Behn Zeitlin reinventa el clásico Peter Pan en"Wendy" en su versión salvaje y mágica

Cine
/ 9 diciembre 2020

    "Wendy" del director estadounidense Behn Zeitlin reinventa el clásico Peter Pan y nos lleva a versión salvaje y mágica.

    Benh Zeitlin obtuvo 4 nominaciones al Oscar con su debut, "Beasts of the Southern Wild" (2012), donde apabullaba con su forma de dirigir a una niña de cuatro años sobre la que recaía toda la película; ahora estrena "Wendy", de nuevo cargada de niños, en una versión salvaje y mágica que reinventa el clásico Peter Pan.

    "El mayor cambio es estético, pero también hay cambios en la trama, hay nuevos personajes, situaciones que no están en el original. Queríamos vivir la experiencia de vivir en 'Nunca jamás', pero hacerla creíble. Que cualquiera que viera la película sintiera que se puede hacer", explica el neoyorquino en una entrevista con Efe desde su casa en Luisiana.

    Zeitlin es consciente de la dificultad de rodar esta historia "tan poco realista" y hacer creer al espectador que las decisiones que toman los niños "son las mismas que tú puedes tomar".

    "El mito original dice que ser adulto es algo terrorífico y eso era una de las cosas que mas nos interesaba cambiar (...) cuestionar por qué siempre es terrible crecer y que siempre sea una tragedia que las cosas cambien", señala.

    Así empieza "Wendy", con la rebelión de un niño el día que cumple once años. Está en el restaurante de una estación de tren, donde una mujer cocina para sus clientes con la ayuda de su hijita, Wendy, mientras sus hermanos mayores, gemelos, no paran de jugar entre las mesas. Mientras todos le felicitan, alguien le dice que su futuro está escrito: será camarero o limpiará los váteres de ese mismo bar.

    El niño se niega a aceptarlo y se sube al primer tren que pasa, donde una figurilla salta de vagón en vagón. Es Peter, un niño negro que se ha negado a crecer.

    "Wendy", apunta Zeitlin, "no dice 'nunca crezcas', sino que queremos cambiar la narrativa de lo que significa crecer y demostrar que no es una pérdida tremenda sino que podemos permanecer salvajes y libres y espontáneos durante toda nuestra vida".

    Zeitlin (Nueva York, 1982) habla en plural porque siempre trabaja en sus proyectos con su hermana Eliza. "Desde pequeños, mi hermana y yo habíamos soñado con hacer algo así, aunque estábamos seguros de que nadie estaría lo suficientemente loco para dejarnos hacerla: niños reales, sitios imposibles, rodajes bajo el agua. Pensamos que no iba a pasar nunca".

    Pero esos productores existían: Becky Glupczynski y Paul Mezey, que ya trabajaron con él desde Journeyman Pictures en "Beasts of the Southern Wild", productores de cintas como "Maria Full of Grace" (2004) o "Frida" (2002), se lanzaron y, tras siete años de intentarlo, lograron encontrar el lugar y los protagonistas.

    Porque en este cuento árido, a veces incómodo, que es "Wendy", los niños no son actores profesionales; el escenario era una isla auténtica, Montserrat, en las Antillas Menores, y había un volcán real, el Soufriere Hills, que entró en erupción en los noventa.

    Gracias a que su lava arrasó parte de la isla, Montserrat guarda toda la belleza salvaje que Zeitlin quería para su Nunca Jamás y respondía de forma natural a todas sus necesidades: playas paradisíacas sin muchos turistas con una vegetación increíble y, al lado, unas ruinas, también reales, de lo que fue una ciudad.

    Un 'Nunca jamás' donde los niños perdidos han envejecido de golpe y viven en una desolación permanente.

    Pero la verdadera magia de Zeitlin es saber mirar a los niños, adaptar el guion a sus impulsos y rodar sus reacciones; esperar a enchufar la cámara en el momento adecuado y aprovechar todos sus giros. O sea, lo contrario de lo que hacen los demás directores.

    "Es difícil de describir, pero tienes que coger la energía de esos niños, que no son actores y no les importa si les pagan o no, y capturar ese momento en que están bien. Eso es oro puro, y tienes que valorarlo y respetarlo, y ser muy flexible con todo lo demás", afirma.

    El director resume que Eliza y él querían hacer una película "que entendiera verdaderamente a Peter y que también mostrara cómo Wendy le ve. Pero ella se niega a renunciar a esas cosas que Peter simboliza; ella no va a intercambiar libertad por amor o familia, sino que va a tenerlo todo", agrega Zeitlin.

    Y declara, sin pudor y sin complejo por que le llamen sentimental, que en "Wendy" hay una historia "sobre la celebración del amor y la familia, que no significa pérdida de libertad. Porque, de hecho -enfatiza-, una libertad y un amor más profundos. Y espero que sea una película que haga a la gente querer llamar a sus madres, que les haga conectar con el amor en la familia".

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