"La cinta blanca": la depuración definitiva del estilo Haneke

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/ 14 enero 2010

    "La cinta blanca" se ambienta en un pueblo del norte de Alemania. La Primera Guerra Mundial está a punto de explotar y en la campiña germana, en cambio, predomina lo inmaculado. Hasta que irrumpen extraños acontecimientos que rompen la armonía de una comunidad tan escrupulosamente constituida.

    Madrid, España.- Ganadora en Cannes y en los Premios Europeos del Cine, "La cinta blanca" es un ejercicio de estilo, rodado en exquisito blanco y negro, en el que Michael Haneke incrementa al mismo tiempo la accesibilidad y la complejidad de su cine, siempre inquieto ante la naturaleza violenta del hombre.

    El realizador muniqués disfruta buscando el elemento desestabilizador de la placidez burguesa, la reflexión intelectual llevada a ese extremo en el que convive con la náusea. En "Funny Games" jugueteaba con un secuestro aleatorio y "La pianista" era una melodía enfermiza sobre la perversión.

    Este fin de semana, el agitador de conciencias vuelve a las pantallas españolas -y todavía sin distribución en Latinoamérica- con su habitual seriedad pero con una sofisticación formal superior, con una belleza estética límpida y una fluidez inusitada en su estilo, tradicionalmente mucho más agreste.

    Con la distancia de un Bertolt Brecht, con el gélido lenguaje cinematográfico de un Bergman o un Dreyer y con la fatalidad filosófica de Kierkegaard. Haneke es, ante todo, un hombre de formación impecable.

    Elige el acontecimiento histórico que hizo tambalearse a la conciencia occidental: el nazismo. Y escarba en su génesis: los niños alemanes de 1914. Con esos elementos, y tantísimos otros que desperdiga en sus dos horas y media de duración con un amplio abanico de personajes, construye el milagro cinematográfico.

    "La cinta blanca" se ambienta en un pueblo del norte de Alemania. La Primera Guerra Mundial está a punto de explotar y en la campiña germana, en cambio, predomina lo inmaculado. Hasta que irrumpen extraños acontecimientos que rompen la armonía de una comunidad tan escrupulosamente constituida.

    El pastor, el médico y el alcalde. Dios, ciencia y política. Cada uno con sus rigideces, con sus prepotencias y sus suficiencias. Y todas ellas proyectadas sobre los más pequeños, que intentan entender y aplicar las enseñanzas de ese equilibrio y esa justicia social.

    No son todavía lo suficientemente maduros para desarrollar la doble moral y para aplicar excepciones. Creen a sus mayores a pies juntillas y actúan en consecuencia.

    "La cinta blanca" del título es el símbolo de una punición educada en un entorno social sometido a las formas y convulsa en el fondo. Una variante primigenia de la que luego alumbró la mayor barbarie cometida por el hombre, instrumentalizando la razón hasta convertir el exterminio en cadena de montaje.

    Pero Haneke utiliza el momento histórico mirando algo más que de reojo al presente. En la violencia sistematizada, en la alienación de la pureza y en el arma arrojadiza en que se convierte la moral.

    Como siempre, todo rodeado de una ambigüedad que deja sin respuestas. Que crea desasosiego sin válvulas de escape. Que en su blanco y negro abre una escala de grises infinita. Y que define una pieza cinematográfica redonda.

    Agencia de noticias internacional fundada en Burgos el 3 de enero de 1939. El entonces ministro del Interior, Ramón Serrano Suñer, impulsó la creación de la agencia, en la que participaron activamente: José Antonio Jiménez Arnau, Manuel Aznar Zubigaray y Vicente Gállego.

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