Eduardo del Río 'Rius' , adiós al monero de la izquierda
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El día de ayer murió el caricaturista e historietista Eduardo del Río 'Rius' a los 83 años en su casa de Tepoztlán. Era escritor, activista, ateo, revoltoso, vegetariano y defensor del medio ambiente. El monero no dejó títere con cabeza
Eduardo Ríos nació 1934 en Zamora, Michoacán y es reconocido por ser una referente para varias generaciones no sólo por las corrosivas publicaciones en medios impresos, sino por las historietas como “Los Agachados” y “Los Supermachos” que fueron incluso llevados al cine.
El artista se convirtió en una de las miradas más críticas, humorísticas, irónicas sobre la realidad de nuestro país, y que a través de sus trazos pudo manifestar la incofrmidad ante la situación que vive México. Fue blanco de distintas persecusiones políticas como la de Luis Echeverría, según contó el
mismo para El Universal en una entrevista.
Considerado uno de los maestros más importante de la caricatura contemporánea mexicana junto con Rogelio Naranjo y Helio Flores se les denominó los tres mosqueteros de la izquierda y quienes según su estilo fundaron una escuela de la caricatura política; sin embargo Rius se lamentaba de que esas escuelas jamás hayan tenido seguidores actualmente.
Rius sin embargo, junto con Naranjo y Flores abrieron un panorama diferente y riesgoso de hacer periodismo: la caricatura política. Reconoció las limitantes del periodismo actual y siempre esperó un avance que permitiera la verdadera libertad de prensa. Creyó firmemente en el socialismo a pesar de su desencanto por Cuba y la decepción que le causó el comandante Fidel.
Eduardo del Río siempre se mantuvo vigente en temas trascendentales como las decisiones racistas y xenófobas de Donald Trump, así como la extradición de mexicanos y el reto del Gobierno de México para solucionar los problemas que acarrearían estas acciones del presidente.
'O te pagan o te pegan' Leduc a Rius
El periodismo de crítica ejercido por Rius siempre congruente con lo que pensaba tuvo costosas consecuencias en su trayectoria; en entrevista para El Universal dijo “estaba incluido en una lista que elaboró Luis Echeverría con el secretario de la Defensa Marcelino García Barragán, los dos del 68. Y en esa lista, no sé concretemente el número, pero aparecíamos como cerca de 100 destinados a desaparecer”.
Rius para niños
Eduardo del Río, un artista autodidacta, abordó distintos temas primordialmente políticos siempre desde la perspectiva crítica y satírica con el implacable ingenio, pero también la religión, el sexo, la música, el fútbol, la economía, la historia, la ecología y por si fuera poco, temas infantiles en un suplemento dominical para El Universal llamado Mi Mundo.
Dejó una huella imborrable en el suplemento y con ojo crítico observó los ejemplares anteriores en el que se dio cuenta que no aportaban nada a los niños y él deseaba ayudarles a pensar, que se divirtieran, pero que sobre todo que razonaran, que resolvieran problemas, siempre apegados los contenidos a las pautas de la Escuela Activa.
Rius y los libros
El caricaturista sabía que la forma de acercar a los mexicanos a la lectura podría ser a través de la historieta y los libros cómic ya que creía que la gente sentía pánico a los libros llenos de letras, pero que con algo de humor y materiales gráficos tal vez y sun darse cuenta podrían iniciarse en la lectura. Sobre las lecturas que le faltaban por hacer, Rius decía: “Si me pongo a contar los libros que me faltan por leer, sí: son demasiados y a lo mejor no acabo de leerlos antes de pasar al otro barrio”. En junio de 2014 publicó “Mis confusiones. Memorias desmemoriadas”, una autobiografía en la que cuenta su trayectoria como caricaturista, su infancia en la pobreza y sus encuentros con personajes como Ernesto Che Guevara. Descance en paz el monero que educó con humor.
El Poema que Óscar Chávez escribió para Rius
‘Nunca pierdas el embrujo de hacernos reír llorando’
En junio del treinta y cuatro,
día veinte a cualquier hora,
nació en medio de Zamora,
voy a explicar su retrato.
Ríus es de Michoacán,
pero él no tiene la culpa,
entre tanto ganapán,
en su nombre una disculpa.
Él no es igual a ninguno,
digan lo que han de decir,
michoacano solo hay uno,
yo lo voy a describir.
Ríus para principiantes,
al derecho y al revés,
sigue siendo y es quien es,
ahora y desde endenantes.
Desde aquellos “Supermachos” que imaginó en su magín, sigue pintando el violín
y nunca cierra los labios.
Desde los años sesenta
fue nuestro libro de texto,
aunque me falle la cuenta
sin excusa ni pretexto.
Y aquella Secretaría
que llaman de educación,
debiera darle un tostón,
aunque sea de regalía.
Maestro de cuerpo entero
de tanta generación,
no le pagan con dinero
lo que ha dado a la nación. Yo soy de los “Agachados”
que agradecen su atención,
no como esos diputados
que roban a la nación.
Y aquellas caricaturas,
que hacen al tiempo hablar,
y aplaudir y festejar
su burla sobre los curas.
Y esas cosas que no dice,
pero que sí las dibuja,
hacen llorar a las brujas
detrás de sus cicatrices.
Humorista a pesar suyo,
va mas allá de la historia,
yo le canto a su memoria
con cariño y con orgullo.
Ríus para principiantes,
con todo el pueblo reunido,
yo te brindo este corrido
en nombre de los cantantes.
Adiós adiós no les digo,
porque vengo regresando,
para animar a mi amigo
a que siga dibujando.
Con mi canto te dibujo,
mientras dibujas cantando,
nunca pierdas el embrujo
de hacernos reír llorando.
L y M. Oscar Chávez / 2009
La caricatura que casi lo mata
“A mí me secuestró el Ejército, me voy desaparecido sino interviene el general Cárdenas, mis hermanos fueron a ver a Cárdenas y él habló con Díaz Ordaz y salvé la vida, pero yo a las 10 de la noche ya estaba junto a dos fosas abiertas en el Nevado de Toluca esperando que me dieran mi balaceada allí, ese fue el susto más fuerte que tuve”, contó el monero cuando Luis echeverría lo secuestró para cobrar venganza por una caricatura que hizo del presidente Díaz Ordaz.
El acoso político también fue común para el monero, teléfonos intervenidos, persecusiones policiacas, negarle venta de papel, presión hacia los impresores para que Rius cambiara de imprenta para producir su revista La Garrapata y Los Agachados, una época en la que hacer periodismo en México podría considerarse una verdadera proeza y un gran riesgo.