo que todos tememos: un conflicto global y la utilización de armas de destrucción masiva.
Estamos, pues, ante un entramado geopolítico que desde los años 70 viene protegiendo al mundo de un holocausto nuclear. De manera que la tan temida Tercera Guerra Mundial sería nuclear y, por supuesto, como declaro Einstein cuando le preguntaron con qué armas se pelearía una tercera guerra dijo: “Ignoro con que armas se luchara en la Tercera Guerra Mundial, pero les aseguro que la cuarta guerra mundial se luchara con palos y piedras”.