Saltillo es un santuario de mi escritura: Julián Herbert
COMPARTIR
El escritor nacido en Acapulco, pero que adoptó a la capital coahuilense como su hogar, ganó el Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde 2022 y en entrevista nos habló sobre su relación con este género, la ciudad y el libro que presentó al certamen
Existe una suerte de tendencia en los premios de poesía de México a galardonar los poemarios temáticos, escritos bajo una —en muchas ocasiones— rígida línea y propósito, donde cada texto es creado con la intención de obedecer a esa propuesta rectora.
Para el escritor y poeta Julián Herbert esto ha generado “libros armados en serie, como ensamble de la General Motors”, lo que no significa que los productos sean buenos o malos, pero sí crea un estándar que quiso cuestionar con “La parte quemada” ganador del Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde 2022.
“Es un libro de poemas sueltos, que he ido coleccionando a lo largo de años”, comentó el autor en entrevista con VANGUARDIA vía telefónica. “Sí tiene una línea que lo unifica, discute con cosas del pasado: con autores, con tradiciones, incluso con tecnología y hay una frase que repite a lo largo de todo el libro, en los títulos, que es ‘me llama por cobrar’”.
Me acaban de avisar que gané el López Velarde. https://t.co/WxtMZuiztq
— Julián Herbert (@julian_herbert) December 1, 2022
“También creo que son poemas para discutir con ciertas ideas con las que no estoy de acuerdo, que están predominando en la poesía mexicana, sobre todo una infantilización del sentimiento, por una parte, y por otra una sobreexposición del aspecto sociológico de la poesía. Que estoy de acuerdo con esa veta, pero siento que está llevada un poco a lo cursi”, agregó.
Aunque es conocido principalmente por sus novelas, Herbert comparte que la poesía cada vez es más importante para él —y señala que ha escrito más poesía que otra cosa—. De manera contradictoria, y a diferencia de como le sucedía hace años, que podía escribir este tipo de texto a diario, ahora los poemas le “suceden” menos a menudo.
“Siempre mi vida está en torno a la existencia del texto, pero he tenido muchas vetas. Los poemas tienen un lugar especial para mí, entonces en esa medida cada vez son poco más especiales el lenguaje que los instruye me parece cada vez más extraño y me tardo más en que caigan”, explicó, “lo que sí creo es que van construyendo su propia lógica y eso es muy interesante para mí en este libro. Ahora que he escrito como más despacito he tenido chance de ver la filigrana de cómo se hacen esos poemas”.
Si están en la @FILGuadalajara, ojalá se asomen a platicar con Franco y conmigo sobre esta entrañable e intensa novela atravesada por genealogías (biológicas y literarias), canguros calcinados, penas alucinógenas y amor puro y duro. https://t.co/C3Xc028cId
— Julián Herbert (@julian_herbert) December 2, 2022
Al respecto de la situación antes mencionada en los premios de poesía mexicana, apuntó que fue este mismo galardón, otorgado por la Universidad Autónoma de Zacatecas, el que le hizo animarse a inscribir un libro con estas características, disidente dentro del panorama homogéneo de los certámenes del país.
TE PUEDE INTERESAR: Sí estoy escribiendo para el gueto LGBTIQ+: Criseida Santos Guevara
“Yo publiqué mi libro de poemas anterior hace diez años, ‘Álbum Iscariote’, que no mandé a ningún concurso porque de antemano sabía que se salía de los estándares de lo que puede premiar la poesía mexicana. Y en este caso, voy a decirte con mucha franqueza, que hay un par de ganadores del premio López Velarde, un par de premios de autores ganadores, que me gustan y me parecen un poco raros, que me animaron a mandar a ese concurso”, explicó.
“Porque los premios se construyen una cierta tradición, hay premios más experimentales, otros más conservadores. Por ejemplo el Premio Aguascalientes es el más conservador de la literatura mexicana y creo que López Velarde como concepto le ha apostado a cierto grado de experimentación. Entonces en esa medida me animé, pensando en que la valoración de la unidad, que el hecho de que el libro sea unitario, es el valor absoluto; yo no estoy de acuerdo con ese tipo de poesía, me parece que está generando libros armados en serie, como ensamble de la General Motors y creo que la poesía mexicana está plagada de libros ensamblados en la General Motors, que han ganado premios de poesía. Algunos son muy buenos y otros no tanto, pero me interesaba cuestionar ese ámbito de realidad”, continuó.
A raíz de este logro la cobertura mediática se ha dividido entre nombrarlo “saltillense” o “guerrerense”, su tierra natal. Él dice estar agradecido con su origen acapulqueño, pero toda su vida la ha pasado en Saltillo y, añade, “es la ciudad que yo elegí”.
Tal situación, además, le ha permitido “pensar desde un polo de provincia”, lo que nutre a su obra y su trabajo de una manera diferente a que si viviera en la Ciudad de México, por ejemplo, donde sigue centralizada la escena cultural nacional.
“La vida cotidiana en Saltillo para mí me ha llevado a elaborar un cierto discurso sobre la relación del lenguaje y el mundo material y eso para mí es muy importante”, compartió, “pero para mí, sobre todo, más que narrar la región me importa mucho el peso práctico de la vida cotidiana lejos de los márgenes de la escena literaria nacional. Estás ahí con un pie, porque vivo de la industria cultural, y necesito estar ahí porque de eso me gano la vida, pero no tienes que estar ahí de manera obsesiva y neurótica, desgastándote, a veces por rencillas un poco inanes, entonces en esa medida Saltillo es un santuario de escritura. Mi casa y mi espacio de escritura los he gozado mucho, sobre todo estos últimos años, esta última época de mi vida; la sensación de tener un espacio dónde pensar el lenguaje y dónde desarrollar una relación con el lenguaje”.
TE PUEDE INTERESAR: ¿Qué hacer en Saltillo? Ya casi es Navidad, pero no lo es sin el Cascanueces y la Pastorela
“Estoy super contento y me emociona mucho ganar un premio que lleva el nombre de Ramón López Velarde, porque es uno de mis poetas tutelares, aparece de algún modo mencionado en este libro. Me gustaría decir que parte de mi origen como poeta está vinculado a la ciudad de Zacatecas, porque un cuadernito de poesía que publiqué en los 90 apareció bajo el sello de Praxis/Dos Filos, que hacía José de Jesús Sampedro en Zacatecas. Y uno de los primeros encuentros de poesía a los que fui fue este que se hace en Zacatecas en diciembre, al que hace muchísimos años que no vuelvo y va a hacer ahora regresar a ese encuentro pero ahora a recibir el premio”, concluyó.