De Ecuador, Michoacán y Guadalajara, las artesanías que puedes encontrar en la Feria Saltillo

Aunque la Feria Saltillo sea conocida actualmente por su Teatro del Pueblo, los juegos mecánicos, la comida y otras atracciones, aún preserva en su oferta las creaciones artesanales que desde sus inicios, hace más de tres siglos, son parte de la experiencia.

Por eso en VANGUARDIA fuimos a darnos la vuelta entre vasijas de barro, zapatos de cuero, muebles artesanales, prendas originales de Ecuador y muchas cosas más que tal vez no has notado si ya visitaste la feria o a las que deberías poner atención cuando vayas.

Madera, juguetes y utilidad

Lo primero que recibe a los visitantes al tradicional evento es precisamente lo artesanal. A tan solo unos pasos de la taquilla puede encontrarse el puesto de Muebles Perla, directo de Michoacán, quienes han venido a Saltillo desde 2013 con una variedad de sillas, mesas y otros objetos de madera, así como cazos de cobre y utensilios de cocina.

Justo al lado podemos encontrar a los trastecitos en miniatura que vienen directo de Puebla, quienes han traído sus pequeños sartenes de peltre, cucharitas, tenedores y hasta anafres pequeños desde hace 15 años a la ciudad.

Gustavo Juárez, quien nos atendió, asegura que las personas no siempre compran sus productos como juguetes para los niños o las niñas, sino que también los consideran de utilidad, sobre todo las ollas de acero, los cacitos de peltre, y los recipientes de plástico tipo Tupperware.

También nos compartió que como parte de su trabajo visitan más ferias del país en Aguascalientes, Nuevo Laredo, León, Mérida, Chihuahua y Monterrey, pero que sobre todo en los primeros dos –y Saltillo– es donde mejor venta tienen.

Decoración y devoción

Más adelante, pasando los puestos de comida rápida, juguetes de plástico y maquillaje, llegamos a uno que sí es muy reconocido por la gente. Se trata de la Galería Americana, de Tonalá, Jalisco, que trae cuadros con pinturas decorativas e imágenes de la Virgen de Guadalupe, sus más cotizadas piezas.

“Mi tío tiene viniendo siete años aproximadamente”, compartió con nosotros Pedro Aragón, “aquí traemos lo más comercial, que es lo religioso, flores, paisajes, pero allá en Guadalajara, en Tonalá, tenemos un surtido más extenso”.

El taller, un negocio familiar con más de tres décadas, produce las litografías texturizadas que luego son enmarcadas –su especialidad– con diseños barrocos y atractivos para embellecer aún más cada una de las imágenes.

Cuero para tus pies

A la vuelta nos encontramos con Artesanías Campos, que trae una atractiva oferta de sandalias y zapatos artesanales, hechos en cuero, así como bolsas de distintos diseños y para todos los gustos.

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Este negocio, también familiar, visita a Saltillo desde Sahuayo, Michoacán, desde hace diez años y maneja precios desde los 290 pesos en sandalias que te puedes llevar puestas para seguir con tu visita en un nuevo look.

Directo desde Ecuador

Además de otros puestos que ofrecen ollas de barro a buen precio, así como más utensilios de cocina, instrumentos y juguetes de madera –desde San Luis Potosí–, descubrimos el stand de Churajunak, artesanías producidos por la comunidad de Otavalo en Ecuador e importadas a México.

“En nuestro dialecto, quechua, churajunak significa ‘vestir’”, nos contó Myrian Saravino, quien viene a México a vender estas artesanías junto a su esposo desde más de 5 años, “ahorita traemos más artesanías ecuatorianas, antes traíamos más ropa de Oaxaca, de otros lugares de México”.

Su esposo llegó aquí hace como 20 años por una invitación para artesanos de otros países, “se enamoró” de México y se quedó aquí, a vender las artesanías, realizadas con lana y algodón como materia prima, de su pueblo.

Un año ‘tranquilo’

Estos no son los únicos artesanos que hay en la Feria Saltillo, pero si una muestra de la calidad y variedad de trabajos que se pueden encontrar en este pabellón.

Sin embargo, este no ha sido el mejor año en ventas para algunos de los entrevistados –incluso para otros el periodo de pandemia les arrojó más ganancias–, lo que adjudican al costo de entrada y la cartelera, que no ha logrado atraer a los visitantes de otras ediciones.

A pesar de esto reconocen que la organización de la feria se ha mostrado amable, accesible con los pagos y el apartado del lugar, a diferencia de otras ferias del país donde los requerimientos han resultado más estrictos.