‘La nube’ / ‘La diosa del asfalto’
“La nube”, ópera prima del cineasta Just Philippot, es una película que daría vergüenza a aquellos promotores de los incipientes trabajos cinematográficos
El 6 de agosto de 1896 es la fecha oficial del inicio del cine en México, dado que el presidente Porfirio Díaz recibió en el Castillo de Chapultepec al emisario de los hermanos Lumiere.
Este emisario fue el señor Gabriel Veyre, quien en compañía de su socio mexicano, el barón Claude Ferdinand Bon Bernard, realizó una función especial de ese maravilloso invento llamado “cinematógrafo” al presidente Díaz, gran parte de su familia y un selecto grupo de invitados, para que días después, el 14 de agosto de aquel mismo año, en el número 9 de la calle Plateros del centro histórico de la capital mexicana realizarse la primera función pública en nuestro país al interior de la Droguería Plateros.
Irónicamente, el mismo viernes 6 de agosto, pero de este año, Netflix estrenó a nivel continental incluyendo a México una producción de manufactura francesa que bajo el título de “La nube”, ópera prima del cineasta Just Philippot, es una película que daría vergüenza a aquellos promotores de los incipientes trabajos cinematográficos del país galo puesto que más allá de la temática que maneja podemos afirmar que es el equivalente a una plaga fílmica traída desde aquellas latitudes europeas vía streaming hasta los hogares mexicanos ... aunque tristemente se encuentre hasta el momento de leer estas líneas entre las más vistas de la mencionada plataforma.
Lo que sucede es que “La nube” nos cuenta la historia de Virginie Hebrard (Suliane Brahim), la madre soltera de una adolescente y un niño quien dueña de una granja en bancarrota donde cría saltamontes a los que luego prepara en panes y crepas pero luego de tener un accidente en el interior de uno de los invernaderos donde derrama algo de su sangre, al percatarse de que los saltamontes comienzan a beberla y les ayuda a reproducirse en mayor cantidad, ahora sí que se engolosina con esa actividad al grado de ponerles prácticamente en charola de plata a animales domésticos desde una cabra propiedad de su hijo hasta un perrito para posteriormente rebasar con su obsesión límites que pondrán en peligro la integridad física de su propia familia así como de la comunidad que forma parte.
Con una resolución parecida a la no menos torcida producción mexicana “Animales humanos”, de Lex Hurtado, donde tras tanto desastre literal en su historia se trata de redimir a personajes que desde su inicio eran nefastos, “La nube” se suma a aquella en la lista a lo peor en cine en streaming en lo que va del 2021, por lo que volviendo a la conmemoración de 125 años de cine mexicano que mencionamos al inicio de este comentario lo de menos es recomendar en todo caso una mejor opción, en su caso de producción nacional también del año pasado que tras haberse estrenado con éxito en la edición 2020 del Festival Internacional de Morelia el día de ayer se estrenó también por Netflix.
Nos referimos a “La diosa del asfalto”, la más reciente película del director mexicano Julián Hernández (“Mil nubes de paz”; “Rencor tatuado”) que en su caso hace homenaje a través de la historia de una cantante de rock de nombre Max (Ximena Romo, de “Esto no es Berlín” y “Dime cuando tú) que regresa tras años de estar en prisión al barrio de sus glorias pasadas para enfrentar su nueva realidad a películas de los años 80 en los que se sitúa como lo fueron “La banda de los panchitos” (Arturo Velazco, 1986) y cuya protagonista femenina, a pesar de sus demonios propios, es más auténtica que la de “La nube”.
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