Xóchitl: ¿la heroína trágica?
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Cada día, Xóchitl aventaja su paso para convertirse en la heroína trágica de las clases medias y altas del país. En su tránsito personal, de la esperanza a la desgracia no merecida, empieza a transmitir, de manera progresiva, miedo y pánico a sus seguidores.
Cierto. Es una mujer virtuosa y moral, en muchos sentidos, pero sus errores, uno tras otro, vaticinarán su derrota en 2024.
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Ella supo de la profecía, cuando regresó a Tepatepec, Hidalgo, su pueblo, a meditar sobre la decisión de entrar a la lucha por ser presidenta de la República: esa noche, mientras Xóchitl meditaba, espíritus otomíes le susurraron al corazón: “Ten cuidado con los partidos políticos, porque tu personalidad y tu carisma los rebasarán y, por ello, intentarán poner candados a tu carisma e inteligencia hasta someter tu espíritu; y obligarte a trabajar para ellos, en detrimento de tu búsqueda de la presidencia. Por ello, al final, sin conseguir tu meta, quedarás atrapada en tu propia grandeza; mientras millones de mexicanos llorarán tu derrota”.
Justo es decirlo, Xóchitl ha intentado evitar ese destino profético: mantuvo su talante disruptivo de tenor ciudadano e intentó unir a la base ciudadana del Frente Amplio por México con las cúpulas partidistas; pero en ambos casos fracasó. Su talante terminó por ser repetitivo y rutinario; sin dar el salto discursivo y de imagen, hacia una visión estadista (y esperanzada) del otro México posible.
La plataforma ciudadana del Frente, por su parte, pasó a ser el convidado de piedra, con máscara de invitado incómodo, fuera de lugar o sin voz en la lucha por la presidencia. Mientras los partidos políticos creaban una coalición dentro del Frente -llamada Fuerza y Corazón por México- para competir, sin candidatos ciudadanos, por las gubernaturas, diputaciones y senadurías a partir de sus decisiones cupulares.
Hoy, Claudia Sheinbaum tiene 46% de preferencias; Xóchitl Gálvez 25% y Samuel García dejó, obligado, la contienda con 14%.
Ante ese reto mayúsculo, Xóchitl responde con un equipo de campaña, cuyo perfil anticipa derrota en 2024.
¿Cómo liderará este equipo, quién nunca ha ganado una campaña electoral? Santiago Creel es un político plurinominal, el cual también perdió contra AMLO la jefatura del gobierno de la CDMX en 1999.
Pero Creel no está solo en su desventura: Carolina Viggiano perdió la contienda por la gubernatura de Hidalgo en 2021. Kenia López Rabadán ha sido tres veces diputada y, ahora, senadora plurinominal. Rubén Moreira, otrora gran operador electoral, perdió las gubernaturas de Nuevo León y Campeche en 2021. Jesús Ortega ha sido diputado y senador plurinominal, y también, como Creel perdió la competencia contra Marcelo Ebrard por la CDMX en 2005 y, para finalizar, Josefina Vázquez Mota fue diputada y ahora senadora, plurinominal en ambos casos, y candidata perdedora por la presidencia en 2012, por mencionar algunos de los integrantes del equipo de Xóchitl.
¿Dónde está el capitán de este equipo? Con este pasado inclinado a la derrota y la falta de experiencia electoral, ¿quién responderá por la operación política y territorial?, ¿quién construirá la estructura electoral en las 32 entidades del país?, ¿o capacitará a los representantes de cada casilla?, ¿quién realizará los estudios, las encuestas, los discursos, la programación y la logística de los eventos?
¿Quién reinventará y hará crecer la candidatura de Xóchitl?
Xóchitl camina, paso a pasito, a su destino: ser la heroína trágica de las elecciones en 2024.
Nota: El autor es director general del ICAI. Sus puntos de vista no representan los de la institución.