Eloy Cerecero, nonagenario de pincelada precisa
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Qué mejor manera que festejar Navidad con una entrevista con el destacado pintor saltillense que este año cumplió nueve décadas de vida y aún conserva la misma energía y creatividad de siempre, con el añadido de la experiencia
En su estudio un nuevo bastidor espera la pintura, montado sobre el caballete. Al fondo una serie de anaqueles resguardan las obras más recientes. Nos recibe con unas de estas; está “pintando con música”, dice, “con música de Beethoven”.
Nos muestra entonces una obra en la que la Novena Sinfonía del compositor está plasmada en el lienzo. La partitura de lo que corresponde al Himno a la Alegría danza con la pintura en esta obra que reposa sobre el suelo, cerca del bastidor en blanco.
Prolífico como siempre, nos habla de otra pieza que realizó para celebrar su cumpleaños número 90 el pasado 1 de diciembre. Ya a punto de terminar presentó la pintura ante sus familiares en la fiesta, a quienes les pidió que colocaran una mancha de pintura donde creyeran adecuado.
A su espalda cuelgan sobre la pared tres obras más y entre las cinco se expresa muy bien las inquietudes artísticas del nonagenario pintor, con quien tuvimos la oportunidad de charlar este mes de fiesta.
Eloy Cerecero está también en estos momentos elaborando un libro donde se publicarán todas las portadas que por cerca de 8 años realizó para el SEMANARIO de VANGUARDIA y en esta Navidad traemos para todos esta entrevista en la que celebramos la vida de este gran pintor saltillense.
“Es de cuando entré al Frente de Artes Plásticas, en el 60”, mencionó mientras observábamos una pintura que hizo de su familia, colgada al fondo del taller, entre los anaqueles con pinturas, en la que sus hijos Alejandro y Adriana, ambos ahora artistas, posan de niños junto a su madre mientras que él se representa a sí mismo como un boceto colgado tras ellos.
En este colectivo compartió su trabajo con otros grandes artistas como Francisco Goitia, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros.
“Ingresé ahí porque el director de Bellas Artes me empujó a ese grupo”, contó, “me presenté en Bellas Artes; yo trabajaba como ayudante del gobernador en el 52, 53, con Román Cepeda y un buen día me dicen ya me voy a salir de la oficina particular, que pasaría a ser oficial mayor del PRI”.
“Me dijo el profesor Berrueto, y no, yo le dije que partidos políticos no. Todo el mundo me conoce, decían. Le dije que para eso estaba Roberto Orozco Melo, yo no tengo tipo de político, mejor mándenme a México a estudiar pintura”, recordó.
Para entonces él ya se había hecho de su fama en el estado como pintor y sus obras ya se exhibían en museos y galerías de la entidad, así como eran adquiridas también por políticas y otras importantes figuras dentro y fuera de Coahuila, pero esta oportunidad le permitió pulir aún más sus habilidades.
No ingresó directamente a ninguna escuela, pues su destreza en la pintura ameritaba mayores retos, por eso lo recomendaron con el Frente de Artes Plásticas, del cual formó parte y le permitió vivir en la Ciudad de México por casi una década, con todo y su familia.
El fundador de la Escuela de Artes Plásticas de la UAdeC mencionó que de joven hizo un pacto con un amigo suyo de no empezar a pintar hasta no tener bien dominado el dibujo; y cumplió, si en algo destaca la obra de Eloy es en el magistral control que tiene sobre la forma base en la cual aplica posteriormente la pintura.
Ganador de varios premios de pintura y con exposiciones dentro y fuera del país, compartió el espacio con autores como Rivera, siempre con un cuerpo de obra que no le teme a la crítica a.
Es así como Eloy Cerecero inspira en esta fecha especial para continuar adentrándonos en el arte hecho por creadores de Saltillo para el mundo.