Xóchitl: Claves para el pensar ciudadano desde la antipolítica
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México, nuestro amado país, se debate entre marejadas de confusión e incertidumbre. Las voces predominantes sugieren conflicto y polarización; mientras las opciones mediadoras e imaginativas brillan por su ausencia. El México de corazón multicolor, pleno de matices arrebolados, está pintado de blanco y negro.
De la ausencia del diálogo surge la incapacidad para imaginar y definir la ruta para construir el otro México posible. En la anhelada, pero improbable victoria de Xóchitl Gálvez, ella deberá trabajar en esa ruta desde la presidencia de la República, a partir de la renovación moral de la cosa pública; la cual permitiría a la política recuperar su legitimidad moral, como búsqueda de la verdad social, a través del servicio a nuestros semejantes.
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¿Cuáles serían sus claves desde el pensar ciudadano desde la antipolítica?
a) Provenir desde “abajo” como política de la gente y no de los aparatos institucionales y burocráticos; para rechazar la política tradicional, entendida como arte de la simulación o tecnología de la manipulación.
b) Exigir a sus participantes vivirla a partir de sus valores o imperativos morales, es decir, el servicio a la verdad, la moralidad práctica y el compromiso humano.
c) Asegurar que esos imperativos estén enraizados en una actitud crítica para ser el punto de partida de toda acción y experiencia personal; la cual deberá confiar más en la voz de la consciencia individual, que en abstractas especulaciones, para sólo responder a la responsabilidad exigida por dicha voz.
d) Oponer una barrera natural contra la irresponsabilidad moral y/o política de nuestros líderes o gobernantes y de los aparatos burocráticos e institucionales que los sustentan, para no condonar la inmoralidad pública o aceptar las reglas del juego y justificar una complicidad.
e) Luchar continuamente contra el mal que estas fuerzas encarnan y que se apropia del alma del ciudadano común para habitarlo. Combatirlo para erradicarlo de nosotros mismos y, por ende, de nuestra sociedad.
f) Retornar a nuestra humanidad y responsabilidad para con nosotros mismos, nuestros compatriotas y nuestro país. La mejor defensa contra la irracionalidad del poder y la inmoralidad pública es su expurgación; la cual se da al sacarlas poco a poco de nuestras almas, de nuestras circunstancias cotidianas, de nuestra sociedad civil, hasta poder expulsarlas completamente de nuestra humanidad.
g) Resistir de manera vigilante, razonada y atenta la presencia del poder impersonal e inhumano de las ideologías, aparatos, burocracias, sistemas, lenguajes artificiales y slogans políticos. Su resistencia exige la crítica de dicho poder bajo cualesquier signo político o religioso en el que se resguarde. Resistir su compleja y totalizante presión porque bajo estos disfraces se ocultan los hermanos sangrientos del fanaticismo y/o del autoritarismo.
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Buscar la verdad y exigir la moralidad proveen un punto de partida para una nueva manera de entender la política en México. Sin embargo, éstas deben venir desde “abajo”, donde se cuece la política antipolítica; en las diferentes capas de la sociedad civil. Donde una ama de casa, un campesino o un indígena, con su corazón bien puesto, honrando algo que lo haga trascender como persona y libre de todo miedo, puede apuntalar la presencia de esta cultura política, para que pueda ir haciendo más racional y humana, más verdadera y moral el alma de nuestra nación y la de nosotros mismos.
Va otra esperanza más para Xóchitl.
Este editorial debe su inspiración al discurso de Václav Havel titulado “Anti-political Politics,” leído en la Universidad de Tolouse en 1984 al recibir un doctorado Honoris Causa in absentia