De Asia y Europa a Saltillo: Los tatuajes únicos de Leonardo Black
El tatuador y artista saltillense vivió más de 20 años en el viejo continente, donde aprovechó para conocer el otro lado del mundo y más allá y ahora regresa a su tierra natal con un arte que fusiona todas esas experiencias
De Luxemburgo, a Francia, a Barcelona... y de a Nepal, a Japón, a Indonesia, a India. Los viajes de Leonardo Black durante más de 20 años le permitieron no solo mejorar su técnica, sino también imbuir su estilo de todas esas culturas.
Ahora, el artista y tatuador nacido en Saltillo regresa a ciudad natal con un nuevo estudio donde busca darle vuelo a este ejercicio artístico, producto del aprendizaje y el intercambio con visiones del otro lado del mundo.
“Tuve la oportunidad de aprender muchos idiomas allá”, explicó en entrevista con VANGUARDIA sobre su experiencia en esas regiones, donde vivió principalmente en Luxemburgo.
“Luxemburgo es una ciudad que está hecha de inmigrantes, todo el país es del tamaño de Saltillo y son más de 500 mil habitantes, donde la gran mayoría no son de ahí. Entonces hay mucha gente que es portuguesa, hay muchos italianos, franceses, alemanes, de todo. Entonces, pues gracias a Dios tuve la oportunidad de que pude aprender muchos idiomas [...] y ya de ahí, pues la conexión es más fácil para poder poder entender lo que es lo que se quieren hacer”.
Durante la charla el tatuador recalcó que su trabajo no se remite a simplemente seguir un diseño predeterminado, sino a establecer esa conexión y poder crear algo que sea muy significativo, pues portar una imagen así de por vida tiene que ser una decisión muy consciente, informada y segura.
“Mi papá era arquitecto, pintor, escultor. Hacía muchas cosas, muy pocos trabajos de arquitectura, aunque esta casa fue uno de ellos”, explicó al respecto del inmueble sobre la calle de Allende, casi llegando a Escobedo, donde se ubica el estudio de tatuaje, “él era anticuario, vendía antigüedades. Entonces siempre estuve rodeado por arte de otras épocas. y mi mamá era historiadora, encargada de la Pinacoteca del Ateneo Fuente y daba clases de historia del arte”.
“Por eso, porque ella trabajaba para la UAdeC, cuando era chico nos inscribían en unos cursos de verano y es ahí donde empezamos a tomarlo un poquito más en serio, lo de pintar. Siempre se me me facilitó mucho”, agregó sobre sus inicios en el arte.
Entre los aprendizajes que tuvo por aquellos rumbos relató que se dio la oportunidad de tomar clases sobre la pintura thangka tradicional, su significado, técnica y composición, así como la caligrafía de distintas regiones asiáticas desde lo que se encuentra en el sánscrito hasta los kanji japoneses.
“Toda es influencia”, señaló, “la arquitectura, estar con la gente, desde cómo se ven, cómo se visten, qué es lo que comen, cómo escriben. Una de las de las varias técnicas que utilizo en pinturas o en tatuaje es la caligrafía”.
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Además de buscar una conexión más cercana en el proceso del diseño también pretende que la sesión de tatuaje sea más cómoda, sobre todo en lo que se refiere al dolor siempre presente en el acto de tatuar.
“Al estar en un lugar donde estás con tres tatuadores, ahí cada uno tatuando a una persona diferente y llega otro a preguntar por un piercing, todos están hablando y tú estás ahí sufriendo y yo entiendo muy bien eso”, explicó al respecto del diseño del estudio, donde se atiende a una persona por sesión.
“Aquí estás tranquilo. Te va a doler un poquito y así pues si quieres sufrirla, si quieres gritar, puedes gritar, nadie te está viendo”, dijo y añadió que también se permite el uso de anestésicos tópicos, sin prejuicios de por medio, para hacer más llevadera la sesión.
El trabajo de Leonardo Black se puede encontrar en Facebook e Instagram a través de las páginas del estudio Black Karma Tattoo.
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