Ripstein lleva a Morelia su nueva película, “El diablo entre las piernas”

Cine
/ 23 octubre 2019

La más reciente película del director mexicano Arturo Ripstein “El diablo entre las piernas” se proyectó en el Festival de Cine de Morelia.

El cine suele ser selectivo en cuanto a físico y edad en lo que a sexo se refiere: por lo general sólo jóvenes veinteañeros con cuerpos atléticos y pieles tersas protagonizan las escenas eróticas. La más reciente película del director mexicano Arturo Ripstein es todo lo contrario.

Viejos y viejas tienen relaciones en más de una ocasión en “El diablo entre las piernas”, un melodrama en blanco y negro sobre los celos, el deseo y las pasiones cuando se llega a una edad avanzada.

Era un tema tabú en esta vida, que es la vejez y la vejez sexualizada. Tendemos a pensar que los viejos son gente nostálgica y serena y no, nada más lleguen ustedes (a la vejez) y van a darse cuenta de que para nada es así”, dijo la guionista Paz Alicia Garciadiego, esposa de Ripstein, durante un conversatorio tras la función del lunes por la noche en el Festival Internacional de Cine de Morelia, donde el público ovacionó la cinta.

Las pasiones son necesariamente turbias y destructivas… y no tienen fecha de caducidad”, agregó Garciadiego, galardonada este año con el premio Ariel de Oro a la trayectoria.

La pareja principal del filme es encarnada por la actriz Silvia Pasquel, de 70 años, y el actor Alejandro Suárez, de 78, cuyo personaje tiene una amante interpretada por Patricia Reyes Spíndola, de 66. El único vestigio de juventud es la empleada doméstica (Greta Cervantes) que atestigua los ataques de celos, las infidelidades y las mentiras en la vieja casona donde vive el matrimonio, pero se pierde entre los mayores por su menudez y su voz tierna.

Pasquel, quien por primera vez aparece desnuda en esta cinta, señaló que nunca antes había hecho un papel como éste y que para ella fue “un premio” interpretar a un personaje que rompe esquemas en “El diablo entre las piernas”.

Le decía yo a Arturo ‘tengo muchos años de actriz y cuando estaba jovencita, bonita y preciosa no hice ningún desnudo. Venir a hacerlo a estas alturas de mi carrera es muy grande’”, dijo la actriz, quien también apareció en la película previa de Ripstein, “La calle de la amargura” (2015). También comentó que invitó a una de sus nietas a ver el filme y que su respuesta la entusiasmó: “Al final del día sabía que Arturo iba a hacer una obra de arte”.

Como sugiere el título, la película es erótica y violenta. Beatriz (Pasquel) vive atormentada por su marido celoso, quien en sus arranques suele recriminarle supuestas infidelidades. Ella transcribe sus insultos y lleva una cuenta de las veces que le ha dicho p...: más de 70. Pero la manera rebuscada y anticuada en la que se dan los diálogos entre la pareja (su esposo le dice que debe tener una infección en la “verija”), hace que por momentos parezca más una comedia del siglo XIX que un drama.

Soy muy consciente de que la gente no habla así, y la vida no es como la fotografía de Ripstein”, dijo Garciadiego. “Hace muchos años me di cuenta que mi verdadero rival de amores con Arturo Ripstein es la cámara, le tengo unos celos feroces y en medio de estos celos descubrí que si él tenía alas con la cámara, yo tenía alas también con el lenguaje”.

Casi como sus protagonistas, Garciadiego y Riptein tienen 70 y 76 años de edad, respetivamente. La guionista ha escrito varias películas dirigidas por su marido, como “Profundo carmesí”, “El carnaval de Sodoma”, “La perdición de los hombres” y “La calle de la amargura”. Y también tienen nietos, señaló el director.

Garciadiego dijo que escribió pensando que su guion nunca sería filmado. Le pidió a Ripstein que lo leyera únicamente para que le diera recomendaciones y le advirtió que “tenía un título horrible”, recordó el director.

Me dijo ‘El diablo entre las piernas’. Dije ‘... (grosería), eso lo leo inmediatamente’”, contó el cineasta galardonado con tres premios Ariel, el equivalente mexicano del Oscar. “Me encontré con un guion preciso y formidable porque no había condicionantes... No había la noción de que se iba a filmar”.

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