Es el Árbol de la Noche un recordatorio del poderío de los mexicas, reconocen historiadores

Artes
/ 28 abril 2020

El árbol ubicado en el número 478 de la actual calzada MéxicoTacuba, afirma Beatriz Ramírez, ha conservado un lugar importante en la historia del país y sigue siendo objeto de homenajes

CDMX.— Mudo testigo del poderío azteca, el “último suspiro” que evoca la resistencia indígena, puente que enlaza el pasado prehispánico con el imaginario colectivo de los mexicanos a través de los siglos, un signo de identidad y orgullo.

Todo esto representa el Árbol de la Noche Triste ubicado en la colonia Popotla, en el que, cuenta la leyenda, el conquistador español Hernán Cortés se sentó a llorar su derrota el 30 de junio de 1520, al ver cómo quedó masacrado su ejército al concluir la única batalla que les ganaron los mexicas.

El arqueólogo Leonardo López Luján y las historiadoras Beatriz Ramírez González y Cristina Espitia Hernández coinciden en que si bien ni las cartas de relación y las crónicas de los españoles ni los códices indígenas mencionan la existencia de este ahuehuete centenario, este pasaje sigue vivo en la memoria popular por la importancia de su significado.

La leyenda nació a raíz de que el español Bernal Díaz del Castillo evocó en una de sus crónicas el llanto de Cortés en la batalla de la Noche Triste: “Volvamos a Pedro de Alvarado, que como Cortés y los demás capitanes, le encontraron de aquella manera y vieron que no venían más soldados, se le saltaron las lágrimas de los ojos....”.

El árbol ubicado en el número 478 de la actual calzada MéxicoTacuba, afirma Beatriz Ramírez, ha conservado un lugar importante en la historia del país y sigue siendo objeto de homenajes, ofrendas y visitas a 500 años de la Noche Victoriosa, como se ha propuesto llamarle a ese episodio.

“Este árbol posee un importante significado para los mexicanos. Nos recuerda que fuimos poderosos, que nos enfrentamos con valor a los españoles y les ganamos”, añade la cronista.

Para López Luján, el Árbol de la Noche triste es una versión melodramática del desenlace de esa terrible batalla. “No sabemos si Cortés se sentó a llorar. Al final de cuentas, es un humano; pudo haber llorado, tal vez no ahí. Pero si lloró o no, no es algo tan relevante.

“El árbol recuerda la derrota y el llanto de ver a Cortés ante tal debacle. Lo importante del suceso es que los españoles se dieron cuenta del poderío de los mexicas, comenta el investigador.

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