El día que conocí a Mr. Stan Lee

Corría el año de 1982. Yo era niño de 6 años y la fascinación por el dibujo y los superhéroes comenzaba, ya sea por las series de Tv “The Marvel Super Heroes” de 1966 y “Spiderman” de la misma época. O bien, por revistas de “Spiderman” que mi madre nos compraba a mi hermano mayor y a mi en las afueras de la clínica 2 del IMSS y que servían de consuelo por llevarnos a inyectar cuando estábamos enfermos.

Pero no fue hasta la edad de 12 años que quise conocer a las personas que los crearon y dibujaron estos personajes, fue cuando supe de estos dos grandes artistas: Jack Kirby (dibujante) y Stan Lee (escritor). Ahí empecé a seguir sus carreras y literalmente se volvieron mis héroes, comprando sus comics, buscando entrevistas en revistas y videos VHS, pero sobre todo mi gran sueño era conocerlos en persona.

Ver a Stan y Jack requería viajar a USA y para mi situación económica esto era prácticamente imposible porque el dinero se invertía en los estudios de cuatro hijos, yo era uno de ellos. Y si acaso visitaran nuestro país, jamás vendrían a Saltillo. Tenía 17 años cuando me enteré que Jack Kirby había muerto y sentí desánimo y tristeza, pero no desistí en conocer a Stan cuando estuviera lo más cerca de Saltillo.

Así pasó el tiempo, me casé y tuve un hijo, y en su crecimiento un día fuimos a ver una película de “Spiderman” donde hay un cameo de Stan Lee y le expliqué quién era Él.

Pasó mucho tiempo y un día me entero que viene a nuestro país, a la ciudad de Monterrey en noviembre de 2014. Fui de los primeros en comprar mis pases para conocerlo y cuando llegó el día estaba emocionado y decía ¿qué le pregunto?, ¿cómo lo saludo? Caray, no sé inglés ¿qué hago? Obvio quiero que sepa que soy su fan, pero,  ¿qué playera de Marvel me pongo?, ¿qué cómic me va a firmar?, ¿Quién me acompañará que sea fan? Entonces le pregunté a mi hijo: ¿Quiéres conocer a Stan? Y me dijo “sí papá” y nos fuimos a verlo. 

Era una fila muy grande, en donde jóvenes y no tan jóvenes fuimos avanzando, llegó el momento y nos toco entrar.

Y ahí estaba ese señor de edad avanzada, de tez muy blanca, muy delegado, alto, cabello gris, sus características gafas semi oscuras. Nos recibió con una sonrisa muy agradable, sencilla, mucho muy amable, y nos saludó: “Hola amigos”, nos dijo. Yo no aguanté más y lo abracé, no lo podía creer, estaba frente a Stan Lee. Me presenté y le presenté a mi hijo y le dije que soy su fan y que dibujo por su influencia, que había esperado este tiempo desde los 12 años y que lo quise compartir con mi hijo, así es que le pedí que me firmara un cómic de Marvel con una portada dibujada por mi, que sería un regalo dedicado para mi hijo.  Me sonrió y me dijo: “La mayoría de los fans me traen a firmar artículos marvel para duplicar su costo, pero muy pocos quieren dedicar la firma por que el valor es nulo, más bien es sentimental. Así que me gusta ser parte de esta relación entre tu hijo y tú”. Le dimos las gracias y nos gritó: “¡Excelsior!”.