Los Tigres de Borges cantan entre amigos un poco de rock para celebrar a Saltillo
La banda compuesta por Julián Herbert, Héctor Zárate, Obed Cortés y Hugo Valdés se presentó el pasado miércoles en la FINA 447
Con una playera que orgullosamente lo marcaba como “artista local”, el escritor Julián Herbert subió al escenario al frente de una banda que se ha construido en la amistad, en el amor y, por supuesto, en Saltillo.
El pasado miércoles el grupo de rock “Los Tigres de Borges” debutó en la Plaza de Armas de la capital coahuilense, en el marco de la Fiesta Internacional de las Artes FINA 447, con lo que se unió a la conmemoración de la fundación de la capital coahuilense.
La lluvia nuevamente pudo causar estragos en el espectáculo, pero así como sucedió con Agathe el martes, el público no le temió a un poco de agua y se reunió frente al Palacio de Gobierno para escuchar la propuesta musical de Herbert, Héctor Zárate, Obed Cortés y Hugo Valdés.
Su sonido, como lo mencionaron en la entrevista previa, está claramente influenciado por el funk, pero eso no evita que otros ritmos y géneros se mezclen. La voz de Herbert recuerda a las de los vocalistas de la oleada de Rock en Español de los 80’s y la guitarra de Zárate entra hasta la médula y te hace vibrar.
Pero al ser un proyecto que parte del afecto, por el arte y por el otro, en las letras de Los Tigres de Borges queda plasmada una emoción la amistad, por el amor, por el encuentro. Así es como llegan al público canciones como “Este lánguido caer” (basado en la obra de Efraín Huerta), “Barco de papel”, “Con la sed de los náufragos”, “Huracán” y “La nave de China”, entre otras, con el encore dedicado al norte y al desierto, “Ya me voy a morir a los desiertos” de los cardencheros.
Algunas de estas rolas ya están en el estudio de grabación, y de la mano de Salvador Garza Fishburn pronto llegarán al público. Mientras tanto, Los Tigres sigue disfrutando de su público, de su arte y de sus amigos.