‘Los Prohombres’: Una invasión a la privacidad de la ficción

Artes
/ 15 febrero 2022

La obra de teatro basada en la historia del caníbal de Rotemburgo pone al espectador tan cerca de la acción que se sentirá como un testigo fisgón de un acto tabú

Cuando Noé Morales escribió “Los Prohombres”, se inspiró en la historia del caníbal de Rotemburgo sin nada más que los detalles generales —un hombre que solicitó por internet a un “joven que quiera ser devorado”— y la curiosidad de saber quiénes serían ese par, qué querían al cometer canibalismo y cómo habría sido su interacción.

Ese vistazo a la intimidad de dos desconocidos, unidos por semejante objetivo, es llevado a otro nivel en la puesta en escena de este texto, que a cargo de la compañía Necravant Glitching Arts Consortium y la dirección de Claudia Dithe, estrenó su segunda temporada el pasado sábado 12 de febrero en el espacio escénico ubicado en el 1349 de la calle Pérez Treviño, en la Zona Centro de Saltillo.

La propuesta coloca al público prácticamente dentro de la escenografía. Las butacas quedan junto a las paredes de una de las habitaciones de la casa de Frankie, el caníbal, interpretado por Diego Hernández. De esta forma, las escenas entre él y Sepo, el “platillo principal”, personaje a cargo de Alexis Flores, resultan tan cercanas que crean un ambiente de invasión, de estar presenciando algo tan privado y tabú como el acto mismo que piensan cometer.

$!Alexis Flores y Diego Hernández como Sepo y Frankie, respectivamente.

Como resultado, el público puede reaccionar no como lo haría en otras instancias del teatro, con la libertad de la oscuridad de las butacas —que permiten la sorpresa, el llanto, la risa abierta—, sino con más reserva, como quien presencia una discusión en la cena familiar, pero sin la opción de intervenir. Así, aunque la mirada se desvíe siempre habrá algo que ver; ya sea el rostro de uno de los actores al otro lado del cuarto, el estante con libros, la caja de pastillas. Pero a pesar de esta aparente distracción, la atención continúa, pues el texto, a través de los actores, se mantiene siempre presente.

Este, a su vez, desde la pluma de Morales, prefiere las expresiones más poéticas y hasta metafóricas antes que la jerga coloquial en los diálogos, cosa que a su vez obedece al interés de hablar de más que de un acto de canibalismo. La obra toma eso como pretexto, como punto de partida, para explorar las vidas, inseguridades y certezas de un hombre antisocial y en apariencia asexual, como Frankie, y de otro, homosexual, libidinoso y extrovertido, como Sepo, que, desde su juicio, ser comido por otro ser humano es una forma interesante de partir.

La reunión de estas dos personalidades incompatibles da pie a reflexiones que resultan más cercanas y generales al espectador de lo que la premisa de la obra podría dar a entender, y en su ejecución la obra ofrece un plato fuerte para quien desee experimentar —en toda la extensión de la palabra— una forma diferente de hacer teatro en la ciudad.

“Los prohombres” sigue en funciones, con dos fechas restantes, el sábado 19 y domingo 20 de febrero en punto de las 20:00 horas, con entrada general en 150 pesos y reservaciones a través de las redes sociales de Necravant Glitching Arts Consortium.

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