Alien, el octavo pasajero cumple tres décadas

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/ 25 mayo 2009

    11 millones de dólares fue el presupuesto con el que contó Alien, el octavo pasajero

    Alien trailer



    Los Angeles, EU.-  "En el espacio nadie puede oír tus gritos". Ese fue el perfecto eslogan publicitario de Alien, el octavo pasajero, un clásico del terror que hoy cumple 30 años de su estreno y que impulsó las carreras de su director, Ridley Scott, y de su protagonista, Sigourney Weaver.

    Ganador del Oscar por sus efectos visuales, el filme generó tres secuelas a cargo de autores con sello propio: James Cameron en Aliens, el regreso (1986), David Fincher en Alien 3 (1992) y Jean-Pierre Jeunet en Alien la resurrección (1997).

    El inglés filmó después el hito de la ciencia ficción Blade Runner (1982) y títulos comerciales como Thelma & Louise (1991), Gladiator (2000) o Hannibal (2001).

    Weaver creó una de las grandes heroínas del género y trabajó después en películas populares de los 80, como Los cazafantasmas (1984), Gorilas en la niebla (1988) o Secretaria ejecutiva (1988).

    Scott, con su apuesta minimalista, obró el milagro. Los 11 millones de presupuesto con los que contó obligaron a que el alienígena que da nombre a la saga apenas se viera en todo su esplendor, un recurso usado por Steven Spielberg cuatro años antes en Tiburón.

    Pero a cambio, Scott creó un ambiente claustrofóbico y opresivo, apoyado en la banda sonora de Jerry Goldsmith y con el simple empleo de luces y sombras, dentro de la nave espacial Nostromo, por cuyos pasillos se agolpan ecos de las obras de Joseph Conrad y de los cuentos fantasmagóricos de H.P. Lovecraft.

    De vuelta a la Tierra tras una misión comercial, la tripulación debe variar su trayectoria cuando Madre, la computadora central, intercepta una extraña transmisión, lo que obliga por contrato a investigar su procedencia, según el guión de Dan O'Bannon.

    Así llegan a un planetoide desconocido y descubren que la señal procede del interior de una nave extraterrestre. Una expedición decide adentrarse en ella y se topa con un habitáculo repleto de huevos, uno de los cuales libera una criatura que se adhiere a la cara de Kane (John Hurt), que queda inconsciente y es llevado de vuelta al Nostromo.

    Ahí empieza el verdadero pánico. Primero, al descubrir que la sangre de la criatura es un potente ácido que destruye todo lo que encuentra en su camino. Después, con una de las escenas más impactantes de la historia del cine, cuando el alien revienta el pecho de su huésped y escapa.

    Sin armas que usar contra la criatura, la Nostromo se convierte en una cárcel para sus tripulantes, quienes deciden dar caza al alien. Pero aún les aguarda otra sorpresa: cuando vuelven a cruzarse con él, se ha desarrollado y ha adquirido su imagen más terrorífica, con dientes afilados y mandíbula retráctil.

    Bajo ese diseño se escondía un joven nigeriano llamado Bolaji Badejo, de 2.20 metros de altura.

    Ante la sucesión de muertes entre sus compañeros, la teniente Ripley (Weaver) toma el mando y descubre que el extraterrestre, diseñado por el suizo H.R. Giger, debía ser protegido por el androide Ash (Ian Holm) para ser inspeccionado por Weyland-Yutani, la compañía propietaria de la Nostromo.

    Finalmente Ripley logra deshacerse de la criatura y comienza su regreso a la Tierra, pero como comprobaría años después, su batalla contra los aliens acababa de comenzar y en las películas siguientes hizo frente a un ejército de esos depredadores (Aliens), llegó a suicidarse (Alien 3), e incluso fue clonada (Alien la resurrección).

    Treinta años después Weaver aún se plantea retomar el personaje que le dio la fama. "Siento que la saga aún no ha acabado para mí", dijo hace unos meses. "Ripley está viva y a salvo, espero que no acabe perdida en el espacio para siempre", afirmó.

    11 millones de dólares fue el presupuesto con el que contó Alien, el octavo pasajero

    ALIEN Trailer (1979): http://www.youtube.com/watch?v=ojhGdRSkiUw


    Agencia de noticias internacional fundada en Burgos el 3 de enero de 1939. El entonces ministro del Interior, Ramón Serrano Suñer, impulsó la creación de la agencia, en la que participaron activamente: José Antonio Jiménez Arnau, Manuel Aznar Zubigaray y Vicente Gállego.

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