Volver al futuro
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Y el futuro finalmente llegó. Hace 37 años mi querido amigo Guillermo Pastor López Narro, “Pato” para quienes lo queremos, me dijo: “¿Ya viste la película Volver al Futuro?”. Ese mismo día, del lejano año de 1985, fui al hoy desaparecido cine Studio 42 para ver cómo Marty McFly y el doctor Emmett Brown quebrantaban la teoría de la “conjetura de protección de la cronología”, de Stephen Hawking, que sostiene que los viajes en el tiempo son imposibles.
Protagonizada por Michael J. Fox y Christopher Lloyd, actores que hace unas semanas se reunieron en un emotivo reencuentro celebrado en la Comic-Con de Nueva York, 37 años después del lanzamiento de la icónica película que literalmente nos dio un vistazo al futuro, lo que fue posible gracias a dos grandes del cine, Steven Spielberg y Robert Zemeckis, los genios creadores que, con “Volver al Futuro”, dieron pie a una de las trilogías cinematográficas más exitosas de la historia; un fenómeno cultural y hasta musical con Huey Lewis & The News tocando la banda sonora de la película, que hoy aún se escucha.
En “Volver al Futuro” pudimos ver el desarrollo de efectos especiales e ideas innovadoras como patinetas y autos voladores, videollamadas, tabletas electrónicas, videojuegos interactivos y tenis autoajustables. Muchas de estas ideas han sido puestas en práctica y hoy, gracias a la innovación y al desarrollo tecnológico, son una realidad. Ahí están las videollamadas con FaceTime, Zoom y lo que Microsoft ha hecho con XBox.
Los protagonistas de “Volver al Futuro” atravesaron el espacio-tiempo a bordo de un auto deportivo marca DeLorean y la fecha que eligieron, como el entonces distante futuro, fue el miércoles 21 de octubre del año 2015, por eso hoy podemos hacernos la pregunta: ¿Nuestro futuro en el año 2022 es mejor que el pasado de 1985?
Y es que, llenos de nostalgia, a veces reconstruimos una versión de nuestro pasado en donde todo nos era más simple. La sensación de que no sólo fue mejor, sino que las predicciones que hicimos para el futuro también fueron mejores de lo que en realidad se convirtió nuestro presente. Se trata del “Síndrome de la Edad de Oro”, la idea errónea de que otra época es mejor que la que ahora vivimos. Añoramos los días cuando vivíamos un tiempo prodigioso, de diversión y libertad apenas sin preocupaciones, días magníficos en que vivimos la vida con arrojo.
Pero dejando de lado la nostalgia, hoy el progreso puede medirse de diferentes maneras, como puede ser la esperanza de vida, la libertad y los gobiernos democráticos, así como las guerras y la violencia. También podría medirse en términos de avances tecnológicos que nos ahorran tiempo, nos han vuelto más eficientes y han hecho la vida más fácil.
No olvidemos que hace 37 años, en el año 1985, el mundo vivía en plena guerra fría y con la posibilidad latente de que los Estados Unidos de América y la desaparecida Unión Soviética iniciaran una nueva guerra mundial. Se trataba de una época más oscura, con ausencia o pocas libertades y en donde los cambios democráticos eran imposibles siquiera de imaginar. De derechos humanos mejor ni hablar, no existían.
Eran años en que contaminábamos sin ninguna preocupación y donde la sobrepoblación y los conflictos étnicos-religiosos y otros problemas ni siquiera se discutían. Años en que la mortalidad infantil era cosa de todos los días y enfermedades como la polio aún no habían sido erradicadas.
Suelo ser muy negativo respecto a nuestro destino como especie. Pero lo que no se puede negar es que el futuro nos ha regalado los avances científicos y tecnológicos más sorprendentes de la historia: misiones a Marte, telecomunicaciones y tecnologías de la información, robótica, biotecnología, medicina avanzada salvando y procurando una mejor calidad de vida, bibliotecas y el mayor conocimiento de la historia disponible para todos. Lo que hagamos con todo esto será sólo decisión nuestra.
Hoy puedo confirmar que, 37 años después, he visto al futuro convertirse en historia. Que el tiempo nos ha enseñado que para prevenir un futuro que no deseamos sólo queda trabajar hoy. El gran inventor estadounidense Benjamin Franklin no lo podía describir mejor cuando dijo: “Un hoy vale por dos mañanas”. Hagámoslo para aspirar a “Volver al Futuro”.
@marcosduranf