Entre los pliegues de Ocho por radio (1)

Artes
/ 23 julio 2025

Silvestre Revueltas (1899-1940) recibió la instrucción de escribir una obra para la Orquesta de Cámara de la Sección Cultural por Radio, de la Secretaría de Educación Pública. Revueltas escribió la obra a la que llamó Ocho por radio, porque eran ocho instrumentos —un octeto— que tocaban para una radiodifusora. La obra se estrenó el 13 de agosto de 1933, con la Orquesta de Cámara de la radiodifusora XEXM.

A la pieza, de apenas cinco minutos, no le fue nada mal, porque en octubre de ese mismo año, se interpretó en el Teatro Hidalgo, con la Orquesta del Conservatorio dirigida por el autor. En abril del siguiente año, el octeto se tocó en Nueva York, bajo el nombre de Eight musicians broadcasting, a cuya audición acudió el compositor francés, Edgar Varèse, amigo de Revueltas, quien le envió una carta por demás laudatoria.

Ocho por radio no pasaría de aquí, de no ser porque, como la coliflor, tiene muchos pliegues. Trataré de desplegar algunos de ellos.

Primero, la orquesta de cámara para la que se pidió la obra, no era propiamente una orquesta de cámara, sino que se trataba de un conjunto de cámara, o más específicamente, de un octeto: dos violinistas, un violoncellista, un contrabajista, un clarinetista, un fagotista, un trompetista y un percusionista. Y un director: Guillermo Orta Velázquez (1909-1984), pero ese no tocaba nada, sólo dirigía.

No hay nada de malo en ser octeto. Mucha y muy perdurable música se ha escrito para esta formación. Por ejemplo, el muy bello y regocijante octeto en mi, Op. 32 (1814) del alemán Louis Spohr; o el octeto en fa mayor, D. 803 (1824) de Schubert. Más recientemente, y ya en el terruño, la capitalina Gina Enríquez (1954), escribió el Octeto enigmático (1987), y desde luego está el Octeto malandro, (1996) para flauta, saxofón soprano, fagot, viola, corno inglés, piano, percusiones y contrabajo, del sonorense Arturo Márquez (1959).

El problema con los octetos no es que se trate de una composición menor, porque son poquitos músicos, sino precisamente por ser sólo siete instrumentos (generalmente los violines se repiten), y cada uno de ellos tiene algo qué decir. A diferencia de la música orquestal, en la que las secciones instrumentales atacan en grupo, como batida de caballería, en la música de cámara cada instrumento aporta alguna idea personal, tal y como ocurre en las reuniones con los amigos. Ya lo dijo Robert Schumann: “(en un cuarteto) todos tienen algo que decir... una conversación, a menudo verdaderamente hermosa, a menudo de una trama extraña y turbia, entre cuatro personas.” Aunque referido al cuarteto aplica para octetos, septetos, quintetos... y así. En el dúo de piano y violín en la sonata Primavera No. 5 en fa mayor, Op. 24, de Beethoven, se advierte con claridad el diálogo entre ambos amigos.

Hablando específicamente del octeto Ocho por radio, se trata de una pequeña y sencilla pieza de cinco minutos de carácter juguetón (no chistoso) desde la llamada de trompeta con la que abre el único movimiento. Al interior se divide en una primera parte rápida, una lenta y la final rápida (forma tripartita ABA). A esta llamada de trompeta sigue un violín igualmente alegre, impregnado de una alegría mexicana, ahijada en cualquier pueblo, olorosa a leña y barro. Desde este punto discurre el diálogo entre los ocho instrumentos, que va de inocentes frases humorísticas, a pícaros juegos tímbricos, unidos por el carácter inquieto que identifica la música de Revueltas. Échese un ojito a su septeto Batik (1926), a su otro octeto Toccata (sin fuga) (1933), o a su infaltable Sensemayá (1937).

Segundo pliegue, la carta laudatoria que el francés Edgar Varèse (1883-1965) dirigiera a Revueltas, incluía el siguiente párrafo: “Le expliqué francamente a Diego Rivera que no estoy en condiciones de planear un viaje de recreo, pero que a cambio de vuestra amable hospitalidad estaré yo feliz de encargarme durante mi estancia de una clase de composición en el Conservatorio, o en cualquier otra organización progresista y desprovista de prejuicios académicos...”. Revueltas conducía la cátedra de violín en el Conservatorio, y a dirigía su orquesta infantil. La mención de “Organización progresista y desprovista de prejuicios académicos”, denota la clara inclinación de Revueltas por la izquierda, y la relación con las ideas socialistas que veremos en los siguientes pliegues la siguiente entrega.

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