Con una fuente dedicada a su gente, el Cerdo de Babel llega a sus primeros 20 años
Este lunes la querida taberna y centro cultural celebró su 20 aniversario, con la proyección de un documental conmemorativo y la develación de un ‘trofeo’ muy especial
Por años la Taberna el Cerdo de Babel entregó a un amigo cercano a este espacio la estatuilla del “Cerdo Beodo” en el marco de su aniversario. Pero al llegar a las dos décadas de vida el premio fue para “todos los que dejan su corazón en el cerdo”.
Con una fuente, pieza escultórica, realizada en colaboración por los artistas Karla Rangel y Jerónimo Valdés —también socio del bar—, este lunes celebraron sus primeros 20 años, en una jornada especial que estuvo llena de arte, el gran amor de este lugar.
Horas antes se proyectó un documental dirigido por José Luis Elizalde, quien entrevistó a amigos y artistas del Cerdo sobre la historia del mismo, desde sus inicios, las etapas más duras —como la Guerra contra el Narco y cómo afectó a los establecimientos de la ciudad—, su crecimiento y comunidad.
“20 años representa alegría y cansancio. Una mixtura que no quieres dejar de hacer, como cuando estás muy enfiestado y te quieres ir a dormir pero no quieres dejar la fiesta”, compartió Sergio Castillo, el otro socio del bar, para VANGUARDIA.
La fiesta no se limitó a ese día, sino que abarcó todo el mes, con el lanzamiento de una imagen conmemorativa —realizada por Esteban Sosa y la participación del actor Juan Antonio Villarreal—, que se imprimió en la tradicional camisa, así como libretas creadas por el artista Armando Meza, una escultura monumental con Paco Leza y una larga cartelera de bandas locales que animaron el lugar.
“A pesar de que han pasado 20 años siempre hay algo nuevo e interesante, siempre conoces a alguien más, se genera algo que se desborda a la calle o de la calle entra para acá. Esas capas que suceden todas las tardes o las noches en el Cerdo no han dejado de moverse y generándonos curiosidad”, dijo.
Y aunque con los años han llegado ideas o propuestas de expansión: sucursales en otros puntos de la ciudad, el estado, o incluso en otros estados del país, por ejemplo. Pero ellos valoran el Cerdo por lo que ha sido este tiempo y si piensan en crecimiento es “hacia dentro”.
“El crecimiento es de otra manera, se construye diferente y nosotros lo que vemos hacia el futuro es seguir sosteniendo este lugar como una casa, un refugio. Fue una palabra que se repitió en el documental y es una responsabilidad muy fuerte. Que la gente que viene aquí, que nos hace el favor de venir por la razón que sea, se siga sintiendo en su casa”, añadió.
Jero, por su parte, debe al Cerdo su formación como artista, pues fue entre sus muros y con la influencia de tantos amigos que se fue “colando”. Y pensando hacia el futuro no se imagina el “final” del Cerdo.
“Siento que no se va a acabar nunca, pero por otro lado yo sí. Entonces pienso en eso, cómo me voy haciendo viejo mientras el Cerdo igual que todos los días. Eso de repente te hace cuestionarte cosas muy básicas, de seguridad, de administración, y otras más complejas, como amistades, proyectos, qué más vamos a hacer”, compartió.
“Y en el centro de está la pregunta de si el Cerdo es autónomo o yo formo parte intrínseca de él. Si me hago un poco para atrás, si me alejo, si los tacos van a saber igual, si la cerveza va a estar igual de fría. Y también es si yo existo sin el Cerdo [...] La inspiración de la taberna en Madrid que tiene mil 500 años, ¿será la misma de siempre? ¿Cambian los dueños? ¿Se hereda? ¿Un cierto sistema de valores puede perdurar aunque ya no estés? A mí me gustaría pensar que sí”, concluyó.
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Cada aniversario, quienes consideran a este espacio un estudio, un hogar, un refugio, le desean “larga vida”. 20 años para un negocio son bastantes, pero para una comunidad es solo el inicio y al Cerdo de Babel es muy probable que le espera la eternidad.
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