Club de Cuervos, ahora parodian a los políticos

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/ 6 octubre 2017

La tercera temporada de la serie mexicana de Netflix llega con el diente afilado para burlarse no sólo del futbol, sino de la política en general

Calificación: 8 de diez

“Voy a besar todos los bebés horrendos que sean necesarios. Necesito una segunda oportunidad”. Así promete Chava Iglesias retomar su campaña para obtener la gubernatura de Nuevo Toledo, y con ese mismo cinismo se burla de la política a lo largo de la tercera temporada de “Club de Cuervos”.

En esta ocasión son más las disputas políticas que las futboleras (aunque ambas cosas se parecen bastante). Agárrense bien, porque los Iglesias regresan para salvar a los Cuervos a cualquier precio, lo que anuncia corrupción, desmadre y ridiculeces por todo lo alto.

La producción de Gary Alazraki y Michael Lam ha tomado un rumbo diferente al incluir en este tercer ciclo una parodia más aguda y mordaz de la escena política mexicana. Ahora veremos a Chava Iglesias (Luis Gerardo Méndez) como candidato a gobernador y a los Cuervos Negros Salvajes enfrentarse, con Isabel (Mariana Treviño) a la cabeza, a los círculos de poder más peligrosos.

Para quienes todavía no conocen “Club de Cuervos”, les resumo. Es la primera producción mexicana que acogió Netflix; es una creación del hombre tras la exitosa cinta “Nosotros los Nobles” (Gary Alazraki) y se desarrolla en el mundo del futbol mexicano a través de un equipo ficticio liderado por dos hermanos que siempre andan de la greña. Por supuesto, es una comedia ligera, desvergonzada y no apta para los más pequeños.

La primera temporada fue un éxito en la plataforma, aunque Netflix se la pensó dos veces antes de lanzarse por el segundo ciclo. Sin embargo, el equipo de escritores y productores consiguió afianzarse en el gusto del público con esa fórmula que les funcionó en “Nosotros los Nobles”: humor de los “mirreyes”, pero en este caso, mezclado con sonsonetes extraños, bromas hacia los millennials, un montón de groserías y comentarios subidos de tono. 

Pero ahora, con la tercera entrega, han conseguido llevar la serie a otro nivel: la sátira política. Si ya habíamos visto en las anteriores temporadas cómo se formaban los equipos de futbol y cómo lograban mantenerse en primera división, en la tercera recibiremos una crítica mucho más directa a la corrupción que ensombrece el deporte mexicano… y la política en general. 

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Claro que la parodia se entiende, aunque quizá algunos despistados vayan a creer que cuando Chava Iglesias promete que como gobernador, Nuevo Toledo tendrá más bebés católicos y heterosexuales, está formulando una postura a nombre de la producción. Y es que el humor en esta ocasión se centra mucho más en la recreación de escenarios y momentos específicos donde los políticos han cometido errores públicos significativos, así que la mejor manera de comprender algunos chistes locales (mexicanos) es estando enterados de nuestra realidad. Vemos al protagonista reproducir videos inolvidables de las redes sociales, sobre todos los que incluyen al mismísimo Enrique Peña Nieto. ¿Recuerdan cuando no pudo pronunciar “infraestructura” en inglés? Bueno, de eso estamos hablando…. Esta burla directa a los políticos la realizan, además, con la compañía de una figura popular en la sátira política… ajá, Chumel Torres es uno de los que se ensaña con nuestro Chavita candidato.

El otro personaje que busca derrocar la figura del protagonista es un ardido reportero que anda tras las huellas criminales de los Iglesias. Es una broma al estilo de “House of Cards” que funciona como historia paralela, pero en la que se va hilando realmente el conflicto principal, que ahora viaja hasta el pasado para mostrarnos en flashbacks la historia de Salvador Iglesias padre. Ésta y otras adiciones al elenco (sobre todo la participación de Melissa Barrera) han llegado para suplir las dos bajas relevantes de la temporada pasada (Daniel Giménez Cacho y Stephanie Cayo). Aunque el personaje de Hugo Sánchez (Jesús Zavala) se ha convertido en uno de los más queridos de la audiencia y esto ha permitido llenar los espacios importantes.

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Pero hasta a “Club de Cuervos” le tocó la maldición. Si pensaban que la aparición de Rafa Márquez iba a levantar el orgullo del deporte mexicano al defender los derechos de los futbolistas frente a la cámara, seguramente se llevaron una desagradable sorpresa. Ahora que lo han ligado a él y hasta a su madre con negocios turbios y asociaciones con narcos, no parece ser el momento para que compremos su imagen de luchador social incorruptible.

Para los que todavía no han visto la tercera temporada, les adelanto. Los futbolistas Rafa Márquez y Francisco “Kikín” Fonseca aparecen en uno de los episodios y critican algunas situaciones que actualmente están en debate dentro del futbol mexicano: la contratación excesiva de jugadores extranjeros y el pacto de caballeros. Nada que no se haya dicho ya, pero al menos ahora se dice también en una ficción de comedia. La propia Isabel Iglesias nos explica a quienes no entendemos tanto de esto: “Duplicamos el límite de futbolistas extranjeros (de 5 a 10), no los dejamos sindicalizarse, los intercambiamos sin pedirles sus opiniones y hay equipos que se tardan toda una vida en pagarles”. Buena crítica, mala elección para la participación especial… creo yo.

Muchas otras personalidades hacen cameos: Emilio Azcárraga Jean, Claudio Yarto (el de Caló), Sofía Niño de Rivera y Javier Poza, por mencionar algunos rostros. 

Como siempre, “Club de Cuervos” promete divertir a quienes se toman la vida con ligereza, mientras que los indignados perpetuos hasta lograremos una especie de catarsis burlona.  

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