‘El vendedor de silencio’: una investigación de la maldad

Artes
/ 16 septiembre 2021

Enrique Serna presentará su reciente novela en la FILC 2021 este viernes acompañado por Armando Castilla

En su novela “El vendedor del silencio” (Alfaguara, 2019) Enrique Serna hace un retrato del periodista Carlos Denegri, uno de los periodistas más célebres que tuvo el siglo 20 mexicano. No sólo eso, el escritor también muestra los entresijos del poder en un relato que lo mismo podría de calificarse como una novela histórica, que política o sociológica.

El autor de “El seductor de la patria” y “Fruta verde” platicó con VANGUARDIA sobre el libro que le valió el premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores 2019 y que presentará este viernes 17 de septiembre a las 19:00 horas en la Sala Manuel Acuña, acompañado de Armando Castilla, CEO de grupo Vanguardia, en la Feria Internacional del Libro Coahuila 2021.

En “El vendedor del silencio” se muestra esa intensa relación que tuvo el poder mexicano con el periodismo durante el siglo 20, y que marcó el flujo de información de todo un país.

“En esta relación entre la prensa y el poder hubo periodistas que se acomodaron de forma magnífica en esa situación para poder obtener ganancias y creo que el paradigma del periodismo mercenario en México, a mediados del 2020 fue Denegri, que llegó a ser vocero extra oficial de la presidencia. Lo utilizaban para mandar recados, por ejemplo, cuando alguien se quería candidatear para alguna candidatura sin tener la bendición de Los Pinos, utilizaban a Denegri para que le diera un descontón en su columna. Él tenía un gran poder porque se sabía que todo lo que decía en su columna lo decían los de arriba. Esto contribuyó a ensoberbecerlo y a convertirlo en, como dijo Carlos Monsiváis, convertirlo en una celebridad sin fuero, que dicen que fue. “Aparte de ser así, era un personaje de claroscuros, atormentado, con una debilidad de carácter que era su talón de Aquiles, que lo terminó por enviar al matadero. Me parecía interesante narrar una novela desde la consciencia de este personaje, que es una consciencia que se está aniquilando, sobre todo en los últimos dos años de su vida que es el tiempo presente en la novela”.

Esta novela me recuerda a otras incursiones que has realizado, en las que usas la historia como materia prima para hacer ficción, en esta caso, para presentarnos a un personaje muy complejo.

“Este personaje se prestaba para hacer una investigación de la maldad. Finalmente, lo que yo estoy contando es el proceso de envilecimiento de una persona que en su juventud tenía ciertos ideales de justicia social, pero que va pasando del idealismo al pragmatismo, de éste al cinismo y de ahí a convertirse en un verdadero cerdo (risas). ¿Pero cuáles son los parteaguas existenciales de este personaje que lo va llevando en ese proceso? Eso es lo que me interesaba contar. Construir una trama a partir de las huellas que este hombre estuvo dejando en su paso por el mundo, que son muchas porque escribió durante 30 años en el Excélsior, publicó varios libros, se escribieron anécdotas sobre él. A partir de esa leyenda negra, de lo que se sabía de él, hice esta novela”.

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¿Cómo tejiste ese hilo entre el declive de este personaje y la trama política del siglo 20 mexicano.

A mí me parece que hay una correspondencia muy clara entre el machismo patológico de Denegri y el régimen autoritario al que sirvió. En su caso me asombraba que hubiera una relación tan estrecha entre vida pública y vida privada, pero finalmente, él es un producto de la prepotencia del régimen desde su nacimiento prácticamente, desde la época de Obregón y Carranza.

Cuando ocurre el episodio de su infancia, que es determinante para convertirlo en un energúmeno en su trato con las mujeres. Entonces me parecía que esa era una parábola muy redonda que yo quise incluir a pesar de que algunos me han acusado de sicologista por lo que ocurre en el final de la novela, la revelación de este episodio de su infancia, pero a mí me parecía interesante porque es lo que completa esa parábola política. Digamos que él estuvo al servicio de la revolución que de niño le provocó una mutilación espantosa”.

Respecto a lo que mencionas sobre el machismo y el autoritarismo, son temas de los que se ha hablado mucho en México, en el siglo 21, en especial en los últimos años. ¿Cuál es la reflexión que, como autor de esta novela, haces al respecto sobre su impacto en los movimientos que se dan actualmente en el país?

“En efecto, es algo que venimos arrastrando desde mucho tiempo atrás. Creo que en los años cuarenta, que es la época de oro del cine de los charros cantores, fue una época de un machismo exhibicionista, exacerbado, donde incluso en el terreno de la coquetería el hombre quería avasallar a la mujer. Un hombre que viste de charro sabe que acaparará todas las miradas, por encima de la mujer que esté a su lado, cosa que a mí me parece que tiene un elemento también de jotería dentro del charrismo. Quise mostrar todo eso y cómo el machismo, a pesar de que sus principales víctimas eran las mujeres, también destruye a los hombres, llevados a los extremos de alguien como Denegri”.

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