Murió a los 98 años el mítico actor de westerns Eli Wallach

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/ 28 septiembre 2015

Además, a lo largo de su carrera trabajó a las órdenes de cineastas como John Huston ("The Misfits")o Francis Ford Coppola ("El Padrino III").

Nueva York, EU.- El actor estadounidense Eli Wallach, una de las últimas leyendas vivas del Hollywood clásico, murió el martes a la edad de 98 años, según informa "The New York Times" citando a su hija.

De origen judío-polaco, Wallach debutó en Broadway en 1945 y seis años después ya tenía un Tony en su haber. Su primer éxito en la gran pantalla lo cosechó en 1960 con "The Magnificent Seven", en la que interpretó al bandido mexicano Calvera, y entre sus personajes más recordados figura el gangster Tuco de "The Good, the Bad and the Ugly".

Además, a lo largo de su carrera trabajó a las órdenes de cineastas como John Huston ("The Misfits"), Francis Ford Coppola ("El Padrino III") y más recientemente con Oliver Stone ("Wall Street: Money Never Sleeps") o Roman Polansky ("The Ghostwriter").

Ganador de un BAFTA por su interpretación en "Baby Doll", por la que también fue nominado a un Globo de Oro, Wallach no tuvo demasiada suerte con los premios. En 2010 la Academia de Hollywood decidió entregarle el Oscar honorífico por toda su trayectoria.

Adiós a Eli Wallach, el mayor bandido de la historia del western

Era una de las últimas leyendas vivas de Hollywood y, sin duda, uno de sus bandidos más famosos: desde Calvera en "The Magnificent Seven" a Tuco "The Good, the Bad and the Ugly", Eli Wallach coprotagonizó algunos de los western más emblemáticos y se mantuvo activo hasta cumplidos los 90. El martes murió en su Nueva York natal a los 98 años.

La primera paradoja en la vida de Wallach es que, pese a sus muchos papeles como bandido mexicano, no tenía raíces latinoamericanas. Y la segunda, que uno los primeros roles que interpretó este estadounidense de origen judío-polaco fue nada menos que Adolf Hitler. Aquella comedia, titulada "Is This The Army?", se inspiraba en el musical de Irving Berlin "This Is The Army", con cuya adaptación a la gran pantalla saltó a la fama un joven actor llamado Ronald Reagan.

Tras la Segunda Guerra Mundial, Wallach no se dedicó a la docencia, como tenía previsto, sino que estudió interpretación. Entre su círculo de amigos figuraban prometedores actores como Montgomery Clift, Marlon Brando, Anne Jackson y Norma Jeane Baker. Esta última pronto fue conocida como Marilyn Monroe y en 1960 rodó junto a Wallach y Clark Gable "The Misfits", un hito de la historia del cine. Sin embargo, la actriz con la que más compartió cartel y que desde 1948 sería su mujer fue Jackson.

Wallach debutó primero en Broadway y consiguió un Tony por su papel en el drama de Tennessee Williams "The Rose Tattoo". También en una obra de Williams se inspiraba la controvertida "Baby Doll" de Elia Kazan, con la que Wallach debutó en la gran pantalla. La película le valió un BAFTA como actor emergente y puso de manifiesto su capacidad para los papeles ambiguos.

En 1960 interpretó al bandido Calvera en "The Magnificent Seven" y seis años más tarde fue "el feo" Tuco en el clásico de Sergio Leone "The Good, the Bad and the Ugly". También interpretó a un bandido en "The Brain", junto a Jean-Paul Belmondo, y dio vida a un mafioso en "The Godfather III". Wallach nunca fue una gran estrella como Sinatra, Brando o Gable, pero a menudo era la primera opción de cineastas y productores y rechazó grandes papeles, como en "From Here to Eternity", porque ya se había comprometido con otros.

También triunfó en la televisión, pero regresó al cine. A mediados de los 90 trabajó a las órdenes del español Fernando Trueba en "Two Much" y entre sus últimos films figuran títulos como "New York, I Love You" en 2009 o "The Ghostwriter" y "Wall Street: Money Never Sleeps" un año después. En aquel entonces tenía ya 94 años. Además del Tony, el BAFTA y un Emmy, también fue nominado a los Globos de Oro por "Baby Doll", pero nunca al Oscar.

La Academia de Hollywood decidió entregarle la estatuilla honorífica en 2010. En su discurso, contó que como actor había interpretado "a más bandidos, ladrones, jefes de bandas, alborotadores y mafiosos" de los que cualquiera podría imaginar. Pero esa fue siempre su vocación: "Nunca actué para vivir. He vivido para actuar", añadió.



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