Inevitable, imperecedero y emocionante: Ludwig van Beethoven en su 250 aniversario

Artes
/ 16 diciembre 2020

Celebramos la obra de este importante compositor a dos siglos y medio de su nacimiento, tiempo en el que su trabajo musical no ha perdido vigencia ni importancia

La presencia de Ludwig van Beethoven es tan universal que todos hemos escuchado alguna de sus obras en algún momento de nuestras vidas, pero como todo autor tiene piezas más populares que otras y es ahí cuando la población se divide entre quienes conocen a cabalidad su trabajo y quienes solo están familiarizados con lo más convencional de su repertorio.

Por ello, en este 16 de diciembre que se cumplen 250 años de su nacimiento, en VANGUARDIA conversamos con el pianista y coach vocal Alejandro Reyes-Valdés sobre la huella que dejó el compositor alemán dejó en el mundo, qué aspectos de su trabajo son poco conocidos por el público general y un par de recomendaciones para escucharlo en este aniversario.

El músico considera que la obra para piano “Para Elisa” es con la que él tuvo un choque al momento de conocer el resto del trabajo del compositor, conforme se internó en el mundo de la música en sus estudios profesionales. 

“Para Elisa es yo creo que una de las piezas que están flotando en el aire, nadie recuerda cuándo la escuchó por primera vez, pero es precisamente la que menos tiene que ver con el lenguaje general de Beethoven. Entonces lo primero que me encuentro es el contraste entre esa Para Elisa, que es una miniatura de carácter especial, cuando lo confrontas con obras de un lenguaje beethoveniano más definitivo como la novena”, recordó

“Este enfrentamiento a Beethoven me resultó mucho más placentero en la novena o en la tercera “Heróica”, que es muy conocida, o el concierto Emperador. Fue el Beethoven que me cautivó, no el de Para Elisa que no sé qué tipo de ejercicio musical hizo que no define muy bien sus rasgos”, agregó.

Por otro lado, desde una perspectiva más general entre sus colegas músicos, Beethoven es sin duda uno de los tres grandes, junto con Bach y Mozart, pero Reyes-Valdés reconoce que algunos de ellos “le dan primacía a Beethoven sobre los otros dos, sobre todo por la revolución en su música, por la gran originalidad, que contrasta un poco con Mozart y Bach, que más bien consagraron un trabajo preelaborado”. 

“Revolucionario en el sentido de hacer cambios en el discurso musical, en la orquestación, en la contraposición de efectos, en el agregado de ciertos elementos insospechados como es el coro en la sinfonía”, explicó.

Una curiosidad recurrente es de quienes han declarado que Beethoven es “el metalero de la música clásica”, cuestión que el pianista nos comentó se debe a esta cualidad revolucionaria de su obra, aunque desde su perspectiva “no lo considero transgresor. Beethoven también respetó las formas del nacimiento hasta la tumba, hay unas piezas que se salen un poquito del esquema, pero la forma sonata es la que cultiva Beethoven y no la deja de cultivar. Su última sinfonía tiene la forma sonata, solamente que está agigantada, le da unas dimensiones descomunales, pero no deja de tener esas formas”.

El año de Beethoven

2020 comenzó con grandes planes por parte de todas las orquestas del mundo, desde donde quisieron rendir homenaje al compositor en conciertos especiales o temporadas completas, pero la pandemia de COVID-19 modificó todo y aunque algunos pudieron trasladar sus propuestas a otras plataformas el resultado fue diferente.

En este sentido nos cuestionamos cómo sería la obra de Beethoven en el siglo 21. El ejercicio es complicado, pero si algo rescata Reyes-Valdés es que “cualquier época moldea al creador y el creador moldea a la época” y así como la música del compositor fue producto una época de grandes cambios, es muy probable que su trabajo habría reaccionado de manera similar a los tiempos contemporáneos.

Sin embargo, algo que sí habría marcado de manera importante su obra son los avances médicos, pues la pérdida del sentido del oído sí impactó en gran medida lo que Beethoven hizo en sus últimos años.

“Es muy difícil suponer qué hubiera hecho, porque de haber nacido en nuestra época es probable que no se hubiera quedado sordo. La mayoría de los estudios indican que el padecimiento de Beethoven es algo que hoy tiene una solución y la sordera definitivamente agrió este carácter poquito misántropo de Beethoven”, expresó, “seguramente el Beethoven del siglo 21 tendría una inteligencia musical idéntica, tendría un temperamento agitado, definitivamente, tendríamos música maravillosa, pero tal vez no hubiera llegado a las profundidades que lo llevó ese interior de su sordera”.

El coach vocal reflexiona, a 250 años del nacimiento del compositor, que “Beethoven seguirá teniendo eco, en todo el devenir musical. Si ya lo ha tenido desde sus primeros herederos musicales, como Brahms, lo sigue teniendo, es un compositor inevitable, es un compositor imperecedero y es emocionante, eso es lo que yo aprecio más de la música de Beethoven. Es de los que funcionan tanto para el especialista, el musicólogo, funcionan y los colegas músicos lo analizan y valoran tremendamente, y también el gran público. Es un compositor que tiene una espada que hiere a toda la humanidad”.

¿Cómo escuchar a Beethoven?

Alejandro Reyes-Valdés también nos compartió una lista de algunos intérpretes —y un par de obras que considera deberían tener mayor reconocimiento— que pueden hacer de la experiencia de escuchar a Ludwig van Beethoven una singular, pues la obra nunca es igual en manos de un músico o de otro.

Alfred Brendel: “Creo que ha marcado un hito en la interpretación beethoveniana, como pianista, con sus sonatas”. Wilhelm Furwängler: “Sus versiones históricas, sobre todo con la Novena Sinfonía, también por la época tumultuosa, de guerra, en la que se ejecutó”. Riccardo Chailly: “Yo disfruto las sinfonías a cargo de Chailly, ha hecho unas versiones tremendas”. Nikolaus Harnoncourt: “Las versiones de las sinfonías de Harnoncourt son muy interesantes. Les da un tratamiento digamos retro, interpreta a un Beethoven con criterios clásicos, casi barrocos, lo cual le da una tímbrica, un manejo de los claroscuros muy distintos”. La 7ma sinfonía:  “Ya es de las famosas, pero tampoco es de las que anda chiflando la gente, con este movimiento lento que es casi una marcha fúnebre lleno de variaciones padrísimas”. Cuartetos para cuerda, opus del 130 al 132: “Si hay algo que yo aconsejaría escuchar para descubrir al Beethoven tardío, que hasta se sale de las formas clásicas. No vamos a escuchar al Beethoven de los grandes alaridos, como en sus sinfonías, es una propuesta que a muchos ya les puede sonar como una música que augura los trabajos del siglo 20”

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