"10,000 A.C" no busca hacer historia

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/ 2 marzo 2016

    Era una época cuando el hombre y la bestia eran salvajes y el gran mamut recorría la tierra. Fue una época cuando nacieron las ideas y las creencias que forjaron a la humanidad para siempre.

    "10,000 A.C". sigue a un joven cazador en su misión de guiar a un ejército a través un vasto desierto, luchando contra tigres dientes de sable y predadores prehistóricos, mientras descubre una civilización perdida e intenta rescatar a la mujer que ama.

    O algo por el estilo. Porque Roland Emmerich, el director de la cinta, admite que no está buscando "una verdad histórica", y da por seguro que "todo el mundo va a decir que las mezclas de culturas y épocas que se ven en la película no existieron verdaderamente".

    Pero él prefiere
    ir de frente y admitirlo: "No se trata de una película histórica, es una fantasía que usa elementos de distintos períodos y culturas, para contar una buena historia, una epopeya humana".

    "10.000 A.C." transcurre 10 mil años antes de Cristo y se centra en un cazador de mamuts llamado D'Leh (Steven Strait) que tiene que recorrer, a pie, miles de kilómetros para tratar de rescatar a varios miembros de su tribu que fueron capturados y llevados a trabajar como esclavos. Entre ellos, claro, estaba Evolet, la mujer que ama.

    El filme mostrará al héroe atravesando diversas peripecias -entre las que se cuenta un enfrentamiento con un enorme tigre, y una tribu de campesinos negros que lo toman como un Mesías- y, finalmente, llegando al imperio que tiene a sus amigos esclavizados construyendo pirámides.

    Según Emmerich, "el tema" del filme es "la epopeya de un héroe que debe unir las distintas tribus. Hay diferentes religiones peleándose y hace falta un héroe que los unifique. El mayor enemigo es la civilización más avanzada, que usa la tecnología y la religión para esclavizar a la gente. Se creen dioses.

    "Fue el rodaje más complicado de toda mi carrera", explica Emmerich. El rodaje tuvo lugar en parajes tan lejanos y disímiles como Nueva Zelanda, Sudáfrica, Inglaterra y Namibia. Y no, no eligió esos lugares por ser fanático del rugby, sino porque, suponía, le presentaban las locaciones perfectas para lo que estaba buscando.


    Pero no fue tan así. Él lo cuenta. "En Nueva Zelanda nos dijeron que no iba a nevar y al tercer día nevó y no paró -dice-.

    En
    Sudáfrica, que no iba a llover y durante varias semanas fue un diluvio. Y así. Imagínate lo que es tener esperando a cientos de personas, gastando miles de dólares por hora, sin poder hacer nada". Se las rebuscaron (Emmerich tiene fama de poder resolver cosas rápido y por menos dinero de lo que parece) y lograron atravesar la primera etapa compleja, la del rodaje.

    Como en sus filmes anteriores, Emmerich vuelve a
    trabajar sobre "héroes comunes". "No me gustan las películas de superhéroes -explica-. Hay demasiadas. Prefiero las historias en las que un hombre común se tiene que convertir en héroe a partir de hechos inesperados. Con eso creo que todos nos podemos identificar".

    La crítica

    Desde antes de su estreno ya sufre con duras críticas debido a la incoherencia de las épocas del avance de la humanidad que intercala, hombres a caballo, pirámides y sociedades prehistóricas se mezclan en un título de aventuras que se presenta con unos excelentes efectos especiales y grandes dosis de acción.

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